sábado, 18 de mayo del 2024
 
Por Fernando Vázquez Rigada
Columna: El país de Godot
El país de Godot
2015-04-13 | 09:34:45
El Coronel espera. Peleó la guerra de mil
días. Sabe que su pobreza sólo puede ser remediada
por el reconocimiento a su mérito.
La esperanza lo mueve a esperar una carta
que no llegará, anunciando su salvación.
García Márquez retrata el huracán de anhelo
que nos lleva a repetir, una y otra vez,
nuestra desdicha.
Antes que él, en las fronteras mismas del
absurdo, Beckett escribe la obra emblemática
del género. Dos vagabundos esperan
a la sombra de un árbol a la espera de un
salvador de nombre preciso: Godot. Si llega,
se salvarán. ¿De qué? De todo. De nada.
¿Existe Godot? Nadie lo sabe. Pero llegará.
Hay que esperarlo. Día tras día.
México sigue a la búsqueda de un milagro.
Crecimiento. Desarrollo. Honestidad.
Verdad.
Paul Krugmann, premio nobel de economía,
lo ha advertido: basta de esperar el
milagro. Reformas van. Reformas vienen.
Sólo han tenido un resultado: la decepción.
Llego la alternancia y se fue. Volvieron
los de antes, a lo de antes, diría Spota.
El milagro mexicano no llegará. No llegó
en la primera década de los noventa y no
llegará ahora. Entonces se firmó el TLC, se
adelgazó al estado, se privatizó la industria
pública. Creció la economía, pero no bajó
la pobreza. Al contrario: cuando llegó el
quiebre en el error (horror en realidad) de
diciembre, la miseria se disparó a más de
seis de cada diez mexicanos.
Ahora se ha reformado mucho, pero
el impulso se ahogó en la pestilencia de
la corrupción, la frivolidad, el abuso, la
inmoralidad.
La historia, circular como Heredoto,
vuelve una y otra vez. En el despilfarro faraónico
de Luis Echeverría. En la frivolidad
de la esposa de José López Portillo. En su
defensa fallida de las casas que le regaló
Carlos Hank. En la autoridad criminal
de José Antonio Zorrilla. En la soberbia
tecnocrática y corrupta del salinato. En la
incultura del foxismo.
El momento mexicano fue sólo un suspiro.
No habrá reforma exitosa sin código de
ética. Ni inversiones sin ley. Ni democracia
sin sanciones ejemplares a los partidos que
han decidido violar la ley sistemáticamente
con el cinismo absoluto que garantiza la
impunidad.
Hay con todo, un signo alentador. Hay
una minoría que no está dispuesta a seguir
tolerando el abuso, la grosería, la arbitrariedad
y la arrogancia. Esa minoría se ha
unido en torno a un puñado de periodistas
honestos, se ha autoorganizado, viraliza
sus demandas en redes sociales.
El signo del cambio mexicano siempre ha
sido de la periferia al centro. Reyes Heroles
abrió el sistema por la fractura que generó
1968 y derivó en guerrilla urbana y rural.
Miguel de la Madrid abrió más espacios a
la oposición tras los abusos de elecciones
locales. Salinas cedió ante la irrupción del
EZLN y del asesinato de Colosio. Zedillo
tuvo que reconocer la inequidad de la elección
que le dio la presidencia y fundó el IFE
autónomo. Hoy, varios funcionarios han
debido irse por presión social.
En junio veremos quien triunfa. Si la minoría
activa o la mayoría activa que puede
preferir más despensas, apatía y pasividad.
De ser así, de registrarse un triunfo más
de los peores, deberemos resignarnos a
postrarnos a la sombra de un árbol a esperar
que alguien llegue a salvarnos.
Al final de su obra, Beckett hace decidir a
sus dos personajes: Se ahorcarán. Colgarán
al día siguiente de las ramas del sauce que
les ha cobijado día con día. Morirán. Solo
algo puede salvarlos, acuerdan: que llegue
Godot.
@fvazquezrig


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México