martes, 30 de abril del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Vana ilusión
2015-07-29 | 10:01:52
Los recién casados pasaron la primera
noche en su nidito de amor. A la mañana
siguiente él sacó un billete de su cartera y
se lo dio a su flamante mujercita para que
comprara la comida de ese día. Ella se puso
feliz. Le dijo alegremente: “¿Tú también
me vas a pagar?”.
El esposo se veía preocupado. Su señora
le dijo: “Dime lo que te pasa, Fecundino.
Somos marido y mujer; tus problemas son
mis problemas”. “Está bien -respondió él
con tono sombrío-. Embarazamos a nuestra
secretaria”.
Relató doña Pasita: “Había un ratón en
mi casa, y le puse veneno en el agujerito”.
Babalucas preguntó con interés: “¿Y quién
se lo detuvo?”.
En el sepelio de la señora Frinetina su
marido se veía sereno, si bien algo acongojado.
En cambio el compadre Pitongo
estaba hecho un mar de lágrimas; profería
ululatos desgarrados y se sacudía en espasmos
convulsivos.
Su gran dolor era explicable: había
tenido con la finadita dimes y diretes de
carácter erótico-sensual; por eso sentía
en el alma -y en partes aún más sensiblesla
pérdida de aquella sabrosa fuente de
deleitación.
El viudo fue hacia él, le pasó un brazo
sobre el hombro y le dijo en tono de consuelo:
“No llore más, compadre. Le prometo
que me volveré a casar”.
Si alguna esperanza tenía yo en la regeneración
de López Obrador esa vana ilusión
quedó perdida cuando el tabasqueño le
propuso una alianza política a la CNTE.
Tal organización es una de las peores lacras
del país; incluso hay quienes han llegado a
compararla con el Partido Verde.
El hecho de que AMLO haya ofrecido
apoyo a esa nefasta banda de vividores
y corruptos demuestra que el Peje no se
detiene en nada con tal de llevar adelante
su ambición de llegar a la Presidencia a
como dé lugar.
En el pecado llevó la penitencia: el rechazo
de los cenetistas lo dejó en posición
muy desairada, al grado de que bien puede
decirse que esa frustrada maniobra es el
segundo mayor error -después de la toma
de Reforma- que ha cometido en su ya
tediosa campaña para buscar el poder.
Será candidato por tercera vez, no cabe
duda (claro, si el tiempo no lo impide y previo
permiso de la Autoridad, como dicen
los carteles anunciadores de las corridas
de toros).
Pero también es indudable que acciones
como ésta le enajenan la simpatía de vastos
sectores de la clase media que empezaban
a creer -como alguna vez lo creí yo- que
López Obrador había hecho renuncia a sus
extremismos y a su demagogia populista;
que había madurado y se había moderado;
que representaba una opción valedera en
el 2018.
La alianza que infructuosamente procuró
trabar con la CNTE da la razón a
quienes piensan que AMLO es en verdad
un peligro para México. Don Chinguetas
y su consorte doña Macalota sostenían su
enésima discusión.
El tema de su disputa era por demás
peregrino: ella afirmaba que el dolor más
grande que se puede sentir es el del parto;
él sustentaba la tesis de que no hay mayor
dolor que el de un varón a quien le dan
una patada en los testículos, dídimos o
compañones.
Don Chinguetas puso fin al debate con
un argumento que en Lógica tradicional
se llama “Aquiles”, razonamiento de tal
fuerza que no se puede refutar. Le dijo:
“Mira: he sabido de muchas mujeres que
quieren tener un hijo, sin importarles los
dolores del parto. Jamás, en cambio, he
conocido a un hombre que quiera que le
den una patada en los éstos”.
En la merienda de los jueves doña Panoplia
de Altopedo, dama de buena sociedad,
les confió a sus amigas: “Cuando me iba a
casar con Sinople quise que mi matrimonio
empezara sin ocultamientos y mentiras,
y le conté todo acerca de los hombres con
quienes tuve relación sexual antes de conocerlo
a él”.
Comentó una de las señoras, admirada:
“¡Qué honestidad!”. Opinó otra con el
mismo tono admirativo: “¡Qué valor!”. Y
exclamó una tercera con admiración aún
más grande: ¡Qué memoria!”.
Por medio de dietas y ejercicios don
Algón logró reducir algunas pulgadas a
su prominente abdomen. Una hermosa
chica lo felicitó por tal hazaña.
Frotándole la barriga le dijo alegremente:
“¡Manténgala baja, don Algón!
¡Manténgala baja!”. Respondió el salaz
ejecutivo: “Si me hubieras hecho esto mismo
hace 10 años, linda, me habría sido
imposible atender tu exhortación”. (No le
entendí). FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Me habría gustado conocer a
Samuel Johnson.
Su Diccionario de la Lengua
Inglesa, aparecido en 1755, es una
de las más espléndidas joyas de la
lexicografía universal. Obra completamente
individual, se le considera
extraordinario fruto de la dedicación
y la cultura de un solo hombre.
Tras la publicación del caudaloso
libro un grupo de señoras pertenecientes
a cierta asociación piadosa le
expresó su reconocimiento al autor.
La dama que las presidía le dijo:
-Queremos felicitarlo, Mister Johnson.
En su diccionario no aparece
ninguna palabra indecente.
Preguntó el escritor:
-¿Las buscaron ustedes?
Me habría gustado conocer a
Samuel Johnson. Sabía él que tras
algunas formas de moral se ocultan
muchas inmoralidades.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“En la cuerda floja el Piojo.”
En efecto, ya se ve
que luego de sus jactancias,
y tras tantas arrogancias,
le van a echar DDT.


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