viernes, 03 de mayo del 2024
 
Por Fernando Vázquez Rigada
Columna: El circo
El circo
2015-08-31 | 10:36:01
La política se degrada. La evidencia más patética
de ello es la llegada al poder de faranduleros.
Frívolos. Miopes.
En política no hay vacíos: alguien los llena.
El territorio de la política nacional se puebla de
payasos.
Tomo al payaso en su versión más patética y
contemporánea. El origen del bufón es, a la vez,
triste y honroso. Surge en el medievo. Los reyes
elegían a un huérfano desvalido de esa prisión fría
y cruel que puede ser la calle y los llevaban a su
lado a la corte. Salvaban su vida. Los alimentaban
y educaban.
Pero pagaban un precio y una recompensa. El
precio era terrible: les castraban. La recompensa:
en la corte eran los únicos que, en público, podían
criticar al rey, pero debían hacerlo con ingenio,
con rima, humor y sin ofensa. Cualquiera que no
fuera el bufón que hubiera osado hacer algo similar
tenía un destino seguro: la muerte.
La figura evolucionó. Llego el circo y el payaso
floreció, magnífico, en Rusia. El payaso más fino
jamás recurre al insulto ni a los golpes. Promueve
con ingenio el más noble de los sentimientos: el
de la risa. Esa que nos libera, nos desahoga, nos
vuelve humanos. Solo nosotros reímos: todos los
seres vivos, en cambio, lloran.
El payaso mejor del mundo, Larible, confirma:
la risa es el sonido más bello, que debe erupcionar
sin ofender, sin lastimar jamás la dignidad, mucho
menos la propia.
Pero esos son payasos de profesión. Los políticos
actuales son aprendices de payasos. Patéticos.
Miserables. Lastimosos.
Cuauhtémoc Blanco. Juanito. Pancho Cachondo.
Carmen Salinas, la corcholata. Lagrimita,
candidato a alcalde.
Unos ganan, aunque México pierda.
Juan Manuel Diez Francos, que dice ser alcalde
de Orizaba, arma su circo personal: admira a
Porfirio Díaz, lo cual en su ámbito personal está
bien: igual puede admirar a Santa Anna o a Díaz
Ordaz. Pero pasa de lo personal a lo público al
hacerle un homenaje oficial.
Segundo periodo de alcalde, denigra su condición
de empresario y político municipal de éxito.
Demuestra que ser empresario no es sinónimo
de cultura ni de congruencia. También que, por
pequeño que sea su encargo, el poder arropa con
un manto de arrogancia a quien se le acerca. Esa
arrogancia, al final, demuestra su tamaño, su
dimensión.
Mañana, por obra del silencio lastimoso de
los veracruzanos, el alcalde, émulo de payaso de
ranchería, inaugurará una estatua del dictador
Porfirio Díaz.
Demuestra su ignorancia integral y pasmosa.
Su soberbia. Su incongruencia. Su simpleza mental.
Su pequeñez.
Arrogancia. Pone la estatua en la plaza Bicentenario
con su dinero. Hace un homenaje público
a su héroe personal, porque puede, porque tiene
dinero y, según él, el que paga manda. Es la misma
filosofía de Trump. De Perot. De Collor de Mello.
Pero es un ignorante. La ley no le otorga el
derecho a nadie de hacer lo que le venga en gana en
el espacio público. Mucho menos a los gobernantes.
Esa es una mentalidad que hiede a Iguala. Yo
gobierno y, por tanto, el territorio es mío.
Simpleza mental: No lo hace solo. Recibió
150 llamadas. Todas a favor. Increíble arrastre
popular. El curioso antipático ¿alcalde? Nos dice
que de una población de más de 130 mil personas,
su ocurrencia se valida con el respaldo de 0.11%
de la población y –quizá- del Cabildo. La Perla:
dice que contra las 150 llamadas a favor, recibió
un mensaje en contra, con una propuesta: poner
junto al dictador una estatua de Lázaro Cárdenas.
No le gustó. Contestó: “si la pagas, ponla”. Listo.
Consideraré mandar a hacer una de Chespirito o
de un asno. Yo la pago. Total: quien tenga el dinero
haga lo que quiera con el espacio común.
Incongruencia: Diez Francos fue electo bajo las
siglas del PRI. ¿De verás? ¿Habrá leído –creo que
es mucho pedir- los documentos básicos? ¿Sabrá
que su supuesto partido surgió de la revolución que
derrocó a Díaz, primero, y de la sangría que derivó
la traición más vil de sus seguidores al asesinar
al Presidente Madero y al Vicepresidente Pino
Suárez? ¿Y Alfredo Ferrari? ¿Y Manlio Fabio
Beltrones? ¿Y los diputados de Orizaba? ¿Y el
Gobierno del Estado priísta? Es como si un alcalde
del PRD le erigiera una estatua a Salinas. Así.
Hay ignorancia pero que la legal: la histórica.
Poner una estatua de Díaz a escasos kilómetros
de Río Blanco es un insulto a quienes fueron masacrados
por una orden directa suya, un grupo de
trabajadores que incendiaron la Tienda de Raya
de Víctor Garcín. Díaz ordenó matar entre 400 y
800. Casi 250 personas fueron encarceladas. Fue
entre el 7 y el 9 de enero de 1907. Los cadáveres
fueron apilados en el tren –orgullo del Porfiriato- y
embarcados en el Puerto de Veracruz –la otra obra
material que sirve como alfiler de la defensa del
dictador.
Díaz tenía ya afrentas con Veracruz. Aquí ordenó
a su empleado el gobernador Mier y Terán,
por escrito, segar la vida de un grupo insurrecto
de Lerdistas.
-Mátalos en caliente-. Le ordenó por escrito.
La UNAM considera este telegrama como uno de
los actos documentados más crueles y oprobiosos
de la historia nacional.
El México de Díaz es indefendible. No lo es que
existan aún exaltadores. Así es la democracia, la
pluralidad y la democracia. Aporto solo unos datos.
Díaz abre la frontera y permite que Rangers
de Texas entren al territorio nacional a defender
los intereses de la empresa “Cananea Consolidated
Copper Company”. Matan a 22 y hieren a 23.
Más de cinco decenas de líderes son enviados a
las mazmorras de San Juan de Ulúa, otra vez en
Veracruz, que ahora lo honra.
México sin derecho de Huelga. Huelga: Tumba
segura. Vivo o muerto, pero en una tumba.
En 1909, Díaz miente, como ha mentido siempre.
Le dice al periodista James Creelman que
se irá. Llegó el momento de la democracia. Un
hombre le toma la palabra: Francisco I Madero.
Díaz, poco antes de la elección, lo encarcela. Gana
la elección, como la mayoría de las que tuvo, por
fraude.
La democracia en México no existe para Díaz.
Los partidos están proscritos.
Nada sucede en la prensa. Toda está comprada
o cerrada. Los Flores Magón fueron encarcelados
una y otra vez y exiliados. Se publicó en 1882 por
su compadre, Manuel González la llamada ley
Mordaza. González, el manco, era un títere de
Díaz. En todo caso, el General no sólo derogó esa
ley, sino que la aplicó la ley hasta su caída. De 1888
a 1910 fueron clausurados cerca de 76 medios.
La libertad de expresión, ejemplo de la República
restaurada, fue asesinada.
Como resultado de la política de deslinde de
tierra, el porfiriato regaló a 8 familias más de 22
millones de hectáreas, de acuerdo al Colegio de
México. Esta superficie es superior a la totalidad
del territorio de Costa Rica, Panamá, El Salvador
y Haití.
Sólo a la familia Terrazas, en Chihuahua, Don
Porifiro, dueño de todo, le otorgó tierras equivalentes
a una superficie mayor que los estados de
Aguascalientes, Colima, Morelos, Tlaxcala y el
Distrito Federal.
840 hacendados controlaban más del 70% de
las tierras del país. A compañías extranjeras, les
otorga más de 2 millones de hectáreas en la frontera.
Las compañías deslindadoras, se apropian
de 49 millones de hectáreas: la cuarta parte del
territorio nacional, según Jesús Silva Herzog.
Casi 9 de cada diez mexicanos no sabe leer
y escribir. Predominan las tiendas de raya que
exprimen la vida de los campesinos y obreros. En
Yucatán y Sonora se vive en estado de esclavitud.
Más de la mitad de los niños de México mueren
antes del año por enfermedades infecciosas. La
niñez padece 35% de desnutrición. Hay más curas
que médicos.
Diez Francos define gallardo a Don Porfirio:
“fue un gran constructor” ¿Cómo
no serlo? Estuvo al frente
del estado 34 años tras dar
un golpe de estado. Llega, y
se va, como un sátrapa. Tras
tres décadas y un lustro en el
poder, cualquier gobernante
hace obra. Compárense, si se
quieren, las cifras de esos 34
años con los 18 del Desarrollo
Estabilizador de la posrevolución
y verán el resultado.
Consterna que alguien
como Juan Manuel Diez
Francos ignore los saldos terribles
sociales y en materia
de libertades. Lo retrata de
cuerpo entero.
Consterna, también, que diga
que quiere poner a su patria
chica en el mapa nacional con
una acción semejante, honrando
a “su héroe”. En vez de
poner su ciudad en el mapa por
la excelencia académica, por
la pujanza competitiva, por el
abatimiento de la desigualdad,
por el florecimiento cultural,
por reincorporar la seguridad,
saca un distractor indigno de
su trayectoria de una chistera
polvosa y rancia.
Ojala, algún día, Juan
Manuel, ascienda a Payaso.
Por lo pronto que se quede de
administrador del circo.
@fvazquezrig


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