2016-04-19 | 21:34:11

No todo en la vida se puede lograr, y más aun cuando hay quienes nunca pensaron en pretender llegar a la gubernatura del estado de Veracruz y no prepararse para ello.

Pareciera que la justicia divina hace lo propio y en cada momento en que avanzan las campañas políticas, la inercia para el candidato de la alianza PAN-PRD, se convierte muy negativa para sus fines de lograr la gubernatura.

Se trata de las notas periodísticas que le descubren sus negocios supuestamente millonarios, logrados al amparo del poder y evocando que la riqueza no se puede ocultar.

Ataques, que dice son parte de la guerra sucia, pero él hizo y hace lo mismo. Y recibe parte de lo que sembró a lo largo de todos estos años.

Se puede tener todo el dinero del mundo, pero como muchos otros políticos, nunca poder llegar a ser gobernador de su estado como Veracruz, como ha sido su anhelo siempre.

Como un designio divino, cada vez más se aleja su oportunidad de la gubernatura, y con desesperación culpa a Javier Duarte de su mala suerte, olvidando aquel detalle del mandatario estatal, que apoyó a su hijo en el norte de la entidad, cuando pudo verse en peligro. Después vinieron los agradecimientos y luego la guerra en contra de quien tendió la mano como parte de su forma natural de ser.

Los golpes mediáticos fortuitos, parecieran mandados a hacer, como si se tratara de guerra sucia, pero los datos a su supuesto enriquecimiento han sido protagonizados por medios periodísticos de gran credibilidad y de acciones de investigación por parte de especialistas que los avalan ética y credibilidad.

Primero los Papeles de Panamá en el arranque de su campaña política de gobernador y luego desde Univisión una grabación de una plática telefónica a una supuesta compra millonaria de un edificio en Nueva York, que va a dar una “rentita” de más de 83 mil dólares mensuales.

Los datos contundentes o no, verdaderos o no, son parte del trabajo periodístico de profesionales que han salido a la luz pública en momentos cruciales para sus fines políticos de tratar de llegar al poder estatal, pero es algo que se le aleja cada vez más, como si se tratara de una fuerza contraria a sus propósitos personales de seguir acumulando poder político y poder económico.

Para situarse en el pedestal de la ética, la rectitud y la honestidad, primero no solo basta aparentarlo, sino también demostrarlo.

En el sistema político mexicano, se puede perdonar todo, pero menos ir en contra del origen. Así cuando combatió y persiguió a Ignacio Morales lechuga en 1998, cuando siendo se desempeñó como un poderoso secretario general de gobierno en la entidad, atajó al notario y político de Poza Rica, que consolidó una alianza partidista opositora en clara oportunidad de llegar al gobierno del estado y las acciones de represión con el uso de la fuerza público en su contra pusieron en peligro su vida, la de su esposa y hasta la de muchos de sus amigos que recibieron los embates de una feroz persecución de todo el peso del sistema del gobierno estatal y federal en los tiempos chirinistas.

Las persecuciones en contra de periodistas, líderes sociales y políticos, a través de la represión en diversos formatos, fueron continuas hasta con las clásicas auditorias de hacienda para afectar y amedrentar a los empresarios de la comunicación, notarios públicos y a todo a quien se le diera trato de enemigo.

Hoy a más de quince años de esos tiempos aciagos y del paso de varias generaciones, son muchos los que no olvidan agravios, ofensas y la cárcel que sufrieron quienes fueron víctimas y perseguidos políticos, por quien hoy pretende acceder al poder estatal, pero por la vía del voto.

Será hasta el cinco de junio cuando se despeje la duda de a quien le da la razón de justicia y de acceder por la vía democrática al gobierno estatal, cuando se pronuncie el voto de los veracruzanos, si es cierto en una elección muy disputada y parejera, aunque de principio nunca se va a aceptar el resultado a pesar de que ya en otras ocasiones han disfrutado de los triunfos electorales por la vía familiar en estos lares.

El PAN y el PRD han conformado una alianza para llegar al gobierno estatal de Veracruz, pero a costa de la militancia y de un desprestigio ganado a pulso por eso van a contracorriente en una misión casi imposible. Así las cosas.