jueves, 02 de mayo del 2024
 
Por Fernando Vázquez Rigada
Columna: El país que no existe
2015-08-16 | 21:22:00
-Nací en un país que ya no existe.

Esa es la afirmación central del protagonista de la nueva novela de Daniel Espartaco Sánchez. Se refiere a que vió la vida en un país de Europa Oriental, desaparecido tras la caída del comunismo. Con todo, es, en realidad, una metáfora sobre México.

Los que nacimos antes de 1993, coincidimos en la condición del protagonista de la novela. 1994 lo marcó todo. A partir de ahí, México se cimbró por un estallido social -la irrupción del EZLN-, vendría después el retorno del ajuste de cuentas, cruento y vil, de los políticos. La bancarrota. La alternancia sin transición. La democracia pervertida. La guerra contra el narco. En fin: todo.

México ha perdido muchas cosas desde entonces. El civismo. La ética. La verguenza.

El civismo: fracturado por la disolución de la identidad, expulsando 400 mil compatriotas al año y ahora más de 150 mil: un éxodo. ¿Qué ha dejado tras de sí? Un territorio de familias rotas, de huérfanos, de hogares móviles. Ahí reside uno de los fermentos, solo uno, de la terrible violencia que ha convertido al país en un gigantesco cementerio.

Camposanto clandestino. Fosa que no deja de engullir gente sin rostro, sin nombre, sin historia. A fuerza de bala nos hemos acostumbrado al horror.

En este tobogán insaciable se consumió nuestra ética, que debería basarse en el principio de solidaridad, rectitud, respeto. Se instaló en nuestros poros el peor virus: el de la indiferencia. Una sociedad, nos recuerda Umberto Eco, se pierde para siempre cuando deja de pensar en el otro. lo que nos une es aquello que nos identifica, que nos compromete, que nos solidariza. La ética en México voló en pedazos por la certeza de que solo se sube aplastando a los demás.

Y hemos perdido la verguenza. La mayor producción es la de pobres: miserable a los que les extirpmos el futuro porque el país no crece, porque entre más pobres más presupuesto que hurtar. 2 millones de pobres más en este México que se mueve. De ellos, casi millón y medio se incubaron en dos estados: Veracruz y el Estado de México. La perversidad mayúscula reside en la ausencia de azoro. Eruviel Avila aspira a ser presidente y generó casi un millón de pobres en dos años.

La porbreza extrema se disparó 27.6% en EDOMEX. Rafael Moreno Valle y Manuel Velasco compoarten el bochorno de ser gobernantes (fallidos) de los estados 1 y 4 con mayor porcentaje de pobreza.

Esos dos últimos ¿gobernadores? Han gastado miles de millones de pesos en la promoción de su imagen, recursos públicos de estados que desfallecen de hambre. En Chiapas, 76 de cada 100 personas viven en pobreza. En Puebla, 64. Un oprobio, ineficiencia y frivolidad que los inhabilitaría de cualquier aspiración futura.

Si se cruzara la estadística del despilfarro y el abuso del erario contra la generación de miseria, descubriríamos el tumor político -corrupto, arrogante y cínico- que carcome a la nación.

El otro vertículo es el de la sociedad: indiferente, comodina y acomodaticia. Que crítica, pero solo en el cafe. Activistas de clóset. Gente sin voz pública. País de habitantes, sin ciudadanos.

Si por el carril externo no recuperamos el civismo, la ética y la vergüenza, tendremos que admitir que, sí, efectivamente, nacimos en un país que ya no existe.
Y que no volverá jamás.

@fvazquezrig


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