2016-02-25 | 21:38:37

La intensidad de la guerra mediática en contra del gobernador Javier Duarte, llegó a lugares insospechados y siempre se ha mantenido estoico ante la guerra provocada por los asuntos electorales en una sucesión estatal muy disputada.

Pero en donde se dispararon las agresiones en su contra producto de factores ajenos y de una condición de absoluta tolerancia por parte del mandatario veracruzano que ha cargado con el peso de muchos casos que no han sido de su competencia.

Las muertes de periodistas a causa de la condición de vulnerabilidad de los comunicadores ante la situación de intolerancia general, los temas financieros agravados como consecuencia del crecimiento de los enormes compromisos económicos a cargo de las finanzas estatales, la ausencia de un gabinete que cuando menos diera la cara como consecuencia de sus obligaciones institucionales, a diferencia de pocos funcionarios como el secretario de gobierno y el fiscal, entre otros que salen a dar la cara a los asuntos públicos.

Lo más fuerte contra Duarte ha sido recibir la guerra mediática por varios años, ante la escasez presupuestal para atender a la prensa nacional y local como en otros años se hizo con los recursos que fluían para ese renglón.

El tema de la UV en donde hasta las marchas del personal obligado desde las autoridades universitarias con la condición dada de que la pena o castigo con sus respectivas consecuencias, sobre todo al personal académico, muchos en desacuerdo por la situación, otros por lógica a favor por tratarse de los recursos económicos que deben fluir para los temas nominales.

A Javier Duarte, no se le complicaron las cosas, sino que se las complicaron desde los foros y escenarios que se operaron mal desde los años pasados en donde no se midieron las consecuencias de dejar pasar a quienes al final, se convertirían en enemigos gratuitos, cuando las alianzas institucionales son para resolver problemas y no para generarlos. Asi las cosas.