sábado, 04 de mayo del 2024
 
Por Rafael Arias
Columna: Sucesión, ¿y la atención a las y los veracruzanos?
Sucesión, ¿y la atención a las y los veracruzanos?
2015-11-09 | 09:53:52
Faltan 387 días. Más deudas, pérdidas, imposiciones y ocurrencias La trampa en funciones. Elecciones, más elecciones y elecciones. Experiencia no aprendida. Después de caros y cuestionados procesos, históricamente los electos tienen tiempo, recursos y oportunidades de atender bien y oportunamente a sus representados. Sin embargo. En trienios y sexenios, muchos han demostrado que en general no lo hacen, caracterizándose por sus pobres o nulos resultados positivos. En doce años, se han hecho evidentes incontables casos de mediocridad e ineficiencia, ineptitud y corrupción, así como disposición y capacidad de endeudar y endeudar, usar y abusar de dependencias gubernamentales y recursos públicos, con el propósito de ganar elecciones y mantenerse en la impunidad. Elecciones, selecciones ¿y evaluaciones? ¿Qué va a suceder con el alargamiento por años, del entretenimiento político-electoral que exige atención y ocupación, gasto y cuidado en su manejo? Pobre Veracruz. Tres años más de lucha electoral y mediática, espectáculo y excesivo despilfarro, pérdida de recursos y oportunidades, retrocesos y sacrificios. Salvo excepciones, ¿qué se puede esperar
de gobernantes y políticos de probada irresponsabilidad e incapacidad? Y ni modo, obligación y derecho ciudadano. Hay que entrarle y participar activamente. Entrarle y no abandonar el proceso, ni dejarle el camino despejado y fácil a ineficiencia y delincuencia fuera y dentro del gobierno. Porque entregarles las elecciones sería peor, ya se sabe y padece en lo que terminan. Primero los seres humanos Por otro lado. En la atención y preocupación diaria, de las y los veracruzanos, se encuentran prioridades y necesidades sociales desatendidas, convertidas en rezagos crecientes que, sumadas a la falta o insuficiencia de servicios públicos básicos, día a día se asegura, el simple crecimiento de limitaciones y sacrificios populares que se heredan, generación tras generación. Sobran estadísticas e indicadores, hechos e información oficial. Preocupa y hay que repetirlo: si el desastre económico y financiero es grave, el de involución institucional es peor. Imposible negar y ocultar lo evidente. En la cotidianidad de la sobrevivencia, demasiadas pruebas de discrecionalidad, encubrimiento y falta de aplicación de la ley, que en buena medida, ni se cumple ni se hace cumplir. A esto sigue, la destrucción o debilitamiento de dependencias, estructuras y funciones de instituciones
gubernamentales; y, desde luego, el uso y abuso de recursos públicos. Legalidad socavada. Institucionalidad debilitada. Enriquecimiento explicable, impunidad inaceptable. Así, no extraña que políticas públicas encaminadas a la atención y afectación de causas y orígenes de los problemas, no obtengan buenos y suficientes resultados. El colmo, a responsables y culpables escandalosamente conocidos, nadie oficialmente les exige cuentas. Los protege opacidad gubernamental y perversidad política, desde el manejo de la información oficial. Solución sustituida por simulación. Previsión por repetición. Reiteradas políticas y programas, actividades y formas de gobierno, probadamente insuficientes e inconvenientes, incrementan costosas consecuencias, injustas limitaciones e inhumanos sacrificios sociales. A su cargo, conocidos beneficiarios en el gobierno. Imprescindible repetir e insistir. Hechos por todos lados, muestran y demuestran alcances de ineficiencia y delincuencia gubernamental. ¿Su prioridad dedicar cuantiosos recursos públicos, para garantizar continuidad de impunidad? Estos son componentes principales del mayor desastre que, sin quererlo ni buscarlo padece Veracruz, y se extenderá los próximos años. Aprovechándose la enorme
y casi total atención y dedicación a la lucha por el poder, frente al creciente abandono o desatención de la población. Solución efectiva o gran distracción Compruébese como la mayor dedicación y atención se dirigen al “bueno”, al “tapado”. A nombres, candidatos y partidos. Rituales, propaganda y espectáculos, de sobra conocidos y padecidos. Adicción a obsoletos y costosos actos y acciones: destape y cargada, acarreo y clientelismo, demagogia y promesas, muestreo y múltiples formas de distracción que ayudan a mantener y vender esperanza. Excepciones aparte, gobernantes, partidos y políticos, así como medios, organizaciones sociales, organismos empresariales y representaciones de la sociedad civil se encaminan o ya están involucrados, en lo que es y será su mayor preocupación y ocupación en años: competir para asegurarse el gobierno, y disponer de sus instituciones y recursos. Unos para alcanzarlo; y otros para mantener impunidad y que no los alcance la justicia. Y desde luego que hay razón y justificación en hacerlo, pero no a costa de abuso y sacrificio de la población. ¿Veracruz de desastres, no merece atención? Academico.IIESESUV@RafaelAriasH Facebook: VeracruzHoydeRafaelAriasHdez
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