2016-06-20 | 09:25:13

› Los casi eternos
Como se dice en estos casos, el irresistible líder estatal de la CTM y nacional del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera, Enrique Ramos Rodríguez, “se nos fue” cuando le faltaban pocos meses para alcanzar los 84 años de vida. Lo de irresistible es porque se resistía férreamente a dejar ambas dirigencias, no por otra cosa. Desde hace varios lustros el dirigente del sector obrero del PRI, donde se controla a la fuerza laboral y a la fuerza bruta concentrada en los múltiples sindicatos de toda índole, se apoderó del sindicalismo veracruzano. Si fue útil o no a su partido ya lo dirá el presidente nacional Manlio Fabio Beltrones, quien por cierto no fue precisamente útil en las recientes elecciones. Con Enrique Ramos se va uno de los últimos longevos líderes del sindicalismo a la mexicana, cuyo sello parece ser la inmortalidad que no alcanzan pero por la que pelean fieramente. Fidel Velázquez murió en 1997 cuando le faltaban 3 años para llegar al siglo de vida y todos pensaban que sería eterno. Su sucesor Leonardo ‘la Güera’ Rodríguez Alcaine estaba cercano a los 90 cuando dejó este mundo en el 2005. A su relevo Joaquín Gamboa Pascoe nada más le faltaban 6 años para llegar al siglo de vida cuando falleció a inicios del 2016. Un político llegó a preguntarse qué tiene la silla de la CTM nacional, pues quienes la ocupan se vuelven longevos casi hasta la eternidad. Lo que le faltó decir es que cuando llegan a ella no son precisamente unos jovencitos, sino de bisabuelos para arriba y sin la menor intención de dejar este mundo. A nivel estatal Enrique Ramos habría llegado a los 90 abriles si no se le hubiera atravesado la neumonía. Otro longevo líder cetemista, pero a nivel regional, fue Honorio Morales Fernández, a quien le faltaba casi un lustro para acariciar el siglo de existencia cuando dejó el mundo en el año 2008. Por cierto, a su largo tránsito por la vida se suma el haber sido regidor del ayuntamiento de Veracruz varias veces, se dice que cinco, lo que lo habría llevado a romper un récord. ¿Los igualarán otros que ya empiezan a eternizarse en el sindicalismo nacional y local? ¿Carlos Romero Deschamps en Pemex, Joel Ayala en la FSTSE, Víctor Flores Morales en Ferrocarriles? ¿O Pascual Lagunes Ochoa en Tamsa, Manuel Alcántara Bobadilla en la CROM regional, y Antonino Baxzi Mata en Limpia Pública de Veracruz?
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La que no es precisamente una lideresa, pero poco le falta es Nohemí Palominos Galván, en el barrio de La Huaca. Odiada por muchos y seguida por casi ninguno, a la dama de la cabellera blanca las críticas le hacen lo que el viento a Juárez. Ya prácticamente se acabó el sexenio de Javier Duarte y no se le hizo que la llevara a conocer las favelas de Río de Janeiro, pero eso no le preocupa. Ahora se anuncia como promotora del rescate y conservación del otrora barrio bravo y ya anuncia el Festival del Señorío de la Gorda y la Picada, que dice, se realizará del 5 al 10 de agosto, y sin albures, que conste. Dice que el propósito es no dejar morir a la gastronomía veracruzana. Y no morirá, porque con los comelones que son los jarochos no se acabarán y de paso criticó a la comuna porteña por promover el volován que vino de Francia y no a las fritangas que además de tradicionales, suman más personas a la estadística de obesidad y diabetes.