jueves, 02 de mayo del 2024
 
Por Gaudencio García
Columna: Plana Mayor
2015-10-29 | 21:14:54
Pavón: pusilánime, incongruente e inmoral


La política transversal y de comunicación social del gobierno de Javier Duarte resultó ser como los cangrejos. Se da un paso para adelante y cuatro para atrás. No hay congruencia entre el discurso triunfalista y los hechos en tiempo real. El optimismo oficial es una entelequia.

Los grandes logros gubernamentales publicitados por los extitulares y el actual titular de la coordinación general de Comunicación Social, se esfuman como el peso de la moneda mexicana ante el dólar. La política de medios se ideó con las vísceras. Un verdadero fracaso.

Gina María Domínguez Colio —hoy próspera empresaria de medios de comunicación y ambivalente titular de la Fundación Colosio del PRI—, Alberto Silva Ramos, hoy flamante dirigente estatal del PRI, y Juan Octavio Pavón González, fueron y son ejemplo de la incongruencia, entre el decir y el hacer.

El gobierno ha utilizado los dineros públicos con sentido patrimonialista. A los medios críticos que no se repliegan a la retórica oficialista se les castiga con cero publicidades y el regateo de los adeudos publicitarios, en tanto a los favoritos, a los lisonjeros, a los que se desviven en la alabanza falaz, se les otorga toda la manga ancha.

Son la antítesis de la deontología política. Con Gina María la política de los Mass Media se pervirtió con la mayoría de los medios locales impresos y electrónicos porque con los del altiplano no pudo doblegarlos, por encima de las generosas órdenes de inserción de gacetillas, mantienen su autonomía a pesar de la estridencia y antemas de la clase política gobernante.

Gina María salió riñendo con la mayoría de los medios de comunicación, con la excepción de los favoritos de casa, dejando elevadas deudas por pagar, que hasta la fecha no se han cubierto. Ahora, producto de modesto salario de 3 años, es dueña de medios de comunicación, radiodifusoras, una agencia noticiosa y una abultada cuenta bancaria. No hay averiguación previa alguna, por ahora, en su contra por presunto enriquecimiento inexplicable como señalan sus críticos.

Con el efímero paso de Alberto Silva Ramos se conjugó un ligero cambio. Concilió y restañó heridas con los medios de comunicación confrontados, divididos y excluidos por Gina María, cubrió en parte el pago de los adeudos incumplidos, que en algunos casos provenían del año fiscal de 2012, y entregó de mano propia un informe detallado al gobernador JDO sobre un presunto quebranto millonario a la CGCS.

La reconciliación, los puentes de comunicación y la promesa de superar la inquina, la lucha sórdida y la rudeza con los Mass Media, se cayó estrepitosamente con la salida de Beto Silva de Comunicación Social para brincar a la diputación federal por el distrito de Tuxpan —y ahora mostró sus dotes trapecistas como nuevo dirigente estatal del PRI—, comprobado con el desaseo de su relevo Juan Octavio Pavón González.

Teórico de los medios electrónicos, incondicional de la familia Macías de Coatzacoalcos, de donde es originario, gris en la práctica de campo de los medios impresos, Pavón González llegó con el pie izquierdo a las oficinas de la coordinación general de Comunicación Social en febrero de 2015. Es pusilánime, incongruente e inmoral.

En la zona centro del estado, incluyendo la capital, privilegió a una élite de editores, principalmente los favoritos del régimen duartista, para mostrar las buena vibras del gobernador con la prensa incondicional, sumisa y acrítica. Realizó una gira relámpago por todo el estado con el pretexto de estrechar lazos con la prensa en general y ofreció pronto solucionar la calendarización de pagos, hasta la fecha incumplidos.

Su estrella, su buena suerte y su triunfalismo oprobioso se derrumbaron en su propia tierra, en Coatzacoalcos, ante sus paisanos. Pavón González celebró con bombo y platillo una magna reunión con la prensa en general, chicos y grandes, para homenajearlos y reiterar el respeto irrestricto a la libertad de expresión del régimen duartista. Pero no faltó el prietito en el arroz.

En el evento, los amanuenses de Juan Octavio, que actuaban con síndrome de Cortés, empezaron a repartir sobres que contenían mil, dos mil, cinco mil y hasta diez mil pesos, en el argot periodístico conocido como “chayotes”, pero la acción desafortunada del vocero duartista fue filtrada a las redes sociales. Un sector de la prensa crítica recriminó la actuación del exdirector de RTV.

Pero los desaguisados de Pavón no han acabado. En plena bancarrota del gobierno duartista —inmerso en un círculo kafkiano la calendarización de pagos a proveedores y empresarios—, ordenó el alquiler de dos pisos del nuevo edificio El Olmo, ubicado frente al ORFIS en Circuito Presidentes, para reubicar las oficinas de la coordinación general de Comunicación Social.

La paradoja. No hay dinero para pagar los rezagos de pasivos de los medios de comunicación, pero sí hay suficiente para cubrir el nuevo albergue de las oficinas que operan en Palacio de Gobierno, en Zamora, Úrsulo Galván y Clavijero. Juan Octavio actúa con el síndrome del avestruz, esconde la cabeza para no dar la cara sobre la cascada de acusaciones e inmoralidades que se vierten contra el primer círculo de la clase gobernante. No hay una pisca de congruencia, pero sobre todo, no hay moral.


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México