lunes, 20 de mayo del 2024
 
Por Jant Segovia
Columna: Las mentiras del poder
Los monstruos del Averno
2015-11-19 | 08:56:31
Los monstruos del Averno reaparecieron en París la noche del pasado viernes 13, sembrando la ciudad gala con la muerte de seres inocentes, a los que truncaron sus vidas en nombre de un extraño Dios que no pertenece al Corán que conocemos. Han corrido ríos de tinta (como se suele decir), intentando analizar lo analizable, que es el terror en la población, para lo que desde antes de los tiempos bíblicos, el mal llamado ser humano es especialista. Como lo demuestra la “caída” de las murallas de Jericó, el Caballo de Troya, y otros cientos de ejemplos, como sería en tiempos recientes el bombardeo ordenado por Winston Churchill, sobre la desprotegida ciudad de Dresde, (el 13-15 de febrero de 1945). Con bombas incendiarias, que acabaron con la vida de no menos de 35 mil civiles inocentes, tan solo para demostrarle a los rusos el poder de fuego con que contaban. Con lo anterior, no estamos orillando ni disminuyendo en ningún momento la atrocidad de estas mentes criminales y por demás perversas, que sembraron de horror las calles de París la mencionada noche del 13, sino marcando el antecedente de la perversión de la mente humana a la hora de la destrucción bien sea en el nombre de un Dios que no entendemos. O en el otro manido pero socorrido oficio que es el de la guerra, con una primer bomba sobre Hiroshima, y la segunda de regodeo sobre Nagasaki, ciudad también desprotegida, y sin ningún valor estratégico. Y ya que andamos por los aleros de la Segunda Guerra, demos un vistazo a esos arenales del Medio Oriente, que de no haber tenido petróleo a raudales en sus entrañas, hubiera pasado desapercibido a esas funestas grandes potencias. Que al término de la contienda que le costó 60 millones de vidas a la humanidad, repartieron países como si fueran trozos de pizza, para llegar al maremágnum que vemos hoy entre esas tribus que se odian a muerte, como pueden ser los kurdos, chiitas, etc. Y que adobados por el poder imperial de los yankees, unas veces los protegen, y otras los ponen a guerrear entre ellos, como es el caso del Ayatollah Knomeini contra el Sha de Irán, (para derrocar a este), después mandar al tal Ayatola refugiado a París, para nuevamente regresarlo. O bien mangonear a Gadafi como amigo de los gringos, para acto seguido bombardearlo, y nuevamente agarrarlo como gran amigo de las barras y las estrellas, para de nuevo abandonarlo a su suerte y ejecución, por inservible para el Tío Sam. Y ya ni hablemos de Saddam Hussein, y su triste historia a manos del Imperio buscándole armas biológicas inexistentes, para después abandonar un Irak desprotegido y roto, convertido en un caldo de cultivo propicio para
estos asesinos del EI, con sus ramificaciones en Siria, amamantada por otro dictador, parecido al que mañana cumplirá 40 años de muerto: Francisco Franco. Este asesino, no tan solo fue cobijado en su momento por los norteamericanos para implantar sus cinco bases aéreas en suelo español, sino que hasta era amado por la Iglesia Católica Apostólica y Romana, quien le concedió el privilegio de poner en las monedas la siguiente leyenda: “Yo Francisco Franco Bahamonde Caudillo de España por la Gracia de Dios”. Este desalmado mañana cumplirá 40 años de muerto, después de haberse sentado en un trono con un millón de asesinados bajo sus pies, por no profesar la misma religión católica, ser republicano, masón o judío. Y ninguno de los que ahora se espantan por el desaguisado creado por ellos en Oriente Medio, con el resultado de los Yihadistas a flor de piel, se rasgó las vestiduras ante dictadores como el citado Franco, Pinochet, Trujillo y otros tantos que aun nos roban oxígeno. Así que ahora no sabemos de qué se andan quejando cuando este monstruo de mil cabezas fue creado por ellos, y con intenciones tan ocultas que tan solo veremos dentro de una década, si es que bien nos va. Lo cierto es que seguimos en la incertidumbre de qué pasará mañana, mientras que estas mentes perversas sigan manipulando nuestros destinos, sin importarle el resultado de unos miles de muertos más, bien sea por la hambruna fabricada por ellos. O por estas guerras fuera de toda lógica, donde manipulan a los pueblos como si estuvieran en un inmenso laboratorio con millones de ratones para sus experimentos, entre bombas nucleares, árabes manipulados, o guerra en los Balcanes, Croacia, o cualquier otro punto del Globo Terráqueo, para llevar a buen puerto sus instintos criminales. Todos ellos bañados por la consabida Democracia, como la que supieron llevar a Vietnam, Afganistán, Egipto, Turquía, Irán, Irak y ahora a Siria, mientras que en la Franja de Gaza sigue habiendo miles de muertos, mientras protegen a Israel, que entre bastidores dirige gran parte de esta macabra función, que parece no terminar, porque anuncia nuevos ríos de sangre, y lo que es peor: Sangre inocente. Pero veamos que dicen Don Quijote y Sancho: -Sancho: Oye mi señor: ¿Cómo es posible tanta maldad? -Don Quijote: ¿Te refieres a la de las “grandes potencias”, o a la sinvergüenzada y descaro del amparo concedido al tal Omar Cruz?, porque si es a este último, todo apunta a que el asesinato de Moisés Sánchez quedará en el olvido como el de Regina Martínez. -Sancho: ¡Ah!, chingao, chingao, chingao.


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