domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Rafael Arias
Columna: Sucesión, voluntarismo y discrecionalidad
Sucesión, voluntarismo y discrecionalidad
2016-03-21 | 10:07:44
A menos de 254 días, el adiós
para siempre. A 11 semanas de
elecciones. Más deuda, ejecuciones,
protestas e inconformidad.
Más requerimientos de
devoluciones y comprobaciones.
Crece el clamor ¿Dónde están,
los miles de millones de pesos
desaparecidos?, por “manos
limpias y frente en alto”.
Docena trágica de incalculables
daños. Para bien y más para
mal o peor, quienes gobiernan y
el partido que los postula, apoya
y sostiene (PRI), son los primeros
obligados a asumir sus responsabilidades
y culpabilidades.
Nada de evadir y minimizar
las consecuencias del daño causado;
o del logro alcanzado, si lo
hay. Mucho menos de echarle la
culpa a otros, de ignorar lo que
no se hizo y, sobre todo, de negar
lo mal o bien hecho.
Querían confianza y representación
públicas, ya las tuvieron.
No aprovecharon ni aprovechan
oportunidades; malgastaron
y malgastan, saquearon y
saquean los recursos públicos; y,
debilitaron y debilitan, arruinaron
y arruinan dependencias e
instituciones gubernamentales.
Exigir responsabilidades
debe empezar por designados y
electos, sin excepción.
Identificar y señalar,
evaluar y calificar
No confundir, ni confundirse.
Hay responsables y culpables de
la grave situación que se padece.
Desastroso y funesto no
identificarlos, ni señalarlos. Se
corre el riesgo de que el error de
elección o designación se repita
y empeore; o como casi es costumbre,
se perpetúe en más de
lo mismo y los mismos. Grave
la continuidad de delincuencia
e impunidad gubernamental.
Simple adicción al verdugo.
La vida está llena de problemas.
Decirlo no es nada nuevo,
pero cuando éstos crecen y se
complican, entonces lo que
queda no es vida, acaso sobrevivencia,
impotencia y sacrificio.
Enfrentarlos y resolverlos es
reto y razón de todos los días.
Hacerlo en forma civilizada, en
la concurrencia y respeto de derechos
y libertades de todos, no
es nada fácil ni rápido. Otro tipo
de dificultades, también están
presentes.
Se sabe desde siempre, que la
mejor forma es respetar y fortalecer
el Estado de Derecho.
Imprescindible la convivencia
y solución pacífica de problemas
y conflictos individuales y
sociales, de coincidencias y diferencias
de múltiples aspectos de
la vida cotidiana.
Necesario limitar, cancelar y
alejarse de la barbarie, en todas
sus formas destructivas y nocivas
a la existencia y desarrollo
humano. El comportamiento y
la relación social, no debe orientarse
ni privilegiarse a todo lo
negativo y contraproducente
de lo tribal, primitivo o salvaje,
mucho menos a lo característico
de la gavilla, horda, manada o
gavilla en donde voluntarismo y
discrecionalidad, sobre todo del
jefe en turno, y lo abyecto, servil
y convenenciero del resto, dan
lugar a excesos, abusos, pérdidas
y sacrificios del conjunto y de
quienes con ellos se relacionan
o topan.
No más banda que manda, ni
pandilla juvenil.
Para enfrentar y resolver
problemas hay que cuidar y
fortalecer a las instituciones
públicas y, en particular, a las
gubernamentales. Es urgente
atenderlas.
En Veracruz poco o nada se
ha hecho. Se puede comprobar,
el alarmante grado de deterioro,
debilitamiento, quiebra o destrucción
a las que han llegado algunas,
sobre todo por los excesos
de voluntarismo y discrecionalidad,
acompañados de opacidad,
ineficiencia, uso y abuso de sus
recursos y atribuciones.
La disposición, saqueo y
desaparición de recursos institucionales
es uno de los daños
más frecuentes; la imposición
en los cargos de incondicionales,
serviles, ineficientes, ineptos,
corruptos y hasta delincuentes,
es otra.
Ya ni que decir de la simulación,
opacidad, manipulación y
falta de acceso a la información
oficial, así como de la rara rendición
de cuentas, corrupción
de la cara e inútil fiscalización y
ausencia de evaluación gubernamental.
La involución o destrucción
institucional impide ya atender y
resolver problemas, complicando
aún más la situación.
Rescate y fortalecimiento
Imposible ocultar lo evidente.
Irresponsable ignorar el tamaño
del daño causado y las perspectivas
de que empeore. Sin
instituciones no hay soluciones
verdaderas y duraderas.
La revolución de nuestro
tiempo consiste principalmente,
en apoyar y vigorizar la lucha por
justicia y bienestar social; por
sostener y apoyar la democracia,
fundamental en elección, instalación
y operación de gobiernos
responsables, comprometidos
a garantizar y fortalecer libertades
y derechos humanos;
sobre todo a crear y consolidar,
modernizar y transformar las
instituciones públicas, democratizando
su existencia, uso e
influencia; y, en última y primer
instancia, regresar al origen y
razón de ser, gobernar al gobierno.
L
a democracia representativa
en México no representa lo que
dice representar. No es democrática
ni legitimadora de la
existencia gubernamental. Pero
sobre todo, no está terminada y
mucho menos es perfecta, aunque
se le defina y hasta defienda
como dogma religioso o imperativo
social.
Lejos muy lejos de eficiencia,
representación y operación
aceptables. Si algo está claro
es que exige mucha atención
y permanente dedicación. Esfuerzo
que nunca termina, labor
siempre incompleta que hay que
reanudar.
Al respecto Luis Rubio, cita
a Douglas North, premio Nobel
de economía, quien escribió que,
“se requieren reglas formales
(leyes) pero que éstas son insuficientes:
igual de importantes
son las restricciones informales
(normas de comportamiento,
decencia, códigos de conducta)
y, sobre todo, la efectividad de
los mecanismos que las hacen
cumplir. Cuando el gobierno
es débil, parcial y disfuncional,
su capacidad para cumplir su
parte es mínima en tanto que
la capacidad y la disposición
de la sociedad de hacer la suya
(oprobio público, expulsión de
instituciones privadas, etc.) es
limitada toda vez que no existe
un espíritu comunitario”. (Reforma.
131215)
¿Cuenta Veracruz con las
instituciones adecuadas?
Se debe seguir el juego al clamor
tribal del exagerado culto
y exaltación de inexistentes
liderazgos.
Históricamente demostrado,
que es perjudicial y costoso centrar
las decisiones en una persona
que, por muy capaz, honesta y
decidida que sea, humanamente
no puede hacer todo el trabajo,
ni asumir con eficiencia todas
las responsabilidades.
Probado y comprobado está,
que privilegiar y favorecer el
voluntarismo y la discrecionalidad,
es nefasto, costoso y
contraproducente.
Tan solo la simple y sencilla
razón, de que al cambiar la
persona al mando, todo corre
el peligro de intentarse rehacer
o desaparecer, incluso logros y
avances que es costoso y difícil
lograr.
*AcademicoIIESESUV@
RafaelAriasH
Facebook: Veracruz Hoy
de Rafael Arias Hdez
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