2016-02-02 | 21:19:26

La democracia no es perfecta, y desde siempre se han marcado sus fallas. Y desde la antigüedad la lucha por el poder ha sido un accionar constante de guerra y de de acciones siniestras para quienes de un lado o de otro pretender alcanzar la dominación mediante lo que ofrece tener el control de los elementos que conllevan al estar en el primer nivel de lo que ha significado para propios y extraños el poder público.

En la actualidad la actividad política en el mundo, se encuentra pasando por su peor momento en donde impunidad y corrupción son dos elementos clave en lo que los políticos se mueven y la gente critica.

Desde las grandes potencias empecinadas en mantener el control de todo lo que signifique subyugar a los países débiles mediante las acciones de presión y de boicot a que se puedan mover con tranquilidad y normalidad, pero desde siempre los poderes fácticos son los que mueven guerras y mercados para mantener la gente con hambre y problemas de salud pública a fin de que se propaguen además delincuencia y represión que van de la mano.

Durante todo este tiempo, los países no han podido superar los regímenes de los dueños del dinero que gobiernan al mundo y ponen las reglas del juego para que los pobres no puedan superar la explotación laboral y todo lo signifique impedir su bienestar.

En la actividad política se exacerban los ánimos y se dan las confrontaciones y conflictos que pueden llegar a acciones insospechadas en el afán de llegar al poder público.

En México el nivel de desprestigio de los partidos políticos es alarmante y se dan situaciones de promoción a candidatos de dudosa procedencia que acceden al poder para servir a causas especificas de grupo y no del bien común o el bien público que se ha dejado de lado.

Los políticos en este país se han convertido en una casta peligrosa y muy privilegiada que amasan fortunas incalculables y siguen queriendo, más y más ampliar las posesiones para lograr riquezas que son altamente desproporcionadas.

Los retos a una reforma política y reforma del estado, ahora da la posibilidad a que los candidatos independientes accedan al poder pública con el voto de la sociedad civil.

En Veracruz la situación no deja de ser muy particular. Se trata de dos candidatos de la misma familia, cada uno luchando para los partidos que los abanderan y en una gran guerra sucia que llega a niveles alarmantes.

Los tiempos electorales en una época de crisis económica, también arroja un nuevo escenario en donde desde las presiones partidistas la gente empobrecida aun, no percibe en algunos casos los beneficios que conllevan a mitigar hambre y necesidades de primer orden.

Los partidos políticos empiezan en la entidad veracruzana a vivir un esquema especial de lucha por el poder público y en los días por venir se espera que aumente el nivel de confrontación.

En el caso especial de la elección de gobernador, el candidato del PRI, Héctor Yunes Landa, se ha mantenido por varios años arriba en las preferencias electorales y esto le ha dado cierta seguridad al proyecto de ejercer un mandato de dos años que ofrezca oportunidades y desarrollo sin excepción para todos los veracruzanos.

Por lo pronto, la gente pide civilidad y una confrontación política de altura para que se dejen de lado los temas personales y de la guerra sucia.

Además de que se dé un pleno respecto para los electores que esperaran en la observación minuciosa decidir su voto. Porque son los indecisos los que frente a un voto duro, representan la ecuación de un triunfo electoral. Así las cosas.