2015-04-06 | 09:48:50

“Antes de la recompensa debe haber trabajo. Se planta antes de cosechar. Se siembran lágrimas antes de recoger alegría”.
Ralph Ransom


Hasta hace algunas semanas era desconocida, pero la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social de los Jornaleros está asumiendo hoy un papel protagónico en San Quintín, en el municipio bajacaliforniano de Ensenada.

La estrategia ha sido eminentemente política. La Alianza ha sostenido que los salarios de los jornaleros son bajos (cierto), que se encuentran por debajo del mínimo (falso), que los trabajadores no tienen prestaciones de ley (parcialmente cierto) y que los trabajadores son contratados con engaños (falso). A pesar de que la Alianza tiene un número pequeño de adherentes, ha logrado rebasar en los medios de comunicación a los sindicatos priístas (CTM, CROC y CROM) titulares de los contratos de las granjas.

Entre 30 mil y 80 mil jornaleros trabajan cada temporada en las cosechas de San Quintín. La mayoría provienen de Oaxaca. Los sueldos en San Quintín oscilan entre 110 y 130 pesos al día, el doble del mínimo, pero están lejos de los sueldos que pagan las maquiladoras de Tijuana, las cuales se llevan a los trabajadores locales que cuentan con mejor preparación. El trabajo en el campo es duro y las temperaturas altas.

Miles de oaxaqueños vienen todos los años a Baja California a levantar cosechas. No llegan con engaños. Conocen la dureza del trabajo, pero la prefieren a quedarse en Oaxaca donde no hay empleos. Algunos permanecen en Baja California. Si un sueldo del doble del salario mínimo parece bajo en San Quintín, en Oaxaca los campesinos trabajan sin sueldo en los predios ejidales y comunales.

Muchos de los jornaleros están sindicalizados. La CTM, la CROC y la CROM tienen contratos que abarcan a unos 18 mil trabajadores. Estos empleos sí cuentan con seguro en el IMSS. La Alianza --que organizó el paro iniciado el 17 de marzo y bloqueó la carretera Transpeninsular el 18 de marzo-- no tiene representación formal como sindicato en ninguna de las granjas, pero ha recibido el respaldo de la CNTE oaxaqueña y de políticos nacionales como Gerardo Fernández Noroña.

Aunque la mayoría de los jornaleros están trabajando, la Alianza ha generado una gran atención a su paro en el que participan unos 2 mil jornaleros. El bloqueo de la Transpeninsular fue realizado por unos 500 activistas, pero la decisión de las autoridades estatales de liberar la vía por la fuerza generó los encabezados nacionales e internacionales que la Alianza buscaba. Lo mismo ha ocurrido con las protestas frente a empresas internacionales, especialmente Driscoll’s de Oxnard, California, principal importadora de productos de San Quintín a Estados Unidos. Sólo un centenar se manifestaron este fin de semana frente a la empresa estadounidense, pero la organización tuvo una amplia cobertura informativa.

La Alianza ha conseguido que se preste atención al trabajo agrícola en Baja California. Esto es positivo. Las autoridades harían bien en examinar las condiciones en que se labora en el campo, pero no sólo en San Quintín sino también en otros lugares del país, incluido Oaxaca.

Paradójicamente, el activismo político de organizaciones como la Alianza ha hecho casi imposible la inversión privada en Oaxaca. Ésta es la razón de que los jornaleros tengan que buscar empleo en Baja California. Terrible sería que este mismo activismo acabara con el trabajo agrícola en San Quintín. Una solución real sería abrir en Oaxaca los campos a la inversión privada y consolidar los predios ejidales y comunales para lograr una mayor productividad. Esto generaría empleos para jornaleros en Oaxaca e impediría que tuvieran que emigrar para sobrevivir.

Ocultar información
El gobierno del Distrito Federal arrendó los trenes de la fallida Línea 12 del Metro con 18 mil millones de pesos de dinero público. Pero las autoridades han reservado la información sobre los contratos hasta el 2020. Realmente es una acción inaceptable.
Twitter: @SergioSarmiento