2016-02-21 | 10:43:10

Primer round. La misa que el papa Francisco ofició en Ciudad Juárez, ahí, junto a la línea fronteriza que divide a nuestro país de Estados Unidos, se entendió como un mensaje.

Así lo habrá entendido Donald Trump, bueno, si es que es capaz de entender algo (“yo creo que no...”, me dijo Salma Hayek hace unas semanas cuando le pregunté si su película El Profeta, basada en el texto de Gibran, podría ser entendida por alguien como él). La imagen ahí está: el Pontífice bendiciendo la línea por la que cruzan miles de inmigrantes cada año, en busca de un mejor futuro.

Y por si no quedó claro, en su vuelo de regreso, Francisco respondió: “Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano (...) Sobre si aconsejaría votar o no votar, no me meto (...) Sólo digo: este hombre no es cristiano...”, esto cuando le preguntaron sobre las declaraciones del aspirante republicano.

Y bueno, Trump, quien a últimas fechas gusta de pasearse con una Biblia en mano, respondió en el tono provocador que siempre lo ha caracterizado, el mismo tono que está a nada de la locura: “El Papa desearía y rezaría por que yo fuera presidente si el Vaticano fuera atacado por el Estado Islámico (...).

Que un líder religioso cuestione la fe de una persona es vergonzoso (...) Estoy orgulloso de ser cristiano y como presidente no toleraré que se debilite y ataque de forma constante a la cristiandad, como sucede ahora, con nuestro actual presidente...”.

Contestándole al Papa, de paso le tocó un raspón a Obama. Y claro, sólo un gigantesco demagogo como Trump podía encontrar (o intentar construir) relación alguna entre el Estado Islámico y la frontera entre México y Estados Unidos.

Segundo round. Así como le valió el complot que cadenas de televisión como Univisión o NBC llevaron a cabo para la transmisión del certamen Miss Universo, el más inmediato evento patrocinado por Trump, ahora se enfrenta no sólo con The New York Times, sino con uno de los accionistas de este diario, uno de los más prestigiados del mundo y que no sólo es mexicano, sino es el cuarto hombre más rico del mundo, Carlos Slim.

“O tenemos una frontera o no lo hacemos. Si no tenemos una frontera, no tenemos un país. Estas personas están llegando a través de un queso suizo, las drogas están llegando. The New York Times nunca habla de las drogas, nunca habla de la delincuencia...”.

Y es que Trump asegura que el diario no es objetivo cuando trata asuntos fronterizos o información en torno a su campaña. Para Trump, el diario está influido (o casi dirigido) por el millonario mexicano.

Tercer round. Hace un par de días, el FBI solicitó a Apple ayuda para acceder al iPhone de uno de los involucrados en el tiroteo de San Bernadino. Tim Cook se negó argumentando que lo que la agencia le pide es que cree un nuevo sistema operativo con una “puerta trasera”, que permita piratear cualquier teléfono.

Actualmente, el sistema de seguridad de estos dispositivos está programado para borrar su contenido después de ingresar en varias ocasiones un código de identificación erróneo. Lo que el FBI pide a Apple es que su sistema operativo permita tantas combinaciones de códigos posibles para dar con el correcto, lo que la compañía supone como un peligro para la seguridad de sus usuarios.

Y claro, Trump no podía quedarse sin emitir su opinión, lo hizo en un acto proselitista en Carolina del Sur: “Apple debe proporcionar seguridad —refiriéndose a los datos— de ese teléfono (...) Lo que yo pienso que deben hacer ustedes es boicotear a Apple hasta que ellos proporcionen ese número de seguridad. Se me acaba de ocurrir. Boicoteen a Apple...”, así su “ocurrencia”.

Lejos de los tintes de locura que muestra Trump en cada declaración que hace, lo peligroso de todas ellas es que parecen encaminadas a nutrir la locura, también, de sus electores.

Porque ha aguantado uno, dos, tres rounds sin que las tendencias se modifiquen demasiado, lo que para nosotros los latinos —y el resto del mundo— significa que el peligro sigue latente. Pero aún no acaban las elecciones primarias y si Trump ganara, sólo podemos esperar una campaña en que ni la inteligencia de Hillary ni el buen corazón de Sanders puedan parar el delirio de este hombre.