Por Rafael Arias
Columna: Sucesión, ¿centralismo o feudoralismo?
Sucesión, ¿centralismo o feudoralismo?
2015-03-09 |
10:06:37
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Dónde y quienes tomarán las decisiones
que reducirán el número de aspirantes
y suspirantes a unos cuantos
candidatos o candidatas al gobierno de
Veracruz. ¿Allá o acá? ¿En el DF y concretamente
en los pinos, o en la aldea?
¿Qué interacción dominará?
Ubicar la fuente determinante de
estas importantes decisiones, ayuda a
describir y comprender políticos, intereses
en juego, etapas del proceso y
consecuencias de la sucesión.
Eso, sin dejar de señalar e insistir que
lo importante es que piensan y deciden
las y los veracruzanos que tendrán que
soportar y padecer, tanto decisiones
equivocadas como malos o peores
responsables de gobernar; al decidir
asegurar o perder, la consecución de
logros y avances que permitan atender
múltiples necesidades, inconformidades
y reclamos de la población que es, a fin
de cuentas, parte de lo prioritario.
Nadar de a muertito
La cuestión entonces, es considerar y
prever cómo participar en el transformado
escenario de la SUCESIÓN EN
VERACRUZ.
Esto es, hay que tener presentes condiciones
y consecuencias del retorno del
PRI al poder presidencial. Con virtudes
y defectos en cada caso, una cosa es el
PAN en “los pinos” y otra el PRI. Hay y
habrá centralismo.
Y solo para dejar apuntado brevemente,
también hay que señalar que desde
otra perspectiva, lo que padecemos y
padeceremos los mexicanos, todavía
por mucho tiempo, serán más episodios
de la lucha de dos conocidos males de la
política en nuestro país: el centralismo
y el feudoralismo.
Así, no extraña que un exgobernador,
ahora al frente del gobierno federal
recurra a un sinnúmero de medidas y
acciones centralistas, que afectan el
débil y exiguo, pero todavía añorado
federalismo en México.
Y también, no deben extrañar manifestaciones
de reconocimiento y apoyo
a las medidas presidenciales, centralistas
o no, cuando en la vida cotidiana
aparecen y se repiten las innumerables
muestras de incapacidad, abuso, ineficiencia,
delincuencia e impunidad
que han caracterizado y caracterizan
al ámbito de los gobiernos estatales y
municipales.
Excepciones aparte, que aunque usted
no lo crea, las hay por el sinnúmero
de pruebas en todo el país, se puede
asegurar que Estados y Municipios padecen
malos y peores gobiernos que han
caracterizado al FEUDORALISMO o
abuso de poder en el ámbito local, como
una de sus expresiones más conocida y
padecida.
Incuestionablemente, muchas acciones
centralistas encaminadas a combatirlo
y erradicarlo, han encontrado de
sobra justificaciones, razones, sustento
o simples pretextos para hacerlo.
Innumerables y lamentables historias
de gobernadores, presidentes municipales
y funcionarios locales han sido,
son acusados y señalados por la bien
ganada pública de ineptos y corruptos,
ineficientes y delincuentes.
Los menos sometidos a procesos
judiciales; los menos de los menos, castigados;
y la mayoría protegidos, hasta
hoy, por la impunidad. Hasta que otra
justicia, con frecuencia la norteamericana,
en escandalosos casos, los encuera,
exhibe y hasta persigue.
Por lo pronto, entre muchas de las
señales de la presencia de un renovado
centralismo, que desde luego hay que
detener y controlar, habría que poner
atención en lo dicho y hecho recientemente,
con relación a inseguridad,
violencia y delincuencia que viven y
enfrentan los mexicanos.
Nadar entre muertitos
Lamentable no identificar y reconocer,
lo poco o mucho, que intenta hacerse
bien. Peor que trascienda ausencia de
gobernadores, por conveniencia, descuido
o comodidad, en temas urgentes y
prioritarios, como los miles de muertos.
Foto, declaración y boletín intrascendentes
y simuladores, más cuando
simplemente no contribuyen a un esfuerzo
que, desde sus orígenes, exige
participación y coordinación efectivas
de todos.
No lo mando a decir. En reciente
reunión nacional de gobernadores, el
presidente Peña Nieto expreso, entre
otras cosas:
“… Es fundamental que todos los órdenes
de gobierno trabajemos de forma
conjunta y que jalemos parejo… No cabe
hacer excepciones, no cabe ‘nadar de
muertito’, evadir la responsabilidad…
Privilegiando el diálogo, el acercamiento
con quienes disienten, con quienes tienen
diferencias y demandas que enarbolar,
pero, lo más importante, es que
nadie quede exceptuado de la aplicación
de la ley. No caben acuerdos ni caben
negociaciones que sean para exceptuarse
o substraerse de la aplicación de la ley”.
Evitar nadar de a muertito y entre
muertitos. Imprescindible y urgente,
gobernar al gobierno.
*Academico.IIESESUV@
RafaelAriasH
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