2016-05-15 | 21:37:44

Se llegó a la recta final de las campañas para gobernador del estado de Veracruz, en donde los tres candidatos que encabezan las encuestas sobre intención del voto y el resto de aspirantes no pierden esa esperanza, es cuando se llega a la etapa del nerviosismo e irritación ante cualquier situación que ellos consideren que les pueda afectar en su relación con los votantes.

Los que están a su lado tienen que soportar las incongruencias más absurdas y en numerosas ocasiones a los candidatos los invade el pesimismo donde las comidas partidistas pierden su sabor, las conversaciones suelen ser aburridas y en las relaciones se desdibuja el verdadero concepto de la amistad.

Los asistentes de Héctor Yunes, Cuitláhuac García, Juan Bueno Torio, y el Pipo Vázquez tendrán que soportar los cambiantes estados de ánimo. En el caso de los auxiliares de esta clase política la torpe irritación de Miguel Ángel Yunes no les extraña porque es permanente y con Armando Méndez de la Luz no hay problema es la persona equilibrada de siempre.

Para los que trabajan al lado de estos políticos que buscan la minigubernatura dan gracias de que este a punto de terminar la campaña. Que bueno que cada vez son más cortas pero más difíciles.

Para los que trabajan en los medios el final es siempre esperado y por lo regular no se equivocan quien será el triunfador, la experiencia de varias campañas les permiten conocer a los perdedores de siempre.

Las clasificaciones de los políticos no son numerosas, desde que nacen unos para ganar y otros para fracasar.

El sello del perdedor es indeleble en su quehacer político.

Lamentable el deterioro moral en el manejo de las campañas políticas de este año, donde se mezclan en la oratoria las ofensas y el odio. Las palabras ofenden más que las acciones. No se entiende el porque mezclar la familia de los candidatos en las diatribas de campaña.

La participación de la iglesia católica en estas elecciones estatales son evidentes. La prestigiada escritora Guadalupe Loaeza pone de relieve el desprestigio de los jerarcas católicos en la entidad veracruzana. Su intromisión contamina el quehacer político.

Resulta increíble que en pleno siglo XXI que la religión se entrometa en un estado laico como es México.

No le interesa a Duarte perder la elección

Es la versión generalizada que circula en las esferas políticas, que al gobernador Javier Duarte no le interesa que gane o pierda la elección el candidato de su partido Héctor Yunes Landa, lo que le importa es tener mayoría en el congreso local, que es la que autorizaría las cuestionadas cuentas públicas de su administración e influir en la nominación de gobernante en caso de que sea anulado el proceso electoral.

El dinero que tenia planeado para invertir en este proceso electoral estará destinado a los legisladores priístas y son precisamente los que él seleccionó de los partidos que componen la alianza.