lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Gaudencio García
Columna: Plana Mayor
Esclarecimiento del plagio, un triunfo
2015-04-04 | 09:27:02
Desde principios del año 2015 el gobierno de Javier Duarte ha estado sujeto a una fuerte presión interna y externa, debido a los miasmas que heredó de su protector y maestro Fidel Herrera. El lastre ha originado que releve a cinco secretarios de despacho de la Sefiplan, entre otros males endémicos que no ha podido curar de raíz el quid financiero.
El gobierno duartista ha caminado sobre campo minado, pero ha sabido capotear los vendavales políticos que al pasar en el último trecho de su gobierno intentan cobrarle facturas y agravios los grupos resentidos que se originaron a principios de 2010. ¿Se acuerdan? ¿Hubo incumplimiento de acuerdos o pactos? ¿Quién sabe, el único que sabe cómo están los avatares es el propio Javier Duarte?
Pero, no todo es negro en Veracruz, o más bien no todo es de negros nubarrones o malos presagios. Uno de sus hombres incondicionales, Luis Ángel Bravo Fernández, Fiscal General del Estado, acaba de dar un hitazo con el esclarecimiento oportuno del secuestro de una madre y su hijo menor en el sur de Veracruz, que mereció el elogio del zar de antisecuestros en el país, Renato Sales Heredia.
Ubicado en el vértice de la crítica nacional y de los inquisidores locales que están en desacuerdo por su forma sui generis de gobernar, la administración de Javier Duarte obtuvo oro molido con la acción de su subalterno, que representa una bocanada de oxígeno puro para legitimar su cuestionada estrategia para descabezar a las células atomizadas del crimen organizado.
El rescate de una madre y pequeño hijo que habían sido plagiados el pasado 24 de marzo en Cosoleacaque, por los muchachos de la Unidad de Antisecuestros de la FGE el lunes 30 de marzo, el gobernador JDO no sólo se ganó el reconocimiento del zar antisecuestros en el país sino que tuvo la oportunidad de explayar los pormenores de la agenda estatal.
“Nos hemos preparado, y hoy respondemos con estrategias y resultados en contra el fenómeno delictivo”, le comentó a Renato Sales. En Veracruz estamos preparados para combatir a los delincuentes; “no hay, ni habrá, espacio para la impunidad, a quien secuestre aquí lo vamos a detener y va a purgar una pena”, hizo hincapié en un comunicado oficial.

El clérigo Polo y su singular humildad
La jerarquía eclesiástica veracruzana es sujeta al escrutinio público, como cualquier actor que forma parte de la sociedad democrática, integrante del Estado mexicano. Los integrantes del clero católico, como predica el papa Francisco, tienen la obligación de ejercer el ministerio, de acuerdo con “los votos públicos” que establece el Código de Derecho Canónico.
Una antítesis de ello, lo representa el arzobispo de la arquidiócesis de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, antecesor de Sergio Obeso Rivera. Ni profesa la pobreza –no en el sentido literal—, a lo que el Papa de origen argentino ha depuesto a un arzobispo en Europa que vivía en la opulencia y conminó a otra figura clerical en Argentina a deshacerse de su automóvil BMW último modelo.
Acá, el arzobispo Hipólito Reyes, en el ámbito terrenal, es proclive a las candidaturas a diputados federales del PRI, como es el caso especial del exsecretario de Gobierno, Érick Lagos Hernández. Hay pruebas de sus testimonios en las hemerotecas. Es parcial como máxima autoridad católica, porque él y su cofradía ocultó y nunca permitió que compareciera ante la justicia civil el sacerdote Rafael Muñiz López (a) “Lobo Siberiano”, acusado de distribución pornográfica infantil por la Procuraduría el Distrito Federal.
El guía espiritual del clero veracruzano ha desviado “los votos públicos”, que se comprometió respetar cuando fue ordenado como sacerdote. Pesa sobre su cabeza una deuda que dejó pendiente por esclarecer su antecesor Sergio Obeso Rivera, la decapitación de la secretaria del Curato de la iglesia de Acatlán, ocurrido en 2003.
Por cierto, monseñor Polo Reyes salió ileso del accidente automovilístico que sufrió este martes 31 en el tramo de Santa Fe y Paso del Toro, cuando se dirigía acompañado de dos monjas a San Andrés Tuxtla para oficiar en Semana Santa. El clérigo viajaba en una camioneta tipo Pathfinder. La monja Elvira, quien recibió algunos golpes en la cabeza, se encuentra internada en un centro hospitalario de Xalapa. Comentarios a gaugar@gmail.com o ggaudencio@yahoo.com.mx
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