2016-04-25 | 21:54:21

El debate del pasado domingo entre los candidatos que buscan la minigubernatura de Veracruz organizado por el OPLE debiera llevar un nombre diferente, ya que lo único que se trató era una cerrada competencia por saber quién de los candidatos sabía mayores cosas negativas y delictivas en contra del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Pareciera que era uno de los aspirantes que había que derrotar en esta contienda.

No hubo nadie que lo defendiera, siquiera alguien que dijera que si se lava los dientes o que trae boleados los zapatos. Para alguien que no fuera de Veracruz se quedaría intrigado sobre la crudeza y lo amargo de los comentarios. No hubo tema de los que estaban programados que no figurara el gobernante veracruzano de manera desfavorable.

Lo justo y equitativo es que invitaran a Duarte de Ochoa para que al final del debate le dieran cuando menos varias horas para responder toda la larga lista de graves y significativas acusaciones que fue objeto.

De paso tundieron al exgobernador Fidel Herrera Beltrán, los problemas que afronta el cuenqueño hubieran sido muy diferentes si no hubiera dejado al sucesor que designó. Son políticos diferentes, la palabra, el actuar, los compromisos y la manera de ser de Herrera Beltrán, hasta se le recuerda bien en algunos sectores fuera de las habituales mentiras tendría una buena calificación, su repudio se concentra en su herencia política.

Para los que escucharon y vieron el debate se comprende el problemón de Héctor Yunes Landa para sacar avante los comicios. Está en chino quitarles a los electores que se trata de otro PRI, que se trata de un político opuesto al corrupto quehacer de los funcionarios del partido tricolor.

También hay gentes decentes y con sólidos principios, que el propio Yunes Landa puede probar a lo largo de su carrera política como cruzar el pantano.

Héctor se dio el lujo de invitar a que visiten su casa el jueves próximo y que permita su primo Miguel Ángel los invite a conocer su millonaria residencia. Todo depende de lo que den para brindar si solo hay galletas y agua de limón o bocadillos gourmet y una botella de las reservas del Valle de Napa.

En esto de dar a conocer en donde viven los candidatos, el aspirante de Morena, Cuitláhuac García, se hace a un lado. Solo tiene dos camionetas y una ya se la robaron. Además, ya les advirtió a los que quieran trabajar con él que el sueldo máximo será de 34 mil pesos y les tiene que alcanzar para pagar la renta, colegiaturas, luz, teléfonos, gas, comidas, libros, transportes, alimentos y ropa. El cine y saliditas a restaurantes quedan en el olvido.

Del gabinete de Duarte dijeron que esos salarios es lo que gana cada uno de sus guaruras al igual que cada chofer de la esposa, amante y el propio.

Los priistas se dan por muertos si los invita Cuitláhuac.