lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Ciro Di Costanzo
Columna: Los aniversarios
Los aniversarios
2015-09-13 | 10:15:36
Catorce años después del peor atentado terrorista que conoce la humanidad, la muerte siguió presentándose como consecuencia.

Las conmemoraciones viven para la memoria. A veces para que nunca más se vuelvan a repetir. A veces para recordar los grandes momentos. Pero siempre, sin excepción, entregan reflexiones.

Todo tiene impactos, como el aleteo de una mariposa.


A un año de Ayotzinapa

Ha pasado un año de la desaparición en Iguala, Guerrero, de 43 normalistas de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos y aunque parezca mentira, no sabemos a ciencia cierta qué rayos pasó.

Tenemos muy pocas certezas sobre este terrible caso, aun a pesar de la cantidad de reflectores y atención internacional que se le ha dado. ¿Se imaginan ustedes cualquier otro?

Un par de semanas antes de cumplir el primer aniversario, un informe demoledor del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuestionó toda la versión oficial presentada como “verdad histórica”.

Entiendo que siempre hay flecos que peinar, pero esta vez teníamos dos películas diametralmente distintas de lo sucedido aquella fatídica noche del pasado.

¿Qué aporta la versión independiente? Aporta varios factores relevantes como el quinto camión, cuya existencia es omitida en la versión anterior, y la presencia de policías estatales y federales.

Pero, sobre todo, aporta UN MÓVIL que no teníamos en la versión anterior. ¿Por qué tanta virulencia en contra de un grupo de estudiantes? ¿Por interrumpir un evento de una señora que no conocen?

Estas preguntas parecen contestarse con esta nueva hipótesis : los estudiantes habían interferido, sin saberlo, en un traslado de droga de Guerrero a Chicago, vía Ciudad de México.

Es cierto que toman por asalto a cada rato autobuses, para trasladarse a manifestaciones. ¿Qué tal si hubiesen tomado uno que contenía drogas o armas o dinero?

Hay un móvil, sí. Verosímil.

Un año después.


Catorce años del 9/11

Aquella fatídica mañana cambió el panorama mundial. Eran las 8:46 de la mañana en Nueva York.

Aquella hora sucedió el primer impacto en la Torre Norte del World Trade Center, en el distrito financiero neoyorquino. Después fue la segunda Torre, después el Pentágono.





Sólo en el evento de las Torres Gemelas murieron 2 mil 983 personas, en una mañana despejada.

Catorce años después del peor atentado terrorista que conoce la humanidad, la muerte siguió presentándose como consecuencia.

Vino la primera guerra para desmantelar el régimen del Talibán en Afganistán, santuario de Bin Laden.

Pocos años después, llegó una segunda guerra para colapsar al régimen de Saddam Hussein, con el peregrino argumento de las armas de destrucción masiva. Nunca encontraron tales armas, pero derrumbaron al régimen del tirano.

Saddam Hussein murió ahorcado.

Diez años después, en mayo de 2011, el temible Osama Bin Laden, autor de los atentados, fue eliminado en operación secreta por un comando de Seals de EU. Fue arrojado al mar.

Parecía que la sangre dejaría de derramarse como consecuencia del 9/11. No fue así.

Aquella base de sunitas dominantes en Irak, que formaban parte del círculo de Hussein y habían dominado por décadas a la mayoría chiíta, se rearmó.

Conocedores de los resortes del poder y, sobre todo, de la venta clandestina de petróleo, se entrenaron, se prepararon y resurgieron de entre las cenizas reconvertidos en el Estado Islámico, que hoy mantiene asolada la zona. Y sigue derramando sangre inocente en Irak, en Siria.

Y son en parte responsables del éxodo de sirios, desplazados de la guerra, que hoy vemos en Europa. Como nunca antes.

Catorce años después.


Sweet 16

Para Erika y mis hijas. 16 años después.

Échenle piquete al café. Amerita.


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