lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Gaudencio García
Columna: Plana Mayor
Yunes Landa: ¿Aplacado y alineado?
2015-04-26 | 21:38:04
El verbo, la retórica y la expresión suele ser arma de doble filo. Sirve para construir puentes, armonizar, consensuar, unir, coincidir, pacificar y apagar enconos. Sirve también para intrigar, manipular, distorsionar, destruir, fanatizar, conjurar y desviar voluntades.

¿Por qué la reflexión?

Porque resulta una gran paradoja la postura que ha asumido en las últimas semanas el senador priista Héctor Yunes Landa, un personero con una amplia hoja curricular en el poder público, que aspira por segunda vez a disputar la gubernatura de Veracruz, ahora de 2 años en el hándicap sucesorio de 2016, siempre y cuando lo convalide la SCJN.
El juego sucesorio para suceder al gobernador JDO, no sólo buscan inclinar la dedocracia a su favor —renació del surrealismo partidista nuevamente con la recuperación del PRI en Los Pinos—, Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla, los punteros naturales a la gubernatura de 2 y 6 años en 2018 porque hay, por lo menos, una decena de políticos veracruzanos enquistados en el gabinete peñista que también pelean la bendición presidencial.

José Antonio González Anaya, director general del IMSS; Fernando Aportela Rodríguez, subsecretario de la SHyCP; Sebastián Lerdo de Tejada, director general del ISSSTE, Salvador Mikel Rivera, director Jurídico de la misma dependencia; Jorge Uscanga Escobar, coordinador general de Atención Ciudadana de la SEP, son, entre otros, quienes aspiran y suspiran por la gubernatura de Veracruz.
Cualquiera de ellos se podría convertir en el ‘caballo negro’ en la lucha por alcanzar la nominación por la candidatura a la minigubernatura de 2016, para cerrarle paso a los delfines de Javier Duarte y evitar la continuación de fidelistas-duartistas hasta 2018. Es decir, estarían trepados el poder público 14 años y con el riesgo de perpetuarse de 2018 a 2024.
La gula del poder porque servir a la sociedad, es un espejismo falaz. Se obnubilaron. Serían la reencarnación de Porfirio Díaz, corregida y aumentada.

Del 5 de abril cuando arrancaron formalmente la mayoría de las campañas proselitistas del PRI de los 21 candidatos a diputados federales de la entidad, Héctor Yunes dio un giro de 180 grados a su retórica inquisidora, desafiante y retadora en contra de quienes integran actualmente el poder público en Veracruz.

Desde el 7 de enero cuando asistió el presidente Enrique Peña Nieto a Veracruz a la celebración del aniversario de la expedición de la primera ley agraria en el país, hasta un día antes del 5 de abril en curso, Yunes Landa, incondicional del líder parlamentario priista de la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones Rivera —su gurú y protector político—, se había mantenido alejado e inquisidor del primer círculo duartista.

Desde esa fecha, Héctor suscribió un pacto con su colega José Yunes Zorrilla, el otro senador de Veracruz, para ir juntos por la gubernatura de 2 y 6 años, cualquiera que fuese elegido. En su mensaje el senador priista, nativo de Soledad de Doblado, se le fue a la yugular a Javier Duarte. Entre un alud de adjetivos, Héctor a voz de cuello sostuvo que esta alianza con José Yunes Zorrilla, permitirá frenar que Veracruz siga siendo “botín político” de quienes usufrutuan el poder público.

Algunas veces, en diferentes eventos políticos, Yunes Landa justificó la salida imprevista de su colega oriundo de Perote, como en la toma de protesta del presidente del CDE del PRI, Alfredo Ferrari Saavedra, cuando iba a pronunciar su discurso el primer priista y guía moral de la clase política veracruzana, Javier Duarte.

“Lo dejaba el vuelo del avión”, remachaba un solícito Héctor, a quien días después el propio José Yunes desautorizaba a su colega como su vocero oficioso. Antes en pronunciamientos encendidos del impulsivo senador que descalificaban al gobierno duartista por el pésimo manejo de la pesada deuda pública del gobierno de Veracruz, dio como un hecho el aval de su colega en su perorata.

Pero hoy, Héctor Yunes cambió diametralmente su retórica, su verbo, sus adjetivos con el gobierno duartista al que ha recriminado y enjuiciado por la forma de conducir al gobierno de Veracruz, por la fallida lucha anticrimen, por la violencia grave que se ha disparado en la entidad y por las 183 observaciones que le está haciendo la Auditoría Superior de la Federación.

¿Qué diablos le paso a Héctor? ¿Qué motivo que hoy su verbo es condescendiente con los exfuncionarios incondicionales del gobernador Javier Duarte? A partir del 5 de abril en curso, Yunes Landa tuvo una mutación, en un periplo de un día, en una aeronave quién sabe de quién, estuvo en el inicio de campañas proselitistas en 7 distritos de los candidatos a diputados federales de la entidad, donde habló maravillas y virtudes de los aspirantes a un escaño en la Cámara de Diputados.

Curiosamente los candidatos de los distritos de Cosamaloapan, Tarek Abdala, Érick Lagos Hernández, de Acayucan, Alberto Silva Ramos, de Tuxpan, Marco Antonio Aguilar Yunes, de Córdoba y Anilú Ingram Vallines, de Veracruz urbano, a los que acompañó el senador y consideró como los “mejores militantes posicionados del PRI” para ganar los comicios, son a los que ha exhibido, junto con el gobernador JDO de convertir a Veracruz en “un botín político”.

¿Qué paso en las alturas del poder público? ¿Qué ocurrió en los drenajes del poder político? ¿Héctor Yunes fue disciplinado, alineado a la cofradía del gobernador? En 2004, el político bipolar recibió la senaduría y algo más en especie, a cambio de la gubernatura que quedó en manos del actual gobernador JDO, por obra y gracia de la dedocracia de Fidel Herrera. ¿Literalmente ha sido aplacado don Héctor? Eso explicaría el cambio conductual de su retórica sombría.

Sin embargo, su colega José Yunes Zorrilla no pasa por sus mejores momentos de concordia, armonía y afectividad con Javier Duarte, como ocurría en el pasado que hasta departían como grandes amigos en su residencia de su natal Perote. Por discrepar y estar abiertamente en contra de la minigubernatura de 2 años, el senador ha recibido amenazas en su contra por los altos círculos oficiales. Las amenazas son mediáticas.


Sin duda, el juego sucesorio de 2016 impondrá nuevos paradigmas en Veracruz.


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