sábado, 04 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Del uno al diez
2015-03-22 | 12:10:29
La esposa de don Cucoldo le dijo a su marido que por algunos días no harían el amor, pues se sentía indispuesta. Llamó el señor al médico de la familia a fin de que examinara a su mujer. Al terminar la revisión don Cucoldo entró en el cuarto. “Doctor -le preguntó al galeno- ¿cuánto tiempo deberé esperar antes de volver a tener sexo con mi esposa?”. “¡Qué coincidencia! -respondió el facultativo alegremente-. ¡Lo mismo le acabo yo de preguntar!”.

Frase poco célebre: “Es cierto: el dinero no compra la felicidad. Pero es más cómodo llorar en un Lamborghini que en una bicicleta”.

Pepito le preguntó al padre Arsilio: “Señor cura: cuando un cura cura con mucha cura a un cura que necesita cura, el cura a quien el cura cura con cura ¿se cura de que el cura que lo cura sea un buen cura?”. El bondadoso sacerdote se rascó la cabeza y contestó: “Hijo, creo que esa pregunta mejor se la haces al señor obispo”.

Comentó Inocencia, cándida mujer: “Creo que mi marido me engaña”. Una amiga quiso saber: “¿Por qué supones eso?”. Declaró Inocencia: “Tuve un hijo, y no se parece nada a él”.

En la peluquería el fígaro le propuso al cliente: “¿Le pongo champú al huevo?”. Respondió el sujeto: “A ninguno de los dos”.

Dulcilí, muchacha ingenua, subió al coche de su galán y vio un colchón en el asiento trasero del automóvil. Le preguntó, nerviosa, al tipo: “Dime sinceramente, Afrodisio: ¿cuáles son tus intenciones?”.

Doña Fecundina y su esposo Generino fueron con el doctor. Ella le dijo que tenían ya 14 hijos, y sin embargo su marido no dejaba de asediarla con sus eróticos rijos de verraco. ¿Podía la ciencia médica hacer algo para quitarle a su cónyuge aquella irrefrenable cachondez?

El médico llamó a su enfermera y le pidió: “Tráigame un martillo, y luego unas tijeras”. “Doctor -se asustó doña Fecundi-na-, ¿qué va usted a hacerle a mi marido?”. Contestó el médico: “Lo voy a examinar, señora. Pero el cierre de mi maletín está atorado, y necesito abrirlo para sacar los instrumentos”.

El papá de Rosilita invitó a su jefe, don Algón, a cenar en su casa. En el curso de la cena la pequeña se dirigió al ejecutivo: “Mi papi dice que es usted un hombre que se hizo a sí mismo”. Don Algón y el papá de la niña sonrieron complacidos. Dijo el jefe: “Así es, linda. Yo me hice a mí mismo”. Preguntó entonces Rosilita: “¿Y por qué se hizo tan feo?”.

Alguien inquirió en el teléfono: “¿A qué horas empieza la conferencia sobre administración correcta del tiempo?”. Respondió el encargado: “Entre las 4 y las 6 de la tarde”.

Los escoceses, ya se sabe, tienen fama de ahorrativos. Unos casados fueron al cine en Glasgow, y llevaron consigo a su bebé de brazos. El boletero les advirtió que si el pequeño lloraba tendrían que abandonar la sala, en cuyo caso se les devolvería el dinero de la entrada. A media función el escocés le preguntó a su esposa: “¿Te está gustando la película?”. Respondió ella: “No. Está muy aburrida”. Dijo el hombre: “A mí tampoco me está gustando. Pellizca al niño”.

La hermana de Pepito se hallaba con su novio en la sala. Habían apagado la luz, y al amparo de la ardiente oscuridad estaban entregados a voluptuosos escarceos prenupciales. En eso un haz de luz iluminó la escena. Los tórtolos se separaron apresuradamente. Ella se bajó la falda y se abotonó la blusa; él -me da pena decirlo- se subió el zipper del pantalón. Aquel revelador haz provenía de una lámpara de mano cuya luz dirigió Pepito desde la escalera a los enamorados.

El precoz chiquillo le dijo al novio: “Compré la linterna con los 100 pesos que me diste anoche para que no les dijera a mis papás que los vi besándose. Ahora necesito mil para unos tenis”.

En la biblioteca pública Babalucas y su amigo charlaban en voz alta. Se acercó a ellos la bibliotecaria y les dijo: “Guarden silencio, por favor. Los que están cerca se quejan de que no pueden leer”. “¿No pueden leer? -replicó Babalucas-. ¿Y entonces qué chingaos están haciendo en una biblioteca?”.

Diez cosas que los hombres saben acerca de las mujeres: 1... 2… 3… 4… 5… 6… 7… 8… 9… 10, tienen tetas. FIN.


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