viernes, 03 de mayo del 2024
 
Por Alfonso Villalva P.
Columna: Deseando matasellos
Deseando matasellos
2015-01-16 | 09:56:41
A la maestra de intuición, siempre.
Etelvina Pocamonta Fartmaker, nombre ficticio
por supuesto, pero que ante la realidad
abrumadora de personas reales con nombres
tan improbables como “email”, “Anivderev”,
“Usnavy”, “Cacerolo” o “Gordonia”, podría
sonar con legitimidad y prosapia en cualquier
circunstancia y lugar.
Etelvina, decía, cumple la singular función
en la vida, -e imagino yo que de por vida también-,
de despachar, atender, o administrar
la ventanilla de atención y orientación ciudadana
de una dependencia gubernamental en
la ciudad de México.
Además de otras razones que motivan al
arriba firmante a acuñar un nombre artístico
o seudónimo de brega a Etelvina, la universalidad
del nombre ficticio permite colocarla
también, como es natural en nuestras latitudes,
en la dependencia federal, municipal,
departamental o incluso de empresa de servicios
masivos de su preferencia. Me atrevería
a decir #TodasSonEtelvina. Usted, querido
lector, elija a su propia y entrañable Etelvina.
La gestión de Etelvina Pocamonta Farmaker
parece una misión cargada de misticismo
y una pincelada mayor de fanatismo
religioso. No sé si a personas como ella se les
aparece alguna suerte de emisario divino,
alado y empuñando alguna espada o tridente,
y la empoderándolas para cumplir su misión
con ceguera absoluta de distracciones y sin
posibilidad de hacer alguna excepción.
Ella tiene un instrumento sobrenatural
que articula magistralmente con unos labios
carnosos atestados de plastas semi sólidas de
colorante carmesí y una caída de sus párpados
que acentúa muy bien sus copiosas arrugas con
los polvos oscuros que portan y que parecen ser
ya parte de su piel. Así, y quizá hasta con ánimo
de buen humor podría adivinar la gracia: NO.
NO. NO. NO. Y mil veces NO.
Parece ser que esa palabra que ella utiliza
como herramienta principal de trabajo representa
aproximadamente el setenta por
ciento de su baraja lingüística, de su efectivo
vocabulario.
Es una misión sacra que imagino conlleva
el beneficio para el resto de sus compañeros
que, como ella, pululan en la oficina pública
auspiciados por el erario, hablando de futbol,
chismes sentimentales de otros compañeros
y de figuras públicas, la vida privada del jefe
y de la esposa del jefe de su jefe, en fin, revisando
obsesiva y constantemente su teléfono
inteligente.
Y digo beneficio porque, por cada NO
articulado por esa boca rellena y ostentosa,
se reduce proporcional e inmediatamente la
carga de trabajo del personal. Se aligera el
pesado destino de trabajar para desquitar el
estipendio.
Quizá Etelvina Pocamonta Fartmaker
podría alegar en su descargo que ella es hija
del sistema, que ella solamente anima al diseño
burocrático gigantesco que llegó para
dar cobijo a la gran familia mexicana que
decide libre y responsablemente “agarrar un
hueso” como método de generación de riqueza
individual. Quizá.
No importa el trámite o la urgencia, verá
usted. Por favor o sin favor. Con demanda y
exigencia ciudadana llena de energía. Con sonrisa
congelada y ojitos pispiretos. NO. NADA,
RIEN, NIET, NEIN, NIGUAS, NIMAIZ.
No se puede, es de otra dependencia, tiene
mal la dirección, su credencial de elector
es ilegible, no se parece usted al de la foto y
además sale muy mal, ni fotogénico es. Le
faltan requisitos, no llenó el formato con
tinta negra, ¿y el acta circunstanciada de la
superintendencia con el sello del subdelegado
que firma en ausencia del jefe mayor que hoy
se encuentra en gira?
La copia es en tamaño oficio y no carta,
señor, y me va a perdonar usted bastante,
pero mis funciones conllevan la garantía de
la seguridad jurídica para todo el pueblo que
confía en que yo haga un trabajo adecuado, y
esos deslices, verá, no los voy a permitir.
No sé cuánto cobrará mensualmente
Etelvina Pocamonta Fartmaker, ni mucho
menos cuántos años lo ha hecho. No sé si lo
verdaderamente rentable para ella es ocupar
esa posición estratégica desde la que también
administra una comercializadora casera que
desplaza desde medallitas de la Virgen de
Guadalupe en chapa de oro de catorce hechas
en China, tortas ahogadas legítimas con la
receta original de Guadalajara, suéteres de
Chiconcuac, pants Abercrombie, hasta llegar
a los cargadores pirata para los teléfonos inteligentes
de sus compañeros de oficio.
Etelvina, o la mujer que tiene cara de Etelvina
Pocamonta Fartmaker, que no se llama
así, pero cuyo nombre real jamás revelaré por
el miedo, el pavor que me pone la carne de
gallina de que en represalia, la siguiente vez
que el destino me lleve a realizar un trámite a la
dependencia que ella representa frontalmente
y con ostentoso cinismo, me vaya a exigir por
duplicado y su reglamentaria mica, una copia
certificada y apostillada del acta de nacimiento
de un tal Maximiliano de Habsburgo que,
para mayores señas, ella tenía colgado en una
especie de calendario obsoleto de alguna carnicería
de la zona, precisamente sobre el sitio
donde resguarda el matasellos tan anhelado
del acuse de recibo oficial que escasamente
da inicio a algún trámite ciudadano.
Twitter: @avp_a
columnasv@hotmail.com


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México