viernes, 17 de mayo del 2024
 
Por Rodolfo Mora Forsbach
Columna: El ruiseñor negro
El ruiseñor negro
2016-05-21 | 10:46:31
Recuerdo mi niñez horrible lo que respecta a la escuela y hermosa en lo que toca a las piñatas, chida los viernes en casa sin las espantosas tareas jugar futbol toda la tarde o alguna fiesta y el domingo el día más grotesco donde tocaba ir a la aburrida misa, a comer con la family, la asquerosa tarea y al día siguiente peor que preguardia, volver al tenebroso Instituto Rougier, donde lo mejor de ese insulso día era ver el show de Mickey y Donald o el mágico mundo de colores con la cancioncita pedorra de Disney, otro no menos malo, Siempre en Domingo con el mamonazo de Raúl Velasco y un sinfín de artistas la mayoría hechos a huevo por él o patrocinados por algún naco de la política o similar como el negro Durazo y ya no les cuento si había la OTI donde no faltaba el difunto Pirulí que siempre competía y nunca pasaba de 1ra fase. Había unos que valían la pena como Parchís que estuvo de moda, tanto que en una de las ocasiones en la escuela me tocó bailar “La canción de Parchís” ser la ficha azul junto con Javier Duarte que la hizo de la dado blanco, de hecho, ensayábamos en su casa del Virginia, otra que bailamos fue el Tico-Tico con sombreros de Palma, eran otros tiempos, hubo artistas que serían para siempre como José José, Camilo Sesto, Diego Verdaguer, El Puma que quedarían para la posteridad del Karaoke y el más grande de todos Raphael que desde que lo escuché me fascinó al igual que a mí amada abuela, ahí en el comedor me encerraba a bailar, Parchís, Enrique y
Ana, Cri-Cri, John Travolta ó Cepillín con esos LP de vinilo donde bien ubico mi favorito, era de esos pequeños que había que ponerle un adaptador que era como una cajita rectangular o uno redondito pá que pudiera andar, “Como yo te amo” la ponía y la volvía a poner, la cantaba y la actuaba. En los 10 años que viví en España por una o por otra no pude verlo, pero ahora después de 42 años se me hizo realidad, he dejado más de un boleto de primera fila de Mark Anthony, Alejandro Fernández, Juan Gabriel, pero esto es otro level, es lo máximo, siempre dije que el único concierto y artista que quisiera ver era a él, el mejor, único e irrepetible ruiseñor de Linares, Jaén, Raphael, espero estar el 9 de septiembre en Madrid en el Barclaycard Center. El pasado domingo tuve la fortuna de ir al Auditorio Nacional, un concierto como no he sentido otro y miren que he visto de todo, con la orquesta sinfónica normalista de Puebla, el director que lo acompaña en la gira que de entrada me espantó, pensé que era John o Julen Rementería, solo que este fino y se gana el dinero decentemente sin robar. Un espectáculo que desde que empezó nunca mejor dicho válgame la redundancia fue eso, un espectáculo. Con una voz excelsa y ese carisma incomparable, todo de negro como acostumbra, ese histrionismo de arte que solo el posee y que hace vibrar al público de todos los ámbitos de los pies hasta lo más profundo del alma y esa humildad y sencillez que solo los grandes tienen en este mundo lleno de
nacos acomplejados, entre las mejores interpretaciones de esa noche estuvieron Ahora con la que comenzó, Provocación, Yo sigo siendo aquel fue brutal, No puedo arrancarte de mí, si sentimos el concierto como hacer el amor, los dos momentos álgidos que se dice Oh my god fue al cantar En carne viva, toma el vaso, tira la copa y dialoga con alguien metafóricamente al igual al cantar El espejo, rompe el vidrio con una silla y se va llorando y hablando solo, emotivo cuando canta que desde los 14 años nos canta a todos, Gracias a la vida acompañado de guitarra Anadaluz con la que me siento identificado, cuando dice que llegará el día que se marchará con su equipaje es imposible no derramar más de una lágrima y pienso que el día que se vaya que espero sea en décadas será en un escenario, ni en casa y menos en un hospital, actuando señores, dándolo todo, Que tal te va sin mí, Detenedla ya, Maravilloso corazón donde apoteósico pasa a director de orquesta, el orgasmo comienza con Escandalo con rap y toó, ahí ya me paré con mi hermosa esposa a bailar guapachoso, cosa que la mayoría no podía hacer por cuestión de artrosis, Que nadie sepa mí sufrir también a la Andaluza, En carne viva sin palabras, Que sabe nadie me encanta, habla de la gente metiche y chismosa, ahí sale lo más profundo de Raphael donde llora de verdad, solo él sabe lo que pasa por su cabeza, no son lágrimas fantoches fingidas y al final Como yo te amo y Yo soy aquel; que sabe nadie de él, que sabe nadie de nadie, yo solo pinto lo que veo.


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