lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Jorge Vicente
Columna: Aguanta Vara
La traición es cuestión de tiempo
2015-09-20 | 10:05:09

A lo largo de la historia de la política y el ejercicio del poder siempre se han presentado las traiciones entre miembros de los mismos partidos políticos, sobre todo en los momentos que tienen que ver con la cuestión electoral de los municipios, estados y país.

Lo más desagradable, repugnante, asqueroso y ruin es ver que un sistema de gobierno que tienta con el poder y dinero a los hombres y mujeres más cercanos de quienes se consideran sus enemigos y los llevan a formar parte de sus equipos de trabajo.

Así la forma más común de permanecer en el ámbito político es la de seguir viviendo del erario público, aún a costa de traicionar a sus “amigos”, o a quienes a lo largo de la vida los han llevado de la mano para forjarlos como líderes, administradores o simplemente servidores públicos, en quienes se sustenta la conformación de un grupo político con el poder suficiente como para dar la pelea en las diversas contiendas electorales.

El cardenal Richeliu forjó una de las frases más célebres para entender estos momentos que se viven diariamente y es: “La traición es cuestión de tiempo”, esto se comprende en las circunstancias que viven actualmente un grupo de personas que tienen ligas con políticos que en estos momentos buscan acceder a las próximas designaciones.

Me parece que la tarea de etiquetar a enemigos o rivales es algo frecuente en todos los países del mundo. Pareciera que nos dividimos en héroes y traidores. Los matices no existen; tampoco las explicaciones. Hay héroes que nunca se propusieron serlo y villanos que siempre fueron consecuentes con sus ideas políticas.

En los grupos políticos siempre hay un advenedizo. Alguien contratado para que pase información. Es normal. Conviene además. Esa es la costumbre.

En la política andar sin deslealtad es como querer ver a un ganadero sin caballo.

Compadre del alma. Mi hermano. Es usted un chingón, entre otras son las frases de mayor deslealtad en el medio político.

Los que juran y perjuran que solo accedieron al cargo por una sola ocasión. Luego no hay quien los baje. La ciudadanía está harta de tantas promesas. Los mismos políticos lo saben.

Los políticos son mal vistos. Repudiados. Mal calificados. Para muchos todos son los mismos, de todos los partidos, pero hay algunos con buenas intenciones, muy contados, pero los hay.

Mientras los simpatizantes se rasgan las vestiduras por su partido, en lo más alto, negocian los dirigentes de los institutos políticos. Hacen del ejercicio político un botín. Son insaciables del poder y del dinero.

Si los partidos políticos aprobaron dentro de sus estatutos internos expulsar a los desleales se quedarían sin militantes.

Hay personajes políticos que viven al amparo de la deslealtad, le hacen tributo al monumento a la corrupción, siempre están dispuestos a estar pegados a la ubre.

Unos tienen hasta la Virgen de Guadalupe y fotos de su familia como sus protectores.

Si supieran las fichotas que son. Si decretaran una ley de encarcelar a los políticos corruptos no se sabría quién cerraría el candado.

Hoy en vez de decir soy político deberían de decir soy rentable. Se venden al mejor postor, se alquilan en épocas electorales.

Para las deslealtades no hay fechas ni calendarios, están a la orden del día. Claro, aumentan en tiempos electorales. Aguas con esas hienas que solo sirven para destruir, nada aportan y además no tienen llenadera. Andan como las nauyacas a ver a quien pican.

Hay quienes hacen de la traición su deporte favorito. Otros es su vicio y adicción.

Mientras tanto a prepararse con una buena dosis de repelente y vacunarse contra ese mal que cada día crece.

Acuérdense de estas siglas: VLM.UYG. Luego la desciframos.


aguantavara1@hotmail.com

f: Jorge Vicente

t: @JorgeVicenteAV


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