viernes, 03 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
2016-02-04 | 10:52:35
‘¡Jesús, Jesús, que se vaya el diablo y venga Cruz!’


Dulciflor le preguntó a Rosibel: “¿Qué tal tu nuevo novio?”. Respondió ella: “Es todo un caballero. No bebe, no fuma, no se desvela jugando póquer con amigos. Su conversación es agradable y divertida. Tiene conmigo detalles encantadores. Pero lo que más me gusta de él es su formalidad: lleva 10 años casado con la misma esposa”...

Babalucas le pidió al farmacéutico algo para combatir a los ratones, pues había uno en su casa. El de la farmacia le dio una cajita y le dijo: “Simplemente póngale al ratón estos polvos en el agujero”. “Qué fácil ¿verdad? -se enojó Babalucas-. ¿Y usted va a ir a detenerme al ratón?”...

El caballo del lechero charlaba con otro caballo. Quiso saber éste: “¿Cómo te va con tu patrón?”. “Muy mal -suspiró aquél-. Me hace ir 12 horas diarias por calles empinadas. A veces en todo el día no me da ni siquiera agua”. “¡Desgraciado! -profirió el otro-. ¡Miéntale la madre al maldito lechero!”. “¿Estás loco? -exclamó el caballo del lechero-. Si se entera de que puedo hablar, a más de tirar del carro carro voy a tener que ir gritando: ‘¡La leche! ¡Llegó la leche!’”...

Arturo Camacho, quien fue mi agradable y eficientísimo anfitrión en un reciente viaje que hice a la Ciudad de México, me dijo de un sabroso dicho que se dice en su solar nativo, Juchitepec, Estado de México.

Si alguien te importuna hasta el punto de hartarte la paciencia le dices: “Ya párale, o te va a suceder lo que a la difunta Gume”. Preguntará el otro, intrigado: “¿Qué le sucedió a la difunta Gume?”. “¡Pos se murió, pendejo!” -le contestarás. Respuesta lapidaria que no admite réplica.

Dando un gran salto de Juchitepec a Iowa yo pienso que de ninguna manera están muertas las aspiraciones de Trump a la candidatura por los republicanos. Ciertamente su derrota frente a Ted Cruz le debe haber calado más que una calilla, sobre todo tomando en cuenta que daba por segura su victoria.

En efecto, Iowa es un estado conservador, de mayoría blanca y protestante. Muchos de sus electores han recibido bien los planteamientos del arrogante hombre del tupé. Si perdió ahí es dable suponer que con margen mayor será vencido en otros estados donde hay presencia significativa de hispanos y afroamericanos.

Nadie piense, sin embargo, que el tropiezo de Trump es definitivo. En ese estólido individuo han encarnado los peores prejuicios que un político de los Estados Unidos puede alimentar.

Sus discursos apelan a lo más bajo de la naturaleza humana; su pedestre campaña predica la discriminación racial y el odio. Por eso mismo tiene muchos seguidores. La nominación de Donald Trump como candidato sería una amenaza, y su elección como presidente una tragedia.

Ninguna de esas dos posibilidades se debe descartar. Tupé no sólo quiere decir copete: significa también cinismo, atrevimiento, desparpajo. Todo eso tiene Trump. Creo que se enredará en su propia lengua, y que eso al final lo hará caer.

Sin embargo en tratándose de la nominación republicana no dejo de recitar, si bien invirtiendo sus términos, una oración antigua: “¡Jesús, Jesús, que se vaya el diablo y venga Cruz!”....

Un pobre tipo sufrió una gran decepción amorosa en París. A fin de olvidar su pena se inscribió en la Legión Extranjera, y fue enviado a un remoto cuartel en el Sahara. Al mes sintió las naturales urgencias de la carne. Le preguntó a un compañero qué hacían los demás para aliviarlas.

“Está el camello -le indicó el hombre-, pero hay una larga lista de espera para usarlo”. Cuando le llegó el turno del camello el recién llegado se bajó el zipper del pantalón. Le dijo su compañero: “Tus costumbres sexuales no son de mi incumbencia, pero nosotros usamos el camello para ir al pueblo con las muchachas”...

El paciente del acupunturista lo llamó en la noche y le dijo que le dolía el pecho. Le indicó el hombre: “Póngase un par de alfileres y vaya mañana a mi consultorio”...

Tres señoras embarazadas estaban platicando. Dijo una: “Mi bebé será niño. Seguramente eso se debe a que cuando hicimos el amor mi marido estaba arriba, y yo abajo”. Dijo la segunda: “Mi bebé será niña. Seguramente eso se debe a que cuando hicimos el amor mi marido estaba abajo, y yo arriba”. Exclamó la tercera, consternada: “¡Santo Cielo! ¡Entonces yo voy a tener un perrito!”. (No le entendí). FIN.


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