2015-11-07 | 10:14:57

La muy desafortunada decisión
tomada por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación de autorizar
la siembra y cultivo de la
marihuana para autoconsumo,
abre un enorme boquete en los
cimientos que forman la sociedad.
y pone en grave peligro la
salud física y emocional de
nuestra juventud, al amparar
inicialmente a cuatro personas
para que pudieran sembrar y
cultivar la marihuana con supuestos
y dudosos fines lúdicos
y recreativos.
Lo extraño del caso es que las
cuatro personas que “lograron”
una resolución favorable a sus
gustos e intereses, declararon
que ellos no consumen mariguana.
Si la Corte amparó solamente
a esos cuatro y éstos manifiestan
no consumirla, cuál fue la
intención de gestionar algo que
no van a usar. ¿Protagonismo,
ganas de fastidiar, publicidad?;
vaya Usted a saber.
Como si no tuviéramos ya
bastantes problemas como la
inseguridad, el desempleo, la
falta de oportunidades para los
jóvenes, la falta de instalaciones
deportivas para alejarlos de los
vicios, el escaso crecimiento de
nuestra economía.
y las crecientes adicciones al
tabaco y al alcohol que junto con
la obesidad provocan enfermedades
cuyo tratamiento resulta
muy costoso, la resolución de la
Suprema Corte abrió la puerta
a otro flagelo: La droga.
Atendió supuestas libertades
de un pequeño grupo que
solicitó autorización para sembrar
y cultivar marihuana. Solo
que olvidó, que esto afecta las
libertades y la seguridad de los
demás.
Este es solo el principio, porque
posteriormente otros grupos
organizados solicitarán y obtendrán
lo mismo, con lo que poco
a poco y para desgracia nuestra
se irán legalizando las drogas
en México.
Como hay mucho oportunismo
político y escasa dignidad y
responsabilidad, algunos partidos
ya se suman la campaña de
despenalización del cultivo de
marihuana, porque así, parecerán
de ”avanzada” y podrán
captar votos de los viciosos.
Ante la incapacidad del estado
por combatir este flagelo,
le resulta más fácil a quienes
deberían velar por la seguridad
y tranquilidad de la mayoría de
los habitantes, terminar permitiendo
la drogadicción, que
combatirla.
Sin tomar en cuenta los
enormes daños colaterales que
los vicios causan a los pueblos y
naciones.
Inexplicablemente, los ministros
de la Suprema Corte
atendieron la ocurrencia de 4
personas y desestimaron las
19 mil firmas que la Unión
Nacional de Padres de Familia
entregó a la Corte oponiéndose.
Viva México!
Sin ser expertos en salud, ni
conocer los efectos y problemas
económicos y sociales que la
utilización de la marihuana
conlleva, los ministros no consideraron
que de acuerdo a las
estadísticas vigentes.
Su consumo causa adicción
y frecuentemente es el inicio de
una cadena que lleva al individuo
a utilizar después drogas más
potentes, lo que termina dañándolo
de manera irreversible y
poniendo en peligro a los demás
miembros de la comunidad, ya
que una persona drogada puede
bajo determinadas condiciones
llegar a cometer los peores delitos
y provocar accidentes que
resultan fatales.
Curiosamente, algunos
intelectuales se sumaron al
proyecto del ministro Saldívar
y estuvieron durante meses en
una campaña insistente y permanente
para intentar preparar
a la opinión pública sobre lo que
ya se veía venir.
Por cierto, algunos despistados
dijeron puras tonterías,
como el que la Suprema Corte
jamás se equivoca. (A menos
que esta personita crea que los
ministros son Dios).
Otros dijeron que era una
decisión histórica. Histórica
hubiera sido respaldar una Ley
que frenara en serio y castigara
la impunidad que nos agobia.
Histórica hubiese sido el respaldo
a otra Ley que combatiera
la pobreza, la desigualdad y el
analfabetismo.
No cabe duda que con esto
se demuestra que muchos de los
que ostentan un cargo público,
tienen la pila puesta al revés.
Irresponsablemente, también
algunos medios de comunicación
dijeron que era una decisión
valiente de la Suprema Corte.
Decisión valiente hubiese
sido, que los ministros de la Suprema
Corte se hubieran bajado
su altísimo sueldo de 350 mil
pesos mensuales o que hubieran
ofrecido combatir en serio la corrupción.
No nos confundamos
por favor.
La valentía implica sacrificarse
por los demás, no avalar
ni respaldar comodinamente
los vicios que nos denigran y
esclavizan de por vida.