domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Alfonso Villalva P.
Columna: Sí, renuncio
Sí, renuncio
2015-05-08 | 09:40:56
A ti Chofi, por todo lo que me has dado...
Hoy renuncio, compañeros diputados. Sé que
le queda muy poco a esta legislatura, pero no
importa. Por más esfuerzos que realizo cada
día, ya es imposible sostener la mentira en la
que me cobijo, en la que he encaramado mi
verdadera humanidad.
No soy la mariposa que les he dicho emergió
del capullo, que sublime dejó la condición
babosa y rastrera de oruga, para formar alas
magníficas multicolores, y representar un
milagro de la naturaleza.
No, compañeros diputados, sigo siendo el
gusano que se empuja por el piso para ir de
un lado al otro sin visión larga, sin mayores
funciones en la vida que comer la carroña que
pende de las plantas bajas, y alguno que otro
insecto -muy menor a mí en dimensiones-.
Tengo que renunciar, porque mis zapatos de
charol no son reflejo de mi brillo en sociedad,
ese brillo que tanto he envidiado, que tanto
me ha lacerado en el interior cuando veo a
otros que no son la tropa irreflexiva, ¡vaya!
que no son banda, que toman posiciones, que
son respetados, ensalzados, solo porque saben
de cubiertos en la mesa, porque citan autores
rebuscados.
No, mis zapatos de charol son un intento
por demostrar que con los pesos que he logrado
arrancar al presupuesto, puedo despedir fulgores
desde las patas mismas, para apantallar
a mis enemigos.
Hago burlas vulgares e infantiles en la Cámara
porque no tengo otro recurso intelectual
para disentir, para demostrar que yo también
nací con ganas de ser hombre de respeto, líder
de opinión, para demostrar ante la escasez de
mis acervos culturales, que la porra es maciza,
dura, peligrosa.
Para tratar de intimidar como lo hacía allá en
la Prepa, en la facultad, por la que tantos años
agité desde la porra, con más coraje cuando se
trataba de golpear a rotitos muy perfumados,
muy mantenidos por papi y mami, muy vestiditos...
hasta que me aparecía yo -su azote
popular-, y les daba sopa de pueblo, sabor de
raza enardecida y envidiosa, medicina precisa
para la revancha.
Sé que mis razones para hacer política y
destacar son las equivocadas. A mí nunca me
han importado una maldita cosa los mentados
pobres.
Yo lo fui de chico y con eso me bastó. Quiero
ser rico, estar rodeado de mujeres bellas
y famosas, y darme mis lujitos. Sé bien que
mi discurso resulta nauseabundo aún para
aquellos que sí tienen vocación de lucha por
la equidad y la justicia social, aún para los
más pobres.
Pero no encontré otro camino para hacerme
de mi auto europeo, comprarme mis corbatas
de seda italiana que, aunque parezcan grotescas
y estrambóticas, representan para mí
haber llegado donde mis condiscípulos nunca
soñaron: ser el rey de la vieja colonia donde
los demás siguen jodidos; ser orgullo de mis
hermanos cuando me miran por el televisor...,
aunque ellos también sepan que miento.
Sin embargo, ha llegado el tiempo en el que
comprendo que no puedo seguir engañando
a todos, o por lo menos a los que me siguen y
votan por mí. Es enfermizo seguir mintiendo y
prometiendo lo imposible a los que ya perdieron
hasta la esperanza, seguir usufructuando la
miseria ajena.
Sí, quiero seguir viviendo del erario, pero no
en estas posiciones en las que los periodistas
nos balconean todos los días con nuestros
escasos aciertos, nuestras irreconciliables necedades,
nuestras ausencias multitudinarias.
No aquí, en la vitrina de la nación, en la que
sigo siendo el ñero peleonero sin que nadie me
respete como a los otros diputados que dizque
tienen clase, que piensan o que se ganaron
sus grados académicos estudiando, no con el
garrote sobre la cabeza del maestro.
Reconozco que no estoy en contra de la nueva
reforma energética: decir que el petróleo
es de todos los mexicanos no es más que una
argucia populachera que solamente aletarga
el progreso.
La verdad, poco entiendo al respecto y me
importa aún menos. En plata, yo estoy contra
todo en tanto me proporcione un foro para
lucirme y ser famoso, ser célebre -como galán
de telenovela, como goleador de la selección-.
¿Por qué de ellos sí hacen programas especiales,
y les permiten lloriquear en prime
time que de niños eran pobres y triunfaron a
base de esfuerzo?
Y, a mí, ni quien me regale un minutito para
una pregunta personal, vaya, lo que siento, mis
hijos o mis padres. Por eso tengo que arrebatar
el foro y gritar contra lo razonable, para que
alguien se fije en mí, para que alguien me crea
importante.
Yo también siento, no se les olvide, y me voy
para no seguir engañando, para no seguir discutiendo
de todo, defendiendo lo indefendible,
pero nada más.
Me voy dolido, porque nunca pude dejar
la pandilla, la categoría de vándalo, la incontrolable
voracidad que me caracteriza. Nunca
pude transformarme en un señor de esos que
fuman cigarro puro, que se perfuman, que
sonríen con estilo.
Me voy resentido, con el corazón partido en
dos, pero seguiré luchando, porque recuerden
que la banda es chida, pero cuando se le molesta
es... inclemente.
Twitter: @avillalva_
columnasv@hotmail.com


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