sábado, 27 de abril del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Juegos de poder
¿La verdadera historia de cómo EEUU mató a Bin Laden?
2015-05-14 | 10:09:32
Acabo de leer una de las más fascinantes historias periodísticas que he leído en muchos años. Está escrita por uno de les periodistas más serios y reconocidos de Estados Unidos, Seymour M. Hersh. Narra lo que él argumenta fue la verdadera historia de cómo asesinaron a Osama Bin Laden y, por tanto, todas las mentiras que contó el presidente Obama para encubrir lo que realmente ocurrió. Se trata de una larga pieza periodística publicada en el London Review of Books. A continuación resumo los principales hallazgos de Hersh recomendando la lectura completa del artículo en cuestión (http://www.lrb.co.uk/v37/n10/seymour-m-hersh/the-killing-of-osama-bin-laden).
Entre 2001 y 2006, Osama bin Laden vivió, junto con sus esposas e hijos, en las montañas Hindu Kush en la frontera entre Afganistán y Paquistán. En 2006, el servicio secreto paquistaní, conocido como ISI, lo detuvo. Las tribus locales lo habían traicionado a cambio de dinero. Bin Laden fue trasladado a una casa-prisión en la ciudad de Abbottabad, a 60 kilómetros de Islamabad, donde ISI tenía diversas instalaciones estratégicas
¿Por qué el gobierno de Paquistán no le entregó a Estados Unidos al terrorista más buscado del mundo? De acuerdo a las fuentes de Hersh, prefirieron mantenerlo en esa fortaleza, encarcelado, para tener una ficha con la cual negociar con los talibanes afganos quienes podrían ser un actor importante en las eternas disputas territoriales de Paquistán con la India. Además, los paquistaníes no querían tener problemas con los sauditas quienes estaban muy preocupados de que Estados Unidos capturara a Bin Laden y éste comenzara a contar las conexiones de Arabia Saudita con Al-Qaeda.
En 2010 se apareció en la Embajada de Estados Unidos en Paquistán un agente de inteligencia de ese país ofreciendo revelar la localización de Bin Laden a cambio de la recompensa que los estadounidenses habían ofrecido por él: 25 millones de dólares. La CIA, al principio, no le creyó. Sin embargo, le aplicaron el polígrafo y pasó. Al parecer era cierto que Osama se encontraba recluido en una casa de seguridad de ISI en Abbottabad.
Acto seguido, Estados Unidos contactó al gobierno de Paquistán para informarle que ya sabían que tenían a Bin Laden. Lo que siguió fue un largo y complejo proceso de negociación para presionar a los paquistaníes a que lo entregaran. Entre zanahorias y palos que aplicaron los estadounidenses, el gobierno paquistaní eventualmente aceptó dárselos con una condición: que lo mataran. El asunto llegó a la Oficina Oval en Washington. El presidente Obama exigió una prueba de ADN para comprobar que sí era Bin Laden. La consiguieron a través del doctor del terrorista que trabajaba para ISI.
Un grupo de comandos especiales (Navy Seals) se preparó en Nevada en una casa idéntica a la de Abbottabad de acuerdo a los planos que proveyeron los paquistaníes. El día en cuestión volaron con el permiso de Paquistán en dos helicópteros. En la zona cortaron la luz y comunicaciones. Los soldados estadounidenses entraron sin ningún problema a la fortaleza, se encaminaron al cuarto donde estaba Bin Laden, débil y enfermo, y lo mataron a balazos. No encontraron ningún tipo de resistencia. Puesto que un helicóptero se había caído en el jardín, esperaron varios minutos a que enviaran otro con la anuencia de los paquistaníes.
Los gobiernos de EEUU y Paquistán habían acordado que días después del operativo anunciarían la muerte de Bin Laden por medio de un dron en Afganistán. No obstante, por la caída del helicóptero, los estadounidenses decidieron adelantarse anunciado la muerte de Osama con una serie de mentiras que luego se reproducirían en la película Zero Dark Thirty. Según Hersh, incluso el funeral de Bin Laden en un barco donde, después de una ceremonia musulmana, lo echaron al mar fue una mentira. El cadáver del terrorista viajó echo pedacitos con los soldados americanos en el helicóptero quienes lo iban tirando desde el aire.
Hasta acá un breve resumen de lo que cuenta Hersh, uno de los periodistas más serios de EEUU, Premio Pulitzer, colaborador de la prestigiosa revista The New Yorker. Su historia se basa fundamentalmente en testimonios de varias fuentes paquistaníes y estadounidenses.
Y es que no hay muchas pruebas físicas porque el gobierno estadounidense se ha encargado de borrarlas. Un último dato: la Casa Blanca se negó a comentar esta historia con el periodista.


Twitter: @leozuckermann


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