lunes, 06 de mayo del 2024
 
Por Aurelio Contreras Moreno
Columna: Rúbrica
Rúbrica
2016-04-13 | 09:28:48
En el Veracruz de hoy, transitar por
varias zonas del territorio estatal se
ha convertido en un enorme riesgo
para quienes tienen la necesidad de
trasladarse de un lado a otro.
Pero si esos traslados, además,
implican indagar el paradero de
desaparecidos, cuyos familiares
buscan por su cuenta ante la omisión
criminal de las autoridades de
los diferentes órdenes de gobierno,
el periplo se convierte en un peligro
de muerte real.
Este martes, la agrupación denominada
Brigada Nacional de Búsqueda
de Personas Desaparecidas
acudió a la zona centro del estado
de Veracruz para auxiliar a familiares
de personas desaparecidas en
esa región, que en los últimos años
vive una verdadera tragedia por la
operación de las bandas del crimen
organizado, que lo mismo trafican
drogas que secuestran gente de la
que no se vuelve a saber nada.
Junto con los familiares de los
desaparecidos, un grupo de periodistas,
entre quienes estaban
Eirinet Gómez, Flavia Morales,
Gabriela Rasgado, Yadira Paredes,
Sergio Hernández y Miguel Ángel
León Carmona, entre algunos
otros, acompañaron al grupo en la
búsqueda de indicios, de rastros de
dónde pudieron haber quedado sus
familiares, en una franja territorial
comprendida entre los municipios
veracruzanos de Amatlán de los Reyes
y Omealca, zona controlada por
bandas delincuenciales desde hace
años, donde no hay ley ni autoridad
que valga, pues ésta se desentendió
de su responsabilidad hace tiempo.
Lo que encuentran a su paso por
veredas y cañadas, es terrorífico:
ropa ensangrentada, rasgada, con
signos de violencia, con el inconfundible
olor a la muerte que ronda.
Como la de otras regiones del
país, la de Veracruz es una tierra que
en los últimos años se ha llenado
de cementerios clandestinos, de
campos de exterminio de personas,
que lo mismo son enterradas en desolados
parajes, que prácticamente
desintegradas para evitar que su
rastro lleve a dar con los responsables
de un horror indecible del que
nadie quiere tomar nota.
Y como saben que los familiares
están cerca de donde se cometieron
los crímenes, los delincuentes
intimidan, se dejan sentir. A fin de
cuentas, saben que no hay autoridad,
ni municipal, ni estatal ni
federal, que los proteja. Están solos.
“Recibimos una llamada avisando
que al punto que vamos es
un lugar caliente, un tiradero de
cadáveres. Aparentemente la gente
mala ya se está movilizando. Vamos
a ir, pero que quede bien claro que
responsabilizamos al gobierno de
lo que nos pase”, afirma Mario Vergara,
líder de la Primera Brigada
Nacional de desaparecidos, tal cual
lo consigna en su reportaje Miguel
Ángel León Carmona.
¿Cuándo permitimos los veracruzanos
llegar a esta situación?
¿Cuándo le entregamos nuestra
tranquilidad a los criminales?
¿Cuándo se apoderaron de las calles,
de los campos, de los ríos?
Está de más reclamar al actual
gobierno estatal que haga algo, que
asuma su responsabilidad. Pero lo
peor es que el gobierno federal tampoco
hace su parte, se desentiende.
Es una papa caliente que no quiere
tomar en sus manos.
Es éste, y no otro, el verdadero
legado que quedará de los últimos
doce años. El del horror indescriptible.
Email: aureliocontreras@
gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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