martes, 07 de mayo del 2024
 
Por Aurelio Contreras Moreno
Columna: Rúbrica
Regina: no les creemos
2015-04-28 | 09:51:47
“Regina toca
nuestro corazón”
Julio Scherer
Han pasado tres años desde el
artero y cobarde asesinato de
la periodista veracruzana Regina Martínez
Pérez.
Tres años en los que lo único que ha quedado
demostrado es que en Veracruz se puede
quebrantar la ley sin rendir cuentas ante una
inexistente justicia, que a la menor provocación
se corrompe y cede ante las presiones
de quienes, desde el poder, protegen a los
verdaderos culpables del crimen.
Treinta y seis meses de simulaciones, de
investigaciones sin credibilidad ni rumbo,
de la fabricación de chivos expiatorios, de
intentos vanos por ensuciar el nombre de
una de las periodistas más cabales que ha
dado Veracruz.
Mil 95 días de frustración, de dolor por
la pérdida de la compañera, la amiga, la hermana
y la hija. De rabia por la impunidad y
por la grotesca manera en la que el régimen
se lava las manos ante las agresiones contra
los periodistas y la libertad de expresión en
el estado.
Aquella madrugada del 28 de abril de
2012, manos asesinas segaron la vida de la
aguerrida y valiente corresponsal de la revista
Proceso. Pero de ninguna manera lograron
acallar su voz, que sigue resonando como un
martillazo en la cabeza de sus homicidas, que
siempre vivirán a la sombra de la figura de una
mujer que, siendo físicamente de complexión
pequeña en vida, en la muerte se agigantó
hasta donde sus agresores no podrían haberse
imaginado.
Poco se ha avanzado desde la última vez
que hubo noticias acerca de su caso, cuando
fue recapturado Jorge Antonio Hernández
Silva, alias “El Silva”, un drogadicto seropositivo
a quien, según su propio dicho, le habría
sido sacada a base de torturas su confesión
para incriminarse, y que hasta la fecha es la
única persona encarcelada por el asesinato
de Regina Martínez.
En su edición de esta semana, la revista
Proceso publica que, contra los deseos del
gobierno de Javier Duarte, el caso Regina
sigue abierto. La versión del robo como móvil
del crimen, avalada por la Fiscalía General
del Estado, no ha sido aceptada por la Fiscalía
Especial para la Atención de Delitos cometidos
contra la Libertad de Expresión (Feadle)
de la Procuraduría General de la República.
La razón de ello es que la Feadle no encontró
en la escena del crimen evidencia
genética ni dactilar que incrimine a Jorge
Antonio Hernández Silva ni a José Adrián
Hernández Domínguez, alias “El Jarocho”,
el otro inculpado como autor material del
homicidio y de quien se desconoce su paradero
y si aún siga con vida.
Además, destaca Proceso, continúan los
peritajes de la Policía Federal y la Policía
Ministerial de la PGR sobre el trabajo periodístico
de Regina como posible móvil de su
asesinato, línea de investigación que desde
un principio fue ignorada por la entonces
Procuraduría de Justicia del Estado y que
permanece igual ahora con la
Fiscalía General.
En su libro “Vivir”, uno de los
últimos que escribió, el periodista
Julio Scherer García (Qepd), por
muchos años jefe de Regina Martínez en Proceso,
relata su encuentro con el gobernador
Javier Duarte y su gabinete horas después
de saberse del homicidio de su corresponsal.
“Sorprendidos, nos encontramos de pronto
en el centro de una reunión extraña. La burocracia
pesada del gobierno estaba presente. En
una mesa ante la cual nos sentaríamos, conté
dieciséis sillas, todas ocupadas. La batería de
la autoridad hablaría con nosotros.
“El gobernador nos observó en silencio,
vestía sin una arruga su guayabera blanca,
igual a la de sus colaboradores. Su actitud me
hizo entender que aguardaba las primeras
palabras de los periodistas. Salvador Corro
y Jorge Carrasco inquirieron acerca de datos
sobre el cadáver de Regina.
“Duarte de Ochoa los escuchó y tomó la
palabra. Su discurso se disolvió en palabras
rutinarias, abusivamente aburridas. Habló
como los oradores, sin una idea original,
igual que los de su clase. La investigación
sería exhaustiva, las fuerzas del orden no se
darían reposo hasta dar con los criminales.
Agregó que Veracruz vivía en el cauce de un
río que no alcanzaba la turbulencia. Prevalecía
el Estado de Derecho.
“No pude más y le dije al gobernador que
no le creíamos, que su discurso estaba de más.”
Tampoco nosotros, quienes te conocimos,
les creemos nada, Regina.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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