2015-03-19 | 21:21:38

@magzamu

Las promesas en el penúltimo año de gobierno, se dice, son muy generosas y así es como políticos han aceptado los cargos públicos casi al final de la administración pública y con una escases financiera muy notoria, de ahí la explicación de que un personaje como Tomas Ruiz llegara a la Secretaría de Infraestructura y Obras Publicas (SIOP) a pesar de situaciones adversas y lo mismo ocurrió con Antonio Gómez Pelegrin para que asintiera llegar a la dependencia más atropellada de esta administración, es decir a SEFIPLAN.

Tomas Ruiz, acostumbrado a volar alto y a los buenos cargos públicos, pareciera de pronto, regreso por la puerta de atrás, tras su abandonó a la entidad porque supuestamente sería incluido en el gabinete de Enrique Peña Nieto; la respuesta no era hallada por muchos políticos veracruzanos, pero luego llegó la justificación, cuando se supo que recibió la promesa del ejecutivo de convertirlo en el candidato al gobierno de Veracruz por dos años.

Para muchos podría sonar a chiste, pero no para un personaje como él que sabe de su nivel y que ahora pareciera en decadencia al aceptar una secretaria en el último tramo del Gobierno de Javier Duarte de Ochoa; Tomas sabe que ahí no hay mucho que ganar, pero la promesa a corto plazo dicen, le fue muy tentadora y entonces acepto el compromiso.

A Gómez Pelegrin, el cargo le pareció majestuoso y le fue pintado un escenario color de rosa para que aceptara, pero además considerando que él nunca antes tuvo una representación en el estado de ese nivel, fue más factible para el ejecutivo convencerle de la importancia que revestiría para su trayectoria el cargo de Secretario de Finanzas de la entidad Veracruzana, además de los compromisos asumidos con el ex colaborador y hombre cercano al extinto maestro Juan Maldonado Pereda.

Ambos personajes, tienen en sus manos, uno de los papeles más difíciles y es que estos dos años serán definitivos para crecer o definitivamente cavar su muerte política, ya que en el área de finanzas y de obras públicas, las cuentas al final serán rendidas por ellos y es ahí donde los recursos están escasos, producto de los errores del pasado y de los permanentes desvíos de recursos federales.

Ayer el Gobernador Javier Duarte de Ochoa hablo una vez más de la trillada reingeniería y explicó que aunque anunció un ajuste en los presupuestos y una reingeniería de su administración, no se tocará “un peso” para inversión en nueva infraestructura.

En la presentación del Programa estatal de infraestructura 2015, justificó lo que ocurre en la entidad derivado de las condiciones económicas que imperan a nivel internacional y nacional, de ahí que su administración este ajustando sus presupuestos a efecto de ser más eficientes.

En Tuxpan, Duarte de Ochoa dijo que el “Programa estatal de infraestructura 2015”, es para Veracruz el de mayor trascendencia y el más ambicioso, al lograrse una inversión conjunta de más de 11 mil 200 millones de pesos ¡eso es lo que dijo, habrá que ver los hechos!
Lo mismo ocurrió cuando le tomó protesta a Gerardo Buganza en la recién creada SIOP, ahí anunció que el 2014 sería el año de la obra pública y nada ocurrió, al día de hoy sigue siendo escasa, casi nula.

Entre las promesas el ejecutivo expresó que dichas inversiones se ejercerán desde Pánuco hasta Las Choapas y servirán para “anclar” mayores capitales privados que generen empleos e ingresos familiares.

Son inversiones que generarán mayor productividad, competitividad y desarrollo económico regional, anunció. ¡Así las cosas en un Veracruz colapsado y con grandes promesas de crecimiento y desarrollo en el último tramo del gobierno de Javier Duarte!