lunes, 06 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Voto joven
2015-08-19 | 09:40:25
En la suite nupcial del hotel los recién casados
se entregaron con ardimiento a los
deliquios de su inaugural amor. Tan urticante
era su pasión que la cabecera de la
cama golpeaba la pared estrepitosamente;
se sacudían los muebles de la habitación y
aun se movía el candil del techo.
No solo eso: en el fuego del arrebato
erótico, los amantes proferían gritos wagnerianos
que de seguro superaban los decibeles
permitidos por la municipalidad. Él
clamaba: “¡Mi amor!”, “¡Mi vida!” y “¡Cielo
mío!”, y ella profería: “¡Papacito!”, “¡Negro
santo!” y “¡Coshototas!”. Todo eso sin contar
los jadeos, acezos y resuellos propios de la
ocasión.
Sucedió que en la habitación de al lado
estaba la señorita Peripalda, catequista. Lo
que oía en el cuarto de los novios le turbó el
sueño y le quitó además la tranquilidad de
espíritu, pues intuyó lo que estaban haciendo
sus vecinos, y la asaltaron pensamientos
impuros, anhelos largamente contenidos
y fuertes tentaciones semejantes a las que
solían acometer a San Antonio el Grande
en su cenobio del Mar Rojo.
Empezó a golpear ella también la pared a
fin de pedirles silencio, pero de nada sirvió
eso. Fue entonces y llamó a la puerta de los
recién casados. Salió el novio, y la señorita
Peripalda le preguntó, furiosa: “¿No oyeron
los golpes que di en la pared?”. “Sí los oímos
-replicó el muchacho-. Pero no se preocupe.
Nosotros estamos haciendo también
bastante ruido”.
A la prima Celia Rima, versificadora de
ocasión, se le ocurrió un epigrama acerca
de la reciente elección hecha por los panistas.
Dice así esa intencionada letrilla:
“Con Ricardo Anaya, espero, / el PAN se
renovará. / Sólo le pido que ya / no cargue
con el Madero”.
Aplastante fue la victoria del joven queretano
sobre Javier Corral, cuya estrepitosa
derrota lo llevó a asumir una actitud de mal
perdedor que confirmó su carencia de cualidades
para buscar desde la dirigencia del
partido blanquiazul “una patria ordenada
y generosa”.
Le toca ahora a Anaya demostrar que
están equivocados quienes han dicho que su
gestión será mero continuismo de Gustavo
Madero, cuya deficiente administración,
errática y personalista, debilitó al PAN y lo
sigue dividiendo.
El país está urgido de una oposición
que frene los abusos de quienes detentan
el poder, pero capaz también de establecer
acuerdos para bien de México y de los
mexicanos.
Pienso que el nuevo dirigente panista, de
inteligencia y capacidad probadas, podrá
conseguir eso. Y en relación con él me atrevo
a emplear una frase inédita, nunca jamás
usada: nace una estrella.
Con eso quiero decir que Anaya se perfila
ya como un posible candidato panista en la
próxima elección presidencial. Su juventud,
su imagen de político honesto y eficiente, lo
ponen desde ahora en aptitud de competir en
ese proceso, sobre todo ante figuras que bien
pueden ser llamadas “de la vieja guardia”,
como Beltrones o López Obrador.
El voto joven será muy importante en
el 2018, y Anaya podría atraerlo. Harán
bien los observadores políticos en seguir
su trayectoria.
Facilda Lasestas, mujer joven y de muy
buen parecer, acudió a la consulta del doctor
Duerf, célebre analista.
“¡Ayúdeme doctor! -le pidió con acento
gemebundo-. ¡Soy de carácter débil y me
voy a la cama con cualquier hombre que
tenga una! ¡Luego me asaltan unos remordimientos
comparados con los cuales los de
la Magdalena son tiquismiquis de beata!
¡Ayúdeme, se lo suplico!”.
“Tranquilícese -le dijo el doctor Duerf-.
Como verá usted no hay aquí una cama, pero
tengo un blanco diván de tul que aguardará
su exquisito abandono de mujer”. Replicó Facilda:
“Por favor no me haga perder la fe en la
psiquiatría. La he perdido ya en las ciencias
políticas, la economía y la estadística, y no
puedo darme el lujo de perder una fe más”.
“Perdóneme -se disculpó el facultativo-.
A veces no puedo reprimir los pasados ímpetus
de la juventud. Adler siempre será
Jung. Pero volviendo a su asunto le diré que
he aplicado con éxito un tratamiento que
puede fortalecerle el carácter de modo que
no se acueste con el primer hombre que se
lo solicite”.
“¡Oh no, doctor! -se alarmó ella-. ¡No
quiero que me fortalezca el carácter! ¡Lo que
quiero es que me quite los remordimientos!”.
FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
El matemático le preguntó al aldeano:
-¿Sabes cuáles son las cuatro operaciones
fundamentales?
Respondió el hombre:
-Sí. Son comer, beber, dormir y
follar.
-Te equivocas -le indicó el científico-.
Las cuatro operaciones fundamentales
son la suma, la resta, la división y
la multiplicación.
Contestó el aldeano:
-Esas operaciones son fundamentales
para las matemáticas, pero no son
fundamentales para la vida. Podemos
vivir sin sumar, restar, dividir y multiplicar
-muchos lo han hecho-, pero
no podríamos existir sin comer, beber,
dormir y follar.
El matemático meneó la cabeza con
disgusto y dijo:
-Contigo no se puede razonar. No
sabes de matemáticas.
El aldeano replicó:
-No se puede razonar contigo. Sólo
sabes de matemáticas.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“.Controlarán deudas de los estados.”.
Cierto crítico enconoso
comentó con desaliño:
“Lo de siempre: muerto el niño
ahora tapan el pozo”.


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