lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Gaudencio García
Columna: Plana Mayor
¿Candidatos vacunados?
2015-04-17 | 21:31:50
Con el banderazo del inicio de las campañas proselitistas de los candidatos a un escaño en la Cámara de Diputados –el 5 de abril-, quedó flotando en el aire para la partidocracia y los órganos de procuración de justicia si fue suficiente el blindaje impuesto para garantizar si los futuros diputados federales no son marionetas del crimen organizado.

¿Quién o quienes garantizan que los 21 candidatos de los partidos políticos no tienen vínculos con los cárteles de la droga? ¿Tienen antecedentes penales o enfrentan procesos penales del orden común o federal? Se supone en teoría, que todos los candidatos de los partidos políticos o independientes están limpios de causas penales y no hay mancha alguna que invaliden sus candidaturas.

Queda establecido que el Instituto Nacional Electoral, la Dirección de Prevención y Readaptación Social, la Fiscalía General del Estado y la delegación de la Fiscalía General Federal, ha generado certidumbre y legalidad a los ciudadanos de a pie y a la sociedad con el visto bueno que les otorgó a los candidatos para que disputen en la arena electoral los 21 distritos electorales federales de Veracruz, sin asomo del crimen organizado.

Pero hay un prietito en el arroz que nunca falta, una piedra en el zapato para los órganos preventivos de justicia, para el INE y para la cofradía que los impulso. En el bunker del PRI, el candidato por el XIX distrito de San Andrés Tuxtla, Jorge Carvallo Delfín, uno de los alfiles del exgobernador Fidel Herrera Beltrán y protegido por el primer círculo del poder público, enfrenta cerca de una docena de averiguaciones previas por distintos presuntos delitos del fuero común.

Además, goza de una pésima imagen que arrastra desde el gobierno de la fidelidad hasta el duartista, donde fue presidente del CDE del PRI, diputado local y secretario de Desarrollo Social, que sería en última instancia una peccata minuta. Entre los yerros que pesan sobre Carvallo Delfín, de acuerdo con el dossier de las Fiscalía Generales del Estado de México, Veracruz y Quintana Roo, destacan despojo en perjuicio de su propio padre Jorge Carvallo Hernández, candidato también a un escaño cameral, abuso y fraude a proveedores.

El propio padre de Carvallo Delfín lo acusa de “ser un delincuente que han saqueado las arcas del Estado y, por ello, dice, debe estar en la cárcel”. Depredadores del erario público, pues.

O Jorge Carvallo es un ilusionista, o logró resarcir los daños causados a sus víctimas porque ni la delegación de la Fiscalía General Federal, ni el INE emitieron alguna resolución para impedir que continúe realizando sus actividades proselitistas en el distrito XIX de San Andrés Tuxtla. Una perla para la justicia.

Al margen de este capítulo partidista deseado. Los órganos electorales están obligados a garantizar que la clase política de los partidos gobernantes no lucren con las necesidades de las clases proletariadas y salvaguardar la integridad de electores en los focos rojos, donde el crimen organizado acecha, secuestra, asesina a sus víctimas y ejerce el oprobioso derecho de piso.

Los cuerpos anticrimen de la SSP y del gobierno duartista tienen la obligación ineludible de ratificar su estrategia para inhibir a los grupos criminales y reorientar la construcción del tejido social en zonas rurales, urbanas y conurbaciones del Estado, donde los apoyos sociales son y han sido asimétricos.

De esta manera, Veracruz recuperará su prestigio como un solar pacífico, productivo, turístico, laboral, intelectual, artístico y honesto, sin mella del oprobioso crimen organizado. ¿De acuerdo?

AL CALCE… De pobre a rico. Críticos, intelectuales e inquisidores se preguntan si es posible hacer un comparativo, un balance, una evaluación sobre la vida política del expanista cordobés Gerardo Buganza Salmerón, actual secretario de Gobierno. Todo mundo conoció a Gerardo antes de pactar y negociar con el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán: era un político pobre, con cuentas por pagar en el PAN, arrastraba penurias severas cuando compitió como candidato a gobernador en 2004, donde estuvo a punto de arrebatarle al PRI, por primera vez en la historia, la gubernatura de Veracruz. Una vez que inició su gobierno el defenestrado Fidel Herrera, Gerardo (a) “Máximo Décimo Meridio”, como se autoproclamó en la campaña proselitista rememorando la lucha épica del gladiador que se enfrentó al Imperio Romano, se convirtió en un político rico, muy rico. Atrás quedaron las miserias panistas, hoy Gerardo pertenece a la oligarquía de los nuevos ricos de Veracruz. Una moneda de cambio. ¡La prostitución política en su esplendor! Comentarios a gaugar@gmail.com


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