2015-12-08 | 09:15:27

EN EL sentido amplio de la palabra, la “segunda vuelta” consiste en que, para llegar al puesto de elección que corresponda, es necesario que el candidato ganador obtenga más de la mitad de los votos emitidos a fin de que adquiera la suficiente legitimidad que le permita gobernabilidad y aceptación social, algo que no ocurre en México, donde un Presidente de la República gana con una tercera parte de los sufragios, ya no digamos de la lista nominal sino de los expresados en las urnas, y lo mismo ocurre en las gubernaturas. PARTIENDO DE lo anterior, la escasez de votos alcanzados por el abanderado “triunfador” engendra gobernantes débiles –que se hacen fuertes a base de represión o engaños-, y rechazados por un gran sector de población que no se identifica con ellos, y mucho menos los acepta, lo que provoca enfrentamientos, persecuciones y encarcelamientos y, peor aún, asesinatos de periodistas y luchadores sociales dispuestos a denunciar la verdad en torno a las artimañas que se ejercen a intramuros del poder. LOS EJEMPLOS son contundentes. En la elección para Gobernador en el 2010, la diferencia entre Javier Duarte de Ochoa –que se erigió ganador- y Miguel Ángel Yunes –que cargó con la derrota- fue de tan solo 79 mil 472 sufragios, y alguien diría: suficientes para alzarse con la victoria. PERO LAS cosas son distintas: el movimiento “Viva Veracruz” (que coaligó al PAN y al PANAL –de Elba Esther Gordillo-, y abanderó a Yunes Linares) logró 1 millón 277 mil 151 votos. “Veracruz para Adelante” (integrado por PRI, PVEM y PRV) logró el triunfo con 1 millón 356 mil 623 sufragios, mientras que “Para Cambiar Veracruz” (integrado en alianza entre PRD, PT y Convergencia) logró 401 mil 839 sufragios. EL TOTAL de votos emitidos para Gobernador fueron 3 millones 216 mil 714, pero la lista nominal estaba integrada por 5 millones 508 mil 170 ciudadanos, lo que indica que no votaron 2 millones 291 mil 456 personas mayores de 18 años y con credencial para votar. EN ESE sentido, del total de votantes, esto es, ciudadanos que sí participaron en la elección: 3 millones 216 mil 714, por Duarte de Ochoa votó tan solo el 42.41 por ciento; por Miguel Ángel Yunes lo hizo el 39.73 por ciento y, por Dante Alfonso Delgado Rannauro sufragó el 13.05 por ciento, lo que demuestra que ninguno alcanzó el 50 por ciento más uno de la votación total, y ya no digamos de la lista nominal. DE EXISTIR la “Segunda Vuelta” en México, la elección de Gobernador en 2010 habría sido invalidada, y los candidatos que quedaron en primero y segundo lugar habrían sido convocados a otra elección, lo que hubiese sido incierto para los resultados, pues los votos de la oposición quedarían a la libre decisión de quienes ya no votarían por el abanderado que lo hicieron, sino por quienes encabezaron los resultados. SI LOS resultados, para declarar la legitimidad de un gobernante, se dieran
a partir de la lista nominal, esto es, de 5 millones 508 mil 170 ciudadanos que la integran, los resultados serían más tristes, ya que por Javier Duarte habría votado tan solo el 24.56 por ciento del total, siendo rechazado por el 75.44 de los enlistados, algo que resulta ridículo y no le daría la suficiente fuerza para gobernar, aunque para fortuna de él, sólo se toma en cuenta el total de votantes, y ni así pudo alcanzar el 50 por ciento más uno. POR MIGUEL Ángel Yunes habría sufragado el 23.19 por ciento y por Dante Alfonso Delgado Rannauro el 7.29 por ciento. En suma, los tres candidatos habrían sido declarados no ganadores, y tanto Javier Duarte como Miguel Ángel Yunes se habrían sometido a otra elección en la que estarían en juego los votos que fueron entregados a Dante, suficientes para definir a un nuevo triunfador. TAL VEZ por ello, el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones se pronuncia en contra de la “Segunda Vuelta”, mientras que el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello dice no estar convencido de que el sistema de votaciones deba refundarse al cabo de cada proceso, por lo que las fuerzas políticas deben tomar en cuenta las consecuencias técnicas y operativas que costaría tener en México un sistema de doble vuelta comicial. EL DEBATE para aprobar la realización de una doble vuelta electoral, como lo ha solicitado el Partido Acción Nacional (que lo puso como condición para apoyar una reforma en la materia), “debe darse en el órgano legislativo”, dice el presidente del INE, ya que “implica una transformación muy importante, radical. Y tiene una serie de consecuencias, incluso técnicas y operativas”, que incluyen la impresión de boletas, distribución del material y el tiempo suficiente para llevarla a cabo. SIN DUDA, una pregunta que tendría que plantearse para aprobar esa reforma es, si enfrentamos hoy día un problema de legitimidad de quien es electo en las urnas, ya que la historia ha permitido demostrar que no se puede gobernar cuando se gana con apenas el 40 por ciento de los votos emitidos, y menos del 25 por ciento de la lista nominal, pues el rechazo hacia el gobernante electo así, será siempre manifiesto, sobre todo si lejos de servir a la sociedad viene a servirse de esta. EN CASI todos los países de Centro y Sudamérica está instaurada la segunda vuelta que legitima a los gobernantes, e incluso, en algunos de Europa, como Francia, sin embargo, falta México, en donde la democracia es parte del discurso, pero no de la realidad ante el miedo que partidos como el PRI le tienen al rencor social, sabedores de que muchos de los votos emitidos en la primera elección son producto de la compra, coacción o canje de beneficios a dirigentes venales y corporativos. Así las cosas.
OPINA carjesus30@hotmail.com