sábado, 04 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Hay que apechugar
2015-02-20 | 11:45:23
Nací en la antigua calle de Santiago, que ahora
lleva el nombre de Victoriano Cepeda, aquel
profesor de matemáticas que dejó el aula para
ir a combatir a los franceses. A unos cuantos
pasos de la casa de mis padres empieza el
barrio más populoso y popular de mi ciudad:
el Ojo de Agua.
Ahí f luye todavía, después de siglos, el
pequeño manantial que dio su nombre a
Saltillo. Ese antañón barrio ha sido cantera
de personajes de mucho genio e ingenio. Del
Ojo de Agua fue el tío Camacho, juez pedáneo.
Una mujer de no muy buena fama compareció
ante él y se quejó de haber sido forzada.
El tío le tomó declaración, y luego le tendió
el tintero para que mojara en él la pluma y la
firmara. Pero cuando la casquivana fémina
iba a hacer eso el tío le movió el tintero de
repente, y dos veces más después, con lo que
la quejosa no pudo acertar a meter la pluma.
Sentenció el sabio juzgador: “Si hubieras hecho
tú lo mismo nada te habría pasado, Vete y no
peques más”.
Del barrio del Ojo de Agua era también
Francisco Gámez Cardona, maestre de matachines,
o sea danzantes, cazador y vendedor
de pájaros, y en tal carácter, según decía su
tarjeta de presentación, Secretario General del
Sindicato Nacional de Captores y Expendedores
de Aves Canoras, de Ornato y Similares
de la República Mexicana.
Igualmente nació en el Ojo de Agua, y vivió
ahí, Otilio “El Zurdo” Galván, gran boxeador
que ostentó el título nacional de peso mosca.
En la división de los plumas le propinó una
paliza de órdago a José “El Toluco” López en
una pelea trepidante que se llevó a cabo en la
plaza de toros Armillita, de Saltillo. El fuerte
peleador mexiquense ya no salió de su esquina
al sonar la campana para el quinto round.
Los entusiastas seguidores del Zurdito lo
llevaron en hombros desde el coso hasta su
casa, distante más de dos kilómetros, los dos
muy cuesta arriba. Vecino del Ojo de Agua
fue también don Perfecto Delgado, hombre
muy gordo, famoso panadero y líder. Decía él
hablando de sí mismo: “Soy una contradicción
viviente: ni soy perfecto ni soy delgado,
y aunque soy del PRI vivo del pan”.
Sucedió que ese partido designó como candidato
a alcalde de Saltillo a un cierto político
de la localidad. El ungido se alegró tanto que
agarró una tremenda papalina en el Jockey
Club, cantina de postín situada frente a la
Plaza de Armas. La banda de música estaba
tocando ahí su acostumbrada serenata de
los jueves.
Poseído por los espíritus del vino y la política
-quién sabe cuál de los dos emborrache
más- el candidato ordenó a los músicos que
lo siguieran, y con ellos y sus compañeros
de parranda entró en el Casino de Saltillo al
ritmo de un airoso pasodoble. Los señorones
de aquel exclusivísimo centro social ardieron
en ignífero furor.
Al día siguiente se apersonaron ante el
gobernador y le exigieron que le quitara la
candidatura a aquel patán. El gobernante
se plegó a la demanda de los notables y ahí
mismo nombró otro candidato. Sucedió que
en ese momento se llevaba a cabo un mitin.
Perfecto Delgado, el orador principal, estaba
haciendo el elogio del primer designado.
“Es hombro honesto -dijo-. Muy pocas veces
ha sido acusado de robar”. Alguien le pasó
una tarjetita en la cual se le daba a conocer
la defenestración del desdichado y el nombre
de quien lo iba a sustituir.
No se turbó nada don Perfecto. Sin perder
el compas de su peroración dijo a la gente:
“¿Ya ven lo bueno que es ese candidato? ¡Pos
tenemos otro mejor!”. Y anunció al nuevo.
Ahora las cúpulas del PRI están muy preocupadas
por el caso de Nuevo León. Dieron
por seguro que el PAN postularía a una mujer
como candidata a la gubernatura, y designaron
a Ivonne Álvarez como su candidata.
Pero los panistas dieron una sorpresa, y el
candidato blanquiazul resultó ser Felipe de
Jesús Cantú, un político de prestigio y con
mucha simpatía en el estado.
Ante esa nueva circunstancia se antoja muy
difícil que el PRI haga un cambio de última
hora, que además se vería muy mal. Ya no
pueden decir los priistas lo mismo que don
Perfecto Delgado dijo en su momento.
Tendrán que apechugar y poner en ejercicio
todos sus recursos electorales y electoreros
para sacar adelante a su candidata, ahora en
posición de desventaja, no por su condición
de mujer, sino por no igualar en imagen al
candidato panista. Ya se ve que la política
es algo que se aprende en cien lecciones, y las lecciones se dan una cada seis años. FIN.


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