domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Discriminación
2015-06-25 | 09:45:21
Pepito le dio un abrazo a su papá el pasado
Día del Padre. Su mamá se conmovió al
ver aquella muestra de filial cariño. El
padre, igualmente emocionado, le dijo
al pequeñuelo: “Ahora, hijo mío, dale un
beso a la que te dio la vida”. “¡Ah no! -se
asustó Pepito-. Te besaré en la frente, o
en la mejilla, ¡pero ahí no!”.
Si alguno de mis cuatro lectores piensa
que el anterior chascarrillo es indecente,
espere a ver el que saldrá en este mismo
espacio el último día del corriente mes.
Ése si alcanza el grado extremo de la
sicalipsis, hasta el punto de haber sido
calificado como “la madre de todas las
insolencias” por el reverendo Rocko
Fages, pastor de la Iglesia de la Tercera
Venida. (No confundir con la Iglesia de la
Tercera Avenida, que permite el adulterio
a sus adeptos a condición de que cada
performance no dure más de media hora,
incluido el foreplay).
Quien lea aquella vitanda narración
se explicará por qué K. Man du Lero, el
célebre sociólogo gantés, ha dicho en repetidas
ocasiones (307, para ser exactos)
que “la moral del mundo ha caído en la
inmoralidad”. Propongo la mexicanización
del Vaticano.
En efecto, México acaba de dar una
lección de humanidad. La Suprema
Corte de Justicia de la Nación, al fallar
por quinta vez en favor del matrimonio
entre personas del mismo sexo, sentó
jurisprudencia, y de ese modo elevó el
matrimonio igualitario a la categoría de
norma constitucional.
Aun los estados más opuestos a ese
tipo de uniones deberán incorporar a
sus respectivas constituciones esta disposición
que acaba de raíz con una de las
modalidades más injustas e irracionales
de la discriminación: la discriminación
por sexo.
Y nadie diga que para aludir a estas
uniones no se debe usar la palabra
“matrimonio”. Emplear cualquier otra
designación sería incurrir igualmente
en discriminación.
Mientras el mundo moderno lucha
por instaurar la justicia y la equidad para
todos, la Iglesia Católica se mantiene
aferrada a una inhumana y anacrónica
doctrina según la cual la homosexualidad
es una abominación -”el vicio nefando”-,
y a pesar de las tímidas manifestaciones
del Papa Francisco no hace nada para
cambiar su actitud incomprensiva y de
exclusión de las personas de condición
homosexual.
Con eso falta gravemente al amor
que Cristo predicó. Propongo entonces
la mexicanización del Vaticano. Eso equivale,
en el caso que me ocupa, a proponer
su cristianización.
Babalucas invitó a su amigo Boborrongo
a un bar que tenía un letrero que decía:
“Pida un tequila doble y participe en la
rifa de una hora de sexo gratis”. Babalucas
pidió la copa, y después de apurarla le
preguntó al de la cantina como era aquella
rifa. “Muy sencillo -respondió el sujeto-.
Yo pienso un número del 1 al 10. Si
el cliente lo adivina se gana la hora de
sexo”. “Muy bien -dijo Babalucas-. Piense
el número”. Le indicó el cantinero: “Ya
está”. Arriesgó el badulaque: “Es el 5”.
“Lo siento -le indicó el de la taberna-.
No acertó”. Pidió Babalucas otro tequila
doble, y después de beberlo le pidió al
cantinero que pensara otro número.
Contestó el hombre: “Ya lo tengo”.
“El 7” -dijo Babalucas. “Tampoco acertó
-declaró el individuo-. Mejor suerte la
próxima vez”. El amigo de Babalucas le
dijo al oído: “¿Sabes qué? Me parece que
esta rifa está arreglada”.
“Oh no -rechazó el badulaque-. Mi
esposa la ganó tres veces la semana pasada”.
“Abuela: ¿por qué usas tres pares de
lentes?”. “Uno para leer, otro para ver la
tele, y el tercero para buscar los otros dos”.
Un tipo entró en una farmacia y le pidió
al encargado un desodorante anal. Dijo el
farmacéutico, desconcertado: “No existe
esa clase de desodorantes”.
“Sí existe -opuso el otro-. Yo tengo uno”.
Le pidió el farmacéutico: “Tráigalo”. Al siguiente
día el sujeto llevó el desodorante.
Decía la etiqueta: “Para usarlo empújelo
por la parte posterior”.
Tapiana era algo dura de oído. En la
merienda una de las invitadas declaró:
“Me gustaría ir algún día a la Florida,
donde las naranjas son de este tamaño y
los plátanos son así”. Y al decir eso señaló
con las manos. Tapiana se puso una mano
en la oreja y preguntó con interés ansioso:
“¿Quién? ¿Quién?”.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Murió el rey Cleto, y lo sucedió
en el trono su primogénito, el príncipe
Minino.
A diferencia de su difunto padre,
que era un hombre muy alto, Minino
tenía estatura desmedrada.
Apenas levantaba del suelo un
poco más de un metro. Todos los
ministros eran de mayor tamaño.
Esa desagradable circunstancia
mortificó bastante al nuevo
soberano. Llamó a los ministros y
les dijo que si querían seguir desempeñando
sus carteras deberían
cortarse las piernas de modo de
tener la misma estatura que la suya.
Ninguno de ellos aceptó la condición,
aunque hay que decir que
el del Tesoro vaciló un poco. Así,
todos renunciaron.
Entonces el rey Minino procedió
a formar un nuevo gabinete en el
cual todos los ministros eran de
estatura inferior a la suya.
Un sabio comentó eso. Dijo:
-Los reyes pequeños designan
ministros más pequeños aún.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Los circos no tienen dónde
enviar a sus animales”.
El que batalle recuerde
quién les prohibió mostrarlos.
Por tanto debe mandarlos
con los del Partido Verde.


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