domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Juegos de Poder
¿Inmecannabis?
2016-04-12 | 09:14:08
Desde hace muchos años estoy a favor de la legalización y regulación de las drogas comenzando por la mariguana. Nada puede ser peor que la actual prohibición que no ha logrado bajar el consumo y las adicciones. Tenemos que probar nuevas políticas públicas para alcanzar este objetivo. Por eso me gusta mucho la iniciativa del senador Roberto Gil para legalizar y regular la cannabis en México, salvo un punto en el que tengo dudas.
Comienzo con los muchos elementos que sí me gustan de la propuesta de ley. Primero, que permitiría el cultivo doméstico de hasta seis plantas para consumo recreativo que, supongo para no herir susceptibilidades, la han llamado “uso personal” en la ley.
Segundo, que abriría la posibilidad de establecer una especie de clubes cannábicos que tan bien funcionan en otros países como España. Estos serían una especie de cooperativas de producción que le proveerían yerba a sus socios con ciertos estándares de calidad. Además, informarían de sus efectos negativos y estarían obligados a detectar posibles casos de consumos problemáticos. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en España, aquí no habría locales de los clubes para consumir productos cannábicos. Esto, según Gil, para “evitar la estigmatización de consumidores, garantizar su intimidad y evitar la inducción a otras formas más severas y dañinas de consumo”.
Tercero, me gusta que la nueva ley descriminalizaría por completo el consumo de la mariguana. Si alguien abusara de la droga, estaría sujeto a sanciones administrativas (multas, trabajo comunitario y arresto por 36 horas), tal y como sucede hoy en día con otra droga legal más dañina que la mariguana: el alcohol.
En cuarto lugar, se legalizaría la cannabis para usos médicos y terapéuticos. Además, se permitiría la investigación científica con esta droga y la importación de artículos cannábicos para curar enfermedades o aliviar dolores.
Como puede observarse, son muchos los elementos que me gustan de esta iniciativa. Lo que me causa dudas es, en palabras del senador Gil, el “mercado regulado no competitivo, que excluye la participación de la iniciativa privada y que hace del Estado el único comprador de la producción y el único vendedor de los productos. La iniciativa propone, en consecuencia, que el Estado regule las características del bien, la cantidad producida e intercambiada y el precio, con el propósito de disminuir los incentivos a recurrir al mercado negro y disuadir, por la vía de la oferta, el consumo, tal y como funciona en Canadá para el caso del alcohol. Un instituto funcionará como el órgano regulador del mercado desde la producción hasta la venta o suministro. Una entidad paraestatal, como comprador de toda la producción de los campesinos y proveedor único para los distintos usos permitidos en la ley”.
Concuerdo con la necesidad de un instituto estatal regulador. En esto no puede haber duda: aquí se trata de legalizar y regular. Lo que me mete ruido es una paraestatal que sea monopsonio de la mariguana en México. La idea me recuerda al Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), empresa del Estado que, en épocas de Echeverría, llegó a comprar y acaparar más de dos terceras partes del grano nacional. Esto provocó grandes ineficiencias en la producción, pérdida de calidad del café mexicano (muchos lotes, sobre todo de pequeños productores, eran malos) y sonados casos de corrupción. Fueron tantos los problemas del Inmecafé, que el gobierno de Salinas lo liquidó comprobando que el Estado mexicano es un muy mal administrador de empresas monopsónicas de productos agrícolas donde hay muchos intereses y clientelas políticas de por medio.
Si se crea una especie Instituto Mexicano del Cannabis (¿Inmecannabis?), correríamos el riesgo de que, en un par de décadas, la producción y calidad de la mariguana mexicana se desplomaran, existiera colusión con grupos del crimen organizado y casos de corrupción, para no hablar de altos costos administrativos y el típico pasivo laboral que generan las instituciones gubernamentales. En una de esas, con el Inmecannabis, hasta acabaríamos importando mariguana por la ineficacia del monopsonio estatal. Chistes aparte, reitero que la iniciativa de Gil me parece muy buena. Atiende la nueva realidad legal del país por la sentencia de la Suprema Corte por el caso SMART. Es una propuesta positiva incluso aunque acabemos con un Inmecannabis ya que es mejor que el monopsonio de la mariguana lo tenga el Estado y no el crimen organizado.



Twitter: @leozuckermann
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