sábado, 04 de mayo del 2024
 
Por Rafael Arias
Columna: Mutatismutandis
Mutatismutandis
2016-04-13 | 09:28:15
Veracruz más cerca de Perú, y no por el glorioso
pasado prehispánico, sino por el degradante e
ineficiente presente político-gubernamental.
La ventaja, por el momento, la llevan los sureños,
familiares y seguidores de Fujimori quien llegó
al gobierno apoyado por el voto, para terminar
encarcelado, por su delictivo desempeño oficial.
Juzgado y condenado, entre otros delitos, por
abuso de autoridad, corrupción y desapariciones
forzosas, Ahora, a través de su hija y representantes
de confianza, puede volver al control del gobierno.
Por acá en la Aldea, la desventaja frente a los
peruanos es notoria y la impunidad inocultable.
No hay responsables, ni culpables; mucho menos
procesados y sentenciados.
Versión oficial de “todo va bien”. Ante aumento
de pobreza, hambre e inseguridad; ante injusto
crecimiento de la deuda pública, la cuestionada
administración oficial y el deterioro o quiebra de
instituciones.
Lo grave es que no pasa nada, aunque el daño
crece de tamaño, pues se desaparecen miles de
millones de pesos; reconocidos y en el aire, miles
de aviadores; se debe a casi todo el aparato gubernamental,
pues no se les paga a dependencias,
como la Universidad Veracruzana; y las supuestas
obras públicas e inversiones no se encuentran ni
para remedio.
Incluso, destaca como singular ejemplo, el caso
de costosa obra, cuyo retraso y lentitud es ya un
escándalo: el conocido Hospital pediátrico que,
cuando se termine, equipe y ponga a funcionar, va
a tener que cambiársele de nombre, al de Hospital
geriátrico.
Por lo pronto, las circunstancias unen a peruanos
y veracruzanos, innumerables actos y actividades de
su respectivo circo electoral, abierto en ambos casos,
para el entretenimiento y enajenación y, desde
luego, para el control del aparato gubernamental.
Pero, en un caso, el de Perú, con segunda vuelta
y exgobernante en la cárcel; y en el de Veracruz, con
“mano envuelta” de minoría mayor para intocables
y reciclables, que garanticen más de lo mismo. La
continuidad de la impunidad.
87 años de lo mismo
Centrándose en el caso veracruzano, de muchas
formas se advierte el riesgo de fragmentación
y proliferación en minorías, por lo regular convenencieras,
acomodaticias y dispuestas a todo
para sobrevivir; y también dispuestas a permitir
la operación de la delincuencia electoral y a beneficiarse
de ella.
Por lo pronto, cuatro aspectos sobresalen al
respecto.
Urge segunda vuelta y también revocación
de mandato; así como, verdadera y puntual rendición
de cuentas (incluso de partidos políticos
y organizaciones sociales, como sindicatos), y la
imprescindible evaluación social, de toda actividad
gubernamental.
En otras palabras: segunda vuelta o verdadera
democracia; revocación o despido anticipado; rendición
de informes para fiscalización; y evaluación
social para legitimación oficial.
Por lo demás, los costosos procesos electorales
están llenos de irregularidades, simulaciones y
perversiones.
Inocultable presencia y acción de la delincuencia
electoral, sobre todo la gubernamental que usa y
abusa de recursos públicos, personal, instalaciones
y equipo oficial, así como atribuciones de las
instituciones.
Malo y peor están sucediendo a Veracruz. Conveniente
y oportuno señalarlo, pero para actuar de
inmediato en consecuencia, para que la reflexión no
se quede sin la imprescindible acción, para convertir
el decir en el hacer.
Es inaceptable saber de los problemas, de su
magnitud y duración, de daños y pérdidas, de
efectos presentes y futuros. Señalarlos, identificarlos
y hasta discutirlos, para llegar a lo mismo,
a no hacer nada y cada vez, con mayor frecuencia,
pasar de la indiferencia al pretexto y justificación,
al encubrimiento y complicidad. “Ahí se va”. “Así
es y así se hace”. “…que lo hagan otros, es para los
que vienen…”
Preciso empezar por enfrentarlos y atenderlos.
Resolverlos en su origen y causa, para que no se
conviertan en parte del botín y la oferta política,
de la pervertida administración gubernamental
y de la abusada o mangoneada esperanza social.
No enfrentar y resolver problemas es grave y
condenable, porque lo que se hace es permitir y alentar
que aumenten, se compliquen e intensifiquen;
además, reprobable apropiarse oportunistamente
de ellos al politizarlos, institucionalizarlos y hasta
legalizarlos. Es peor, porque a desatención y falta
de solución se suma simulación, burocratización
y politización de su presencia y multiplicación.
Veracruzanos de aquí, de allá y de todas partes.
Pobres, hambrientos, inseguros, marginados, limitados,
sacrificados, manipulados, condicionados,
son campo de extensos negocios de clientelismo
oficial y partidista, de pobreza, hambre, sed, inseguridad,
discapacidad y necesidad que agobian,
sufren y hasta heredan millones y millones de seres
humanos.
Pero como los nulos, pésimos o poco favorables
resultados de políticas y programas gubernamentales,
provocan o incrementan inconformidad y
malestar social; como son notorios daños, pérdidas
retrocesos y sacrificios de los veracruzanos; y sobre
todo, como es evidente y comprobable el grado de
ineficiencia y delincuencia alcanzado, entonces
las acciones obligadas, las actividades urgentes e
imprescindibles que todo ciudadano y organización
social responsable debe realizar, son denunciar y
exigir enfrentar y combatir a la delincuencia en el
gobierno. Claro que no es fácil deslindarse y enfrentar
el problema, es costumbre mejor convertirse
en redentor y salvador futuro. Dedicarse solo a
prometer y ofrecer propuestas, para que el olvido
y la impunidad tengan su oportunidad.
Pocos candidatos se atreven a incluir en su
campaña acciones de congruencia, que son, que
marcan la diferencia. La mayoría en la comodidad
del rollo del desarrollo.
Imprescindible insistir. La justicia no está sujeta
a veda, incluso la delincuencia electoral debe combatirse
y erradicarse antes, durante y después de
elecciones. Al no hacerlo, se convierte en costumbre
de impunidad.
Por otro lado. La revocación es urgente; y la
segunda vuelta, en muchas partes, está probada,
Conveniente legitimar y respaldar un gobierno
democrático; o revocarlo, concluirlo y cambiarlo
si es perjudicial. No aguantar años, hasta su conclusión
y más daños.
Pero en México hasta la fecha no ha sido posible
democratizar más, por intereses y costumbres
prevalecientes. Indispensable avanzar en justicia
y democracia.
¿Qué obstáculos hay que vencer?
¿Soportar, padecer y hasta premiar a gobernantes
malos, peores y delincuentes?
Perú en su Cuzco. Veracruz en su “Machu...”
*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.
Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez


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