domingo, 28 de abril del 2024
 
Por Rafael Arias
Columna: Sucesión, pensar, participar y evaluar
Sucesión, pensar, participar y evaluar
2015-04-13 | 09:39:50
Votar no es suficiente. El derecho de elección
es incompleto, si no le acompaña el de
revocación. Lo es más, sin verdadera democracia
mayoritaria, ni participación social
responsable y activa.
Insostenible pensar que los ciudadanos
al elegir no pueden equivocarse, ni estar
exentos de cometer errores. Imperdonable
enterarse, no hacer nada y padecer malos
o peores representantes públicos o gobernantes.
Ineficientes y hasta delincuentes
que pretenden y disponen seguir en el cargo
público, todo el periodo para el que fueron
electos ó designados. Y aún mas, pretender
reelegirse o continuar, sin dar ni comprobar
resultados positivos.
No es obligatorio más de lo mismo.
Evaluar a todos
Como ser humanos, falibles e imperfectos,
tanto electores como electos y elegidos o designados.
Todos, humanos al fin, en mayor o
menor medida nos equivocamos, cometemos
errores y provocamos pérdidas.
Incluso, se sabe, que la decisión de no
hacer nada, de abstenerse y dejar que las
cosas sigan su cauce, puede ser considerado
o resultar un error o equivocación.
Así que, en las próximas elecciones federales
y en la misma SUCESIÓN EN VERACRUZ,
¿cómo evitar y reducir esa capacidad
de equivocarnos y cometer errores? ¿Qué
hacer para combatir y erradicar ineficiencia
y delincuencia gubernamental?
Y lo que es más importante, una vez probado
y comprobado, ¿cómo evitar que conocidos
ineficientes y delincuentes lleguen,
permanezcan, cambien y reciclen cargos y
encargos públicos, incrementando daños y
pérdidas, algunas irreparables o de considerables
alcances?
Sin duda hay que insistir e insistir, en
alcanzar verdadera transparencia, confiable
rendición de cuentas, efectiva fiscalización y,
sobre todo, permanente y puntual evaluación
de todo funcionario y gobernante.
En este contexto, urge también autoevaluarnos
como ciudadanos y sociedad. ¿Qué
hacemos y qué no, bien o mal? Pensar en los
otros y en nosotros.
La costumbre
de mediocridad y perversidad
Gravedad repetir más de lo mismo, hacer lo de
siempre frente a situaciones y retos diferentes,
sobre todo frente a problemáticas que crecen y
se fortalecen; a debilitamiento e inoperancia de
instituciones y dependencias; y a alarmantes
crisis financieras y fracasos de administración
pública y políticas económicas.
En todo caso, se empieza por no pensar y
actuar, bien y a tiempo, Por no detenerse a
pensar lo que se debe hacer para enfrentar y
resolver un inocultable y alarmante problema
que tiende a aumentar y a complicarse:
el de irresponsables e ineptos, así como de
corruptos, cómplices y encubridores, disfrazados
de servidores públicos, funcionarios,
gobernantes y también, de legisladores.
Ser diputado o senador, puede convertirse
en confortable encargo; cómodo refugio
para expertos en no hacer nada positivo,
o hacer como que se hace; y hasta fuero e
impunidad, para presuntos responsables,
prófugos potenciales y culpables confesos.
Permítaseme, por ahora, sólo unas ref
lexiones sobre libertad y miedo a errar.
Bertrand Russell sostiene que:
“El ser humano teme al pensamiento
más de lo que teme a cualquier otra cosa
del mundo; más que la ruina, incluso más
que la muerte… Pero si el pensamiento ha
de ser posesión de muchos, no el privilegio
de unos cuantos, tenemos que habérnoslas
con el miedo. Es el miedo el que detiene al
ser humano, miedo de que sus creencias
entrañables no vayan a resultar ilusiones,
miedo de que las instituciones con las que
vive no vayan a resultar dañinas, miedo de
que ellos mismos no vayan a resultar menos
dignos de respeto de lo que habían supuesto”.
Elección
y participación permanente
Pero no para continuar con inocultables
errores y cuantiosas pérdidas de recursos
públicos y oportunidades.
Imperativo recordar siempre e insistir,
que otra obligación gubernamental, un
derecho social comúnmente no exigido, y
mucho menos aplicado a quienes gobiernan
permanece ahí, como letra muerta.
Cumplir y hacer cumplir la ley es la base
del Estado de Derecho, empezando por hacerla
efectiva a todo servidor público.
Urge dejar de encubrir, “no barrer para
atrás” ni para adelante; de simular, para
permitir y premiar saqueo y mala administración
pública; de debilitar y quebrar
instituciones para privatizarlas, para beneficiarse
a costa de la sociedad; de abusar del
injustificado endeudamiento; y de solapar
delincuencia electoral.
La pérdida de credibilidad y confianza,
deslegitima a cualquier gobierno.
Academico.IIESES-UV
@RafaelAriasH
Facebook:
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