2015-03-21 | 08:24:34

El simple hecho de no encajar en sus estrechos cánones éticos o estéticos podía causarte problemas. El miedo estaba instalado en nuestras vidas. Miguel Ríos
Emilio Rabasa Gamboa, embajador permanente de México ante la Organización de Estados Americanos (OEA), fue recibido a la entrada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por manifestantes que gritaban a todo volumen “asesinos, corruptos”, entre otras consignas relacionadas a la desaparición forzada de los 43 estudiantes en Ayotzinapa, Guerrero. Cabe hacer notar que el embajador tiene una sensibilidad especial, algo no común en las actuales autoridades mexicanas, y apuntó que se recibían estos reclamos, que “lejos de estimarlo como un acto de agresión, al contrario, entendemos su ánimo, su posición”. Pero lo cierto es que en el extranjero las palabras “asesinos, y corruptos” indilgadas al gobierno actual, sobretodo esta última, son el “sello de la casa”. Y por si fuera poco, surge un nuevo escándalo de corrupción publicado en España, que involucra a uno de los coordinadores de campaña del presidente Enrique Peña Nieto, con depósitos en euros que dejan muchas preguntas. Y aún más, si el problema es con el mal manejo mediático, éste se complica con el caso de Carmen Aristegui. Es inevitable que su situación no esté estrechamente vinculada a los escándalos de la administración de Peña Nieto o del PRI, ya que es en su programa en donde se han expuesto las notas más vergonzosas, de alcance internacional. Por tal motivo la pregunta de la que muchos quieren saber la respuesta es: ¿se trata de un asunto laboral o un caso de coartar la libertad de expresión? Lo cierto es que con este conflicto se cierra, suponiendo que este sea el final, un espacio informativo necesario para el equilibrio de fuerzas y para el desarrollo democrático. Algo que a México no le conviene. Que no se resuelve dándole a Carmen Aristegui los micrófonos en Radio UAM, o en donde usted quiera, si no es junto a su equipo de trabajo. Para de The Economist, prestigiada revista británica el trabajo de Aristegui la convierte en la antítesis del sistema, al revelar entre muchas situaciones incómodas, la adquisición de la casa blanca al grupo Higa por la esposa del presidente, Angélica Rivera. Este asunto que no quedó aclarado, que no contesta de dónde salió tanto dinero, si se pagaron los impuestos, etcétera, al igual que la desaparición de los 43 estudiantes, deja muchas preguntas sin contestar, que nutren la pira incendiaria en contra del presidente particularmente. Para colmo surgen más vínculos entre el gobierno y MVS que aumentan la incredulidad en la no intervención del gobierno para quitar a Carmen. Primero la llegada de Eduardo Sánchez a la dirección de Comunicación Social de Presidencia, unos días antes de que se diera este conflicto. Eduardo Sánchez fue exabogado de MVS, por lo que tiene acceso a la familia Vargas que es la dueña de la empresa. Ayer Andrés Chao Ebergenyi es nombrado subsecretario de Normatividad de Medios, de la Secretaría de Gobernación a cargo de Miguel Ángel Osorio Chong. Andrés Chao es hermano de Felipe Chao, vicepresidente de Relaciones Institucionales, nada más y nada menos, de MVS. El riesgo es muy grande si se pierde este espacio informativo, no por el hecho de dejar de escuchar la crítica fina de Carmen Aristegui, o el minucioso trabajo de sus colaboradores. El riesgo radica en que todo indica que hay una censura embozada, silente en contra de la libertad de expresión. El riesgo radica en que el poder político calle, como lo a hecho, a esta y a otras voces discrepantes. Que presione a los dueños de los medios para imponer una línea editorial, esto no lo puede negar MVS. Está en riesgo que los mexicanos perdamos información diferente, que se ganó su lugar por ser profesional y valiente. Los empresarios tienen derecho a creer, a tener su filiación partidista, política, religiosa, etc.…, pero no a dejar ser manipulados o chantajeados. Recordemos que el panista Javier Lozano, entonces secretario del Trabajo con Felipe Calderón, amenazó a esta empresa, no muy sutilmente: “si recontratas a Aristegui, a tu proyecto se lo lleva la chingada”. Y por la forma en que se dio este desaguisado, todo indica en que hay interés y poder político detrás, y que no es para bien de México, ya que pregona la censura.
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