jueves, 26 de septiembre del 2024
 
Por Aurelio Contreras Moreno
Columna: Rúbrica
‘Por eso los matan’
2015-10-29 | 08:48:20
‘Por eso los matan’

La crispación en el ambiente político
del estado de Veracruz a unos días de
iniciar formalmente el proceso electoral
2015-2016, por medio del cual se
renovará la gubernatura y el Congreso
local, ha subido de tono a niveles que
no auguran más que riesgos y posibilidades
de mayor violencia.
El enfrentamiento entre los grupos
político-partidistas que se disputan el
poder en la entidad se extiende hacia
la sociedad civil, las agrupaciones
sociales y distintos sectores profesionales,
entre éstos, y especialmente
por la naturaleza de su trabajo, el del
periodismo.
La división existente entre el mismo
gremio, entre aliados del gobierno y
críticos del mismo, lo ha vuelto aún
más vulnerable a los ataques externos,
que abiertamente o desde las sombras
se ciernen con cada vez menor disimulo
sobre quienes se atreven a cuestionar
las decisiones del régimen de Javier
Duarte, que en cinco años ha demostrado
ser letal para el sector periodístico
veracruzano y para la sociedad civil
en su conjunto, por acción u omisión.
Un ejemplo de esa crispación, del
desprecio desde el oficialismo hacia la
labor periodística, se suscitó este miércoles
28 de octubre durante la sesión
extraordinaria de la LXIII Legislatura
del Estado, en la que los diputados del
PRI y sus aliados aprobaron el decreto
de reestructuración de la deuda de la
entidad que dejará hipotecado a Veracruz
durante los próximos 25 o 30 años.
Para apoyar a “sus” diputados y descalificar
a los opositores, se movilizó a
integrantes de la Liga de Comunidades
Agrarias, de Antorcha Campesina e incluso
a burócratas de la administración
estatal para llenar el salón de plenos del
Congreso local mientras se discutía el
decreto del gobernador Javier Duarte
y ejercer el triste papel de “porros matraqueros”,
lastimosa y rancia práctica
del priismo más anacrónico.
Cuando uno de esos diputados, el ex
panista y hoy ferviente duartista José
Ramón Gutiérrez de Velasco Hoyos
–sobre quien pesan señalamientos por
ser el más corrupto de los alcaldes que
haya tenido el municipio de Veracruz
puerto– subió a tribuna para hacer
circo con un ábaco y según con eso
“explicar” los “beneficios” de la nueva
deuda, los fotógrafos se abalanzaron
en torno suyo para tomar sus gráficas.
Fue entonces que se escuchó un grito
en el salón de plenos, dirigido a los
periodistas que realizaban su trabajo:
“por eso luego los matan”, dijo alguien
sentado en las butacas, lo que calentó
la sangre de los comunicadores.
La autora del improperio fue una
mujer de nombre Tomasa Delfín
Martínez, miembro del sector campesino
del PRI en Veracruz que fue
llevada al Congreso a aplaudir algo
que seguramente ni siquiera entendía.
Insignificante en sí misma, pero a la
vez ejemplo soez de la rabia del oficialismo,
desde sus más bajos estratos,
hacia los medios.
Es ése el ambiente que se respira en
Veracruz en este momento. Intolerancia,
encono, revanchismo. Y lo mismo
afecta al sector periodístico que a la
sociedad en su conjunto, injuriada por
una clase gobernante sorda, soberbia
e irresponsable.
Es el mismo caso de Araceli Salcedo,
la madre la joven desaparecida desde
hace tres años Fernanda Rubí Salcedo.
Tras reclamar de frente al gobernador
Duarte la inexistencia de avances en
la investigación, su hija fue injuriada
por encargo en el periódico de un mercenario
de nombre José Abella, quien
además, tras recibir fuertes críticas
por su servilismo y vileza, se dedicó a
insultar y amenazar periodistas con
vulgares mensajes a sus correos electrónicos,
bajo la misma tónica: “por
eso los matan”.
Porque en Veracruz, señalar las
pifias de los dueños del poder económico
y político es casi una sentencia
de muerte.
Email: aureliocontreras@
gmail.com
Twitter: @yeyocontreras


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