Por Rafael Arias
Columna: Mutatismutandis
Mutatismutandis
2015-11-07 |
10:15:27
En demasiados aspectos del funcionamiento del aparato
oficial estatal, se ha pasado de ser o dar solución
o parte de ella, a muchos problemas, a convertirse
parcial o totalmente, en otro problema en sí, más grave
y complicado. Transformación inequívoca de remedio
a enfermedad.
Dichos aspectos están en muchas formas determinados
por la cuestionada forma de obtener, administrar
y ejercer los recursos públicos; y también, la de aplicar
la ley y hacer uso responsable, oportuno y apropiado
de atribuciones de las instituciones para fortalecer el
Estado de Derecho, la solución pacífica de problemas
y conflictos, y en general asegurar la convivencia civilizada.
Usar y abusar del poder gubernamental, hasta
debilitar y quebrar las finanzas públicas es, sin duda,
un grave problema que debe atenderse y solucionarse
bien, de inmediato y al menor costo. O, de lo contrario,
asumir y padecer las consecuencias.
No agrandarlo y complicarlo, ni extenderlo y fortalecerlo.
Mucho menos beneficiarse de limitaciones
y sacrificios sociales y populares que resultan de su
pésimo manejo. Y, desde luego, no usarlo para mantener
encubrimiento, complicidad e impunidad.
La sabiduría de los pensionados repite:”No falta
dinero, sobran ladrones”.
Endeudar, endeudar
que el pueblo va a pagar
Manipulación y distracción, en las cuentas alegres de
los magos en el gobierno, acostumbrados a desaparecer
recursos, pasivos y obligaciones; en difundir cálculos e
información sobre optimista, exagerada e infundada,
alentando insaciables endeudadores; y en los puntuales
registros contables, complicidad y encubrimiento, de
los fiscalizadores oficiales que todo justifican, y a los
que “todo checa y cuadra”.
Presentes, tanto lo absurdo y costoso como lo arbitrario
e injusto del quehacer gubernamental, y específicamente
del manejo administrativo y financiero.
En 12 años, Veracruz ha comprobado como un
instrumento monetario de amplia y reconocida utilidad,
se ha convertido en un medio de expansión y
profundización de innumerables males, trastornos y
complicaciones.
El endeudamiento gubernamental, apropiado para
atender necesidades básicas sociales, por cierto establecidas
y exigidas por ley, pero no atendidas ni cumplidas,
como la expansión de infraestructura física y social,
el fortalecimiento económico y de bienestar social, así
como la estabilidad y eficiencia gubernamental, se ha
convertido en un creciente problema sin control y uno
de los principales obstáculos, para la recuperación
económica en general.
Imposible atender y resolver problemas si no se tiene
memoria y tampoco se usan inteligencia y capacidad
de respuesta, incluyendo la previsión. Por cierto ¿Cuál
es el total de la deuda pública estatal? ¿Y la disciplina
financiera?
Para diálogo y debate, aunque sea breve y rápidamente,
se adelantan algunos puntos básicos que es
preciso tener en cuenta.
1.-Sin seguimiento, control y evaluación social, todo
o gran parte de las acciones de rendición de cuentas
gubernamental, se convierte en simulación.
Importante insistir en transparencia y acceso a la
información pública, confiable y oportuna.
Pero sobre todo que los caros fiscalizadores en nómina
y abundante presupuesto (Contraloría, ORFIS y
Comisión de Vigilancia del Congreso), hagan el trabajo
requerido y no se conviertan en encubridores, cómplices
y simuladores, partícipes del engaño y la defraudación.
2.-Seguir la pista del dinero, ya que no es posible que
se autorice un presupuesto, para que discrecionalmente,
se haga y deshaga su asignación y aplicación. Asegurar
orden y claridad, origen y destino, pero sobre todo
su correcta ejecución y permanente fiscalización y
evaluación social. “La licuadora” presupuestal tiene
beneficiarios.
Repetidas injusticias y arbitrariedades se repiten,
en el caso de los más débiles, vulnerables y necesitados.
A los que simplemente no llegan los recursos tan
comprometidos y anunciados, porque son víctimas del
hampa electoral que condiciona o manipula su entrega.
Últimamente hasta se comprometen para endeudar,
diversos fondos federales destinados al combate a la
pobreza; como en el caso del último endeudamiento
autorizado, simulado como “reestructuración”.
3.-Imprescindible exigir permanente y puntualmente
lo ofrecido y establecido legalmente, como
compromiso oficial.
Y, sobre todo impedir la autorización libre y discrecional,
convertida en “cheque en blanco”, para el manejo
de recursos e instituciones públicas. Comprobada
fuente de uso y abuso de atribuciones legales, así como
de ineficiencia y delincuencia.
Identificar responsabilidades y establecer culpabilidades.
Evaluar todo y a todos en los gobiernos,
seguimiento y control reales y efectivos, , para reconocer
y alentar logros y avances, así como corregir errores
y castigar culpables. No más intocables y reciclables.
Causa importante…y determinante
No se necesita ser genio matemático, ni experto en
finanzas para identificar, en donde radica una de las
causas determinantes de la problemática de ineptitud y
corrupción gubernamental crecientes, que se padecen,
complican y fortalecen, en los diversos ámbitos de
gobierno.
Se sabe desde siempre. Imposible resolver problemas
y avanzar si lo que se supone que es el remedio o solución,
o simple encargado de la sanación, se convierte y resulta
en problema peor, en padecimiento más grave que la
enfermedad que se dice se pretende curar y erradicar.
No distinguir ineficientes y delincuentes en el
gobierno además de caro es altamente perjudicial.
De qué sirve diagnosticar e identificar problemas y
padecimientos, sus presentaciones, comportamientos
y su grado de gravedad.
De qué sirve determinar soluciones apropiadas, si
quienes las aplican, se han convertido en un obstáculo
mayor a vencer.”La iglesia en manos de Lutero”
De ahí que es importantísimo el papel de los gobiernos,
en la construcción y aplicación, real y puntual de
soluciones apropiadas y pertinentes. Simular tiene sus
límites. Abusar del lenguaje tiene sus consecuencias.
Distinguir remedio de enfermedad.
En fin, regresando al tema, los problemas aparecen
o se agravan, cuando se recurre al endeudamiento para
cosas que no tienen sentido, ni justificación social, pero
si personal, familiar o de grupo en el poder. Ocasionándose,
el alentar o reforzar, complicar y profundizar
retrocesos económicos y sociales, y hasta círculos
viciosos de pago de deuda con más deuda, cara y sin
justificación.
Nada raro incrementar y complicar problemas, al
aumentar deuda pública no para financiar y apoyar
crecimiento económico, sino para incrementar déficits
a causa de mayor gasto corriente y, sobre todo, para
garantizar continuidad de la impunidad a intocables
y reciclables.
AcademicoIIESES-UV@RafaelAriasH
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