miércoles, 08 de mayo del 2024
 
Por Jant Segovia
Columna: Las mentiras del poder
Gran barata, por inventario
2016-05-26 | 08:31:39
(Compre ahora, y pague como quiera). Pueblo de México: Les devuelvo la energía eléctrica, que es de la Nación, pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros. Ni un paso atrás, fue la consigna de Don Lázaro Cárdenas del Río, al nacionalizar nuestro petróleo. “Hoy le tocó por fortuna a la energía eléctrica”. Pueblo de México, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la Nación que conformamos. Una cosa obvia es que México requiere de varios años de evolución tecnológica y una eficiencia administrativa para lograr nuestra independencia energética; sería necio afirmar que México no requiere de la capacitación tecnológica en materia eléctrica y petrolera. Pero para ello ningún extranjero necesita convertirse en accionista de las empresas públicas para apoyarnos”. “Solo un traidor entrega su país a los extranjeros: los mexicanos podemos hacer todo mejor que cualquier otro país. Cuando un gobernante extranjero me pregunta si hay posibilidad de entrar al negocio de los energéticos o a la electricidad, le respondo que apenas estamos independizándonos de las invasiones extranjeras que nos vaciaron el país. Pero que en tanto los mexicanos si queremos invertir en el petróleo americano o en su producción de energía eléctrica, por si quieren un socio extranjero. En México la Constitución es muy clara: los recursos energéticos y los yacimientos petroleros son a perpetuidad propiedad única y exclusiva del pueblo mexicano. Les dejo la misión de no permitir que vuelva a caer en manos de extranjeros”. “El resto de las especulaciones al respecto son traición a la patria”. “Industrializar el país no implica una subasta pública de nuestros recursos naturales, ni la entrega indiscriminada del patrimonio de la patria”. Atte: El pueblo de México. (sic) Estas son las palabras sabias y premonitorias del entonces presidente Adolfo López Mateos, en el acto de nacionalización de la Industria Eléctrica, el 27 de septiembre de 1960. Las hemos citado textualmente para los jóvenes, (y los no tanto), como un recordatorio de lo que (pareciera) profetizó López Mateos, cuando a punto de cumplirse 56 años, todo se fue al carajo, entregándoles (nuevamente) todo a los extranjeros, con una salvedad: ¡Ahora estos, vienen con el cuchillo entre los dientes! De nada sirvieron los esfuerzos de Cárdenas, o de López Mateos. Los mismos mercaderes que el Maestro lanzó del Templo, han vuelto por sus fueros, para exterminar lo poco que queda de este México que en las penumbras del terror de la esclavitud, mal vive; mal come, y lo peor. Postergado en un miserable rincón de la Historia, a la que se le niega el acceso, obnubilándole cualquier ansia (por cierto humana) de prosperar, mientras otea en un lejanísimo
horizonte como los ricos se hacen cada vez más ricos, y los pobres, eso, cada vez más pobres, que junto a los que ya eran pobres de solemnidad, ahora conforman un lecho de hambruna, que los anticipa y diluye en la vejación total, de (como dice AMLO) frijoles con gorgojos. Frase que han querido ridiculizar, señalándolo nuevamente como un “peligro para México”, cuando el (los) peligro de México los vemos y escuchamos diariamente tanto en la TV, la radio, o los espacios escritos, (comprados y cooptados por ellos), asegurándonos que la pobreza la están remediando, (así llevan desde Madero) y que la violencia no existe. Son bandas que se disputan las “plazas” entre ellos, olvidándose decirnos que el hambre, la falta de oportunidades, y este enjambre de asesinatos, “desapariciones”, fosas clandestinas, y un larguísimo etcétera, son gracias a ellos, y sus demenciales gobiernos, mismos que usan para su propio beneficio, y las pandillas facciosas que los rodean, que primero los llevan al poder, para después vivir de este, a costa de la sangre y el sufrimiento de un pueblo que ahora sí: ¡Ya no aguanta más! Y ese desencanto se verá reflejado en las urnas, el próximo 5 de junio, cuando vean que sus mentiras dan lástima, y que hasta los “gorgojos” huyeron de los frijoles de mierda, con los que quieren comprar al pueblo, que si se une, hará que la “tortilla”, solita se les volteé. Habrá quien diga que siempre nos referimos al hambre, y la falta de oportunidades. ¿Pero se imaginan si la tendrán presente día con día los que las padecen? También dirán que siempre hablamos de los desaparecidos, asesinados, y las fosas clandestinas, pero: ¿Se han parado a pensar en los millares de familias donde el azote de esta brutalidad los ha marcado para siempre? ¿Será lo mismo la vida para los deudos de Tlatlaya, Ayotzinapa, Tierra Blanca o Papantla, por tan solo poner unos ejemplos? ¿Será igual? ¿O no estaremos ante la apatía de un gobierno-avestruz, al que la UNESCO acaba de comparar con el infierno que se vive en Irak, por la similitud en el número de muertes, con ese país en guerra? Mientras, hay que valorar sobre lo que López Mateos vaticinó, y que hoy por desgracia es una realidad, que nos extirpa cualquier punto de esperanza, ante la cruda realidad de sabernos “dueños de nada”. Tan solo falta que privaticen el agua, (punto en el que ya están bastante avanzados), porque hasta la riqueza de nuestros litorales ya fueron entregadas a los japoneses, chinos, gringos y canadienses, sin olvidar a los europeos que llegan a pescar en la “alberca de su casa”. Este es el México paupérrimo que le vamos a dejar a las futuras generaciones, que (con razón) nos tacharán de faltos de testículos. Pero, escuchemos a Don Quijote y a Sancho: -Sancho: Oye mi señor, que desaguisado traen estos con las empresas “fantasmas”. -Don Quijote: ¡Bah!, ni te preocupes, que nada pasará. Si los asesinatos como el de Regina Martínez siguen en la impunidad, ¡imagínate estas “pequeñeces” ! -Sancho: ¡Ah!, chingaos, chingaos, chingaos.


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