viernes, 03 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
‘El Bronco’
2015-05-13 | 10:03:26
“Está usted embarazada”. “No es posible,
doctor. Lo único que hace mi novio es mirarme”.
“Pues ha de tener una mirada muy
penetrante”.
El jefe de personal le preguntó al aspirante
a vendedor: “¿Tiene usted poder
de convencimiento?”. “Mire usted -dijo
el sujeto-. Llevo 15 años de casado, y mi
esposa todavía me cree que tengo un tío
enfermo al que debo visitar todos los viernes
en la noche”.
El príncipe era tan feo que la Cenicienta
se fue del baile al cuarto para las 10...
Un cura y una monja entraron en una
oficina, y la monja se desmayó. Una señora
que vio aquello corrió hacia el encargado
del edificio y le dijo: “Un cura y una monja
entraron en una oficina, y la monja se
desmayó”. El hombre se le quedó viendo.
Le preguntó la señora: “¿No va usted a
hacer nada?”. Respondió el sujeto: “Estoy
esperando el final del chiste”.
Jaime Rodríguez, apodado “El Bronco”,
debe ser el próximo gobernador de Nuevo
León. Jaime Rodríguez, apodado “El Bronco”,
no debe ser el próximo gobernador de
Nuevo León. A nadie extrañe esa declaración
ambigua. Refleja el sentimiento ambivalente
de muchos nuevoleoneses que por
un lado están hartos ya de los partidos, lo
mismo del PRI que del PAN y el PRD (y más
aún del pernicioso Verde), y quisieran ver
ganar a un candidato independiente, y por
el otro consideran la falta de preparación de
Jaime, su carácter -precisamente bronco- y
su conducta personal, tan debatida.
Cualquiera que deteste la odiosa partidocracia
bajo la cual vivimos, el dominio
que los partidos ejercen sobre la vida
nacional, las groseras prerrogativas que
disfrutan y los estorbos de todo jaez que
su instrumento, el INE, pone a los candidatos
ciudadanos, debe dar su voto a este
carismático señor que, apelando al apoyo
de “la raza”, vale decir de la gente común,
del pueblo, ha logrado colocarse, sin los
recursos millonarios de los otros candidatos,
en el primer lugar de las encuestas.
A diferencia del gárrulo expresidente
Calderón yo no pienso que El Bronco sea
un peligro. El verdadero riesgo está en
la perpetuación de prácticas corruptas
cometidas al amparo del poder y fincadas
en una de las más tristes ambiciones que
hay: la del dinero. Es muy posible que esa
continuidad se dé.
Para el gobierno federal y su partido un
estado como Nuevo León es importante, la
joya de la corona en esta próxima elección.
A diferencia de Sonora, entidad que el PRI
siente ya perdida, en el caso del estado que
tiene por capital a Monterrey el partido oficial
echará toda la carne al asador -agujas
norteñas, sobre todo- para sacar adelante
a su candidata, menos calificada aún que
El Bronco para gobernar.
De ahí la dificultad de hacer pronósticos
viables sobre el resultado de la jornada
electoral que se avecina, pues también
es muy posible que los ciudadanos, a la
hora de votar, consideren la necesidad de
poner al frente del gobierno a un político
con experiencia y honestidad probadas, y
se inclinen entonces ya sea por Fernando
Elizondo Barragán o por Felipe de Jesús
Cantú.
En todo caso esta contienda reviste un
interés extraordinario para el futuro de la
democracia en el país. Si El Bronco fuera
electo Nuevo León daría un campanazo
que estremecería desde sus cimientos al
ya caduco edificio de esa irritante partidocracia
que sufrimos. Ya veremos.
Larga fue hoy tu perorata, columnista, y
farragosa como casi todas las que endilgas
a tus cuatro sufridos y abnegados lectores.
Exorna ahora tu columnejilla con un relato
de humor lene que haga ligera la carga que
nos impusiste.
Don Valetu di Nario, octogenario caballero,
conoció en cierto bar a una atractiva
dama de 70 abriles. Fueron a su departamento
y sucedió lo que en estos casos
suele suceder. Un mes después el maduro
señor sintió un cosquilleo extraño en la
entrepierna.
Fue a la consulta de un doctor, y éste
le preguntó: “¿Ha tenido últimamente
alguna relación sexual?”. “Sí -respondió
don Valetu-. Hace un mes estuve con una
mujer”. Inquirió el facultativo: “¿Sabe
dónde vive la dama?”. El señor Di Nario
contestó afirmativamente. “Muy bien -dijo
el galeno-. Vaya inmediatamente allá. Está
usted empezando a terminar”. FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Soneto a una dama que me pide
esperar
¿Esperas que yo espere? Vana espera.
Por esperar estoy desesperado.
¿Cómo voy a esperar, aunque quisiera,
si quien me pide espera es lo esperado?
Esperar es penar. Yo ya he penado.
Si esperar fuese amar yo espera fuera,
mas no voy a esperar, esperanzado,
que esperando mi amor el tuyo muera,
Inútil esperar. La espera es pera
que mis olmos no dan. Esperar cansa.
El que espera, ya sabes, desespera.
Desespera. No esperes mi mudanza.
Esperar que yo espere es vana espera.
Ya no puedo esperar ni a la esperanza.
MANGANITAS
››por afa
“Castigan a un futbolista por desinflar
un balón”. Una pena singular
fue la que aplicó la Liga. Acá no se les
castiga ni siquiera por inflar.


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