sábado, 04 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
‘Yo soy #yo’
2015-03-20 | 09:45:04
Suspiraba don Feblicio: “Mi vida sexual ya
no fue la misma desde que me cayó en la
entrepierna aquel líquido ablandador de
carne”...
La joven casada dio a luz una nenita.
Le dijo a su marido, terminante: “La niña
se llamará Eufrosina, como mi mamá”. A
él no le gustó ese nombre para su hija, y
rápidamente ideó una estratagema para
evitar que fuera bautizada así. “¡Fantástico!
-exclamó con simulado júbilo-. ¡Así se llamaba
mi primera novia!”. Replicó, mohína,
la muchacha: “Entonces se llamará Lupita,
como tu mamá”...
Doña Taisia le informó a su esposo: “Tu
amigo Libidiano me pidió que me vaya con él
y te olvide para siempre”. “¡Qué barbaridad!
-exclamó el marido, consternado-. Y ¿qué le
contestaste?”. Declaró doña Taisia: “Le dije
que no, claro. Que por lo menos en Navidad
te mandaré una tarjeta”...
El doctor Ken Hosanna envió urgentemente
al hospital a todos los pacientes que
lo consultaron ese día. No fue sino hasta en
la noche cuando descubrió que se le había
metido una mosca en el estetoscopio.
Panoplia de Altopedo, dama de sociedad,
estaba tan orgullosa de su coche europeo
que no lo lavaba: lo mandaba a la tintorería.
Uglicia accedió por fin a darle la llave de
su departamento al hombre que le rogaba
que se la diera. Sólo que se la pedía no para
entrar, sino para salir...
Doña Macalota fue al teatro con su hija
Gurrumina, soltera y con poca suerte en
el amor. En medio de la representación la
madre gritó de pronto: “¿Hay un médico
en la sala?”. Un hombre joven que estaba
cerca se puso en pie y dijo: “Yo soy médico”.
Le preguntó con sonrisa sugestiva doña
Macalota: “¿No le gustaría salir con esta
linda chica?”...
Debo ser un ente raro. Veo por todos lados
en la red cosas como éstas: “Yo soy #132”.
“Yo soy #Carmen”. “Yo soy #43”. Y resulta
que yo no soy nada. Lo único que podría
poner sería: “Yo soy #yo”. Lejos estoy de ser
misántropo. Amo a mi prójimo, y ni siquiera,
como hacen algunos, me reservo el derecho
de decir quién es mi prójimo y quién no. Pero
carezco de espíritu gregario. Jamás, hasta
donde recuerdo, he sido de los suscritos que
abajo firman al calce de este escrito al pie.
Tengo firmes convicciones -aunque reconozco
que periódicamente las cambio-,
pero no me gusta ir por ahí esgrimiéndolas
como bandera. En tiempos de mi primera
juventud fui designado portaestandarte de
una cofradía religiosa, mas renuncié al cargo
cuando después de cinco años descubrí que
la piadosa asociación no tenía estandarte.
Esa temprana decepción me hizo desconfiar
para siempre de los grupos, y me
llevó a militar en el individualismo. No soy
lobo estepario, no. Eso sería demasiado lujo
para mí, que no llego ni a coyote del desierto.
Llevo en mí el sentido de la solidaridad, y
si se ofrece puedo formar parte de un coro;
pero me siento mejor cantando mi propia
canción, aunque la melodía sea pobre y
desafine yo al cantarla.
No me pidan entonces que firme manifiestos
o proclamas. Los artículos que
escribo cada día son mis proclamas y mis
manifiestos. Lo digo porque con frecuencia
llegan a mi correo mensajes en los que se
me pide mi firma para añadirla a las de
ilustres personajes que protestan por esto
o por aquello.
Con pena y todo declino firmar esos escritos.
Mis inconformidades yo las pongo
aquí, lo mismo que mis conformidades. Me
honraría mucho formar parte del equipo
de los abajo firmantes, y más porque casi
siempre son los mismos, y forman una
especie de familia. Yo soy un modestísimo
francotirador.
Prefiero equivocarme solo que acertar
acompañado. Al baño, al amor y a la muerte
se va solo, y lo mismo, creo, se debe hacer
en tratándose de la expresión de las ideas.
Me disculpo, pues, por no poner mi rúbrica
en los manifiestos que se me envían para
que los firme.
No lo hago por díscolo, sino para no perderme
en una lista de nombres todos más
conocidos que el mío, y más brillantes. Si
quieren puedo poner un chiste en las proclamas,
pero como aportación anónima. No
me hagan, pues, ser de los abajo firmantes.
Yo soy el que arriba firma, solo y su alma.
Con eso estoy contento.
Pepito y Juanilito descubrieron en la tele
un canal porno. Le dijo Pepito a su amigo
sin despegar la vista del televisor: “No sé tú,
pero a mí ya no me interesan las caricaturas”.
FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
John Dee tenía en su biblioteca
los libros sagrados de las distintas
religiones.
Una mañana fue al bosque. Los rayos
del sol ponían su luz en las hojas
de los árboles y hacían que las gotas
de rocío esplendieran como joyas rutilantes.
Entre la hierba asomaban sus pétalos
las flores, tan bellas que el filósofo
tuvo miedo de pisarlas, pues eso habría
sido pisotear la vida.
Se oía el canto de las aves y la música
del agua que bajaba por entre las peñas.
Pasó, fugaz aparición, una cierva con
su cervatillo...
John Dee miró todo eso y dijo para
sí:
-Regalaré al convento mis libros
sagrados. La naturaleza es el más
sagrado de los libros.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“...Un hombre metió a su mujer en
una maleta para poder internarla en
Francia...”.
Se sintió muy infeliz
-declaró con desconciertoporque
los del aeropuerto
no perdieron el veliz.


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México