2015-02-15 | 11:38:32

Preocupación debe haber en varios po¬líticos mexicanos asociados a prácticas de corrupción. La crisis profunda en la que se encuentra el gobierno de Enrique Peña Nieto, hace que estén ávidos de focos de distracción que den oxigeno para replantearse el gobierno.

Por eso no pocos asociaron que la investigación sobre inversiones inmo¬biliarias que políticos mexicanos han realizado en Nueva York, haya tenido su origen incluso en el propio círculo presidencial.

The New York Times publicó esta se¬mana que termina su reportaje: Torres de Secretos. En éste, reveló que por ejemplo, los exgobernadores José Murat Casab y Fidel Herrera Beltrán eran propietarios de casas y/o condominios en Manhattan, considerada como una de las zonas más caras para adquirir vivienda en el mundo.

El periódico neoyorkino no cuestio¬naba la propiedad de los mexicanos, acaso quizá levantó la ceja en torno a el origen de recursos con los que alguien, podría comprar una o varias casas en la unión americana. Por eso para mu¬chos, no resultó complejo pensar que esta publicación podría servir de cortina de humo para bajar la atención de los mexicanos sobre la corrupción que priva en el gobierno de Peña Nieto.

Cierta o no esta conjetura, la realidad es que el tema llega como una bocana¬da de aire a la alicaída administración presidencial, por lo que seguramente habrá interés en, por lo menos, avivarla y hacerla crecer a más personajes o más material para tejer las marañas de co¬rrupción de los gobernadores retirados o en funciones.

Por eso no es difícil advertir que debe haber preocupación en Murat y Herre¬ra Beltrán y otros tantos que se sientan aludidos, pues independientemente de las suspicacias, es definitivo que son un blanco perfecto para convertirse en chivos expiatorios de la administración federal.

Es muy posible que en los próximos días se vengan en cascada más publica¬ciones en torno a las empresas fachada que The New York Times les adjudicó, como parte de sus métodos para hacerse de propiedades en Estados Unidos.

Eso aunado a otro escándalo que también se coloca como ventana de escape para los peñistas, en torno a los mexicanos que podrían haber evadido impuestos depositando sus fortunas en bancos suizos de HSBC.
Por lo que parece ser, entonces estaría¬mos asistiendo a la estrategia de combatir lodo con lodo, quizá con la esperanza que con el tiempo, ese lodo se seque y sólo baste una sacudida para verlo caer y desmoronarse de las ropas.

Eso obviamente para los intereses del presidente, puede no ser suficiente para salvar la elección federal que se avecina en un par de meses aproximadamen¬te, pues los candidatos de su partido arrancarán con un terrible lastre, pues antaño, la figura presidencial solía ser un imán que arrastraba los votos, pero hoy definitivamente pasó a convertirse en un pesado yugo.

Sin embargo dado el contexto tan devaluado de la imagen de la adminis¬tración, aplicarán la frase de lo perdido lo que aparezca. Ya habrá tiempo para sortear si así es el caso, un Congreso de oposición, de lo que se trata por lo pronto es de salvar el pellejo.

De entrada en el caso de Murat y He¬rrera Beltrán, los priístas pierden a dos operadores políticos eficaces dentro de sus estados (Oaxaca y Veracruz), pues es¬ta publicación fue un golpe contundente a la imagen pública que poseen, de por sí ya minada por su reputación.

En este escenario, se complica mucho más el panorama para el PRI en Veracruz, pues a estos escándalos, habrá que sumar el desprestigio personal de la mayoría de sus precandidatos, cuya trayectoria los hace seguros perdedores, hasta de una elección de jefatura de manzana.
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