2016-07-11 | 09:06:18

› Extraño silencio
Algunos lectores que aplican la frase ‘dudo, luego existo’ se preguntan por qué mientras en la ciudad de Veracruz arde un pequeño infiernito en el Ayuntamiento y en el Sistema de Agua y Saneamiento, en Boca del Río no se escucha decir ni pío ni nada. ¿Acaso es una ínsula de felicidad o la lideresa Angélica Navarrete tiene alguna tregua con Miguel Ángel Yunes Márquez y el pleito solo es con Ramón Poo? Está bien que no quiera dejarle el pastel a una cuestionada Odebrecht ni a Aguas de Barcelona, pero poco se escucha de lo que ha pasado con el organismo que maneja o manejará el líquido elemento en el dominio azul. Los preguntones quieren saber qué pasará con el manejo del líquido en Boca. ¿Será un organismo municipal, mixto, privado? ¿Cómo se constituye o se constituirá, quiénes lo integran, con qué capital opera u operará? En qué esquema operarán sus finanzas, inversiones, ingresos, egresos, utilidades? El temor es que en la casa de junto entre un Grupo MAS en chiquito, con otra razón social con un brazo menos musculoso y nadie se entere. Es que aunque doña Angélica pelee por todos los trabajadores o ninguno, llama la atención que no toque al sistema de agua en Boca ni en Medellín. Y conste que nadie está afirmando nada, ¿eh?, es simple pregunta. Por cierto, dicen que en el también vecino Medellín de Bravo, que no es tan bravo o como dicen, ya se aprobó la extinción del Sistema de Agua y Saneamiento. La semana pasada hubo una sesión de Cabildo en la que el alcalde Luis Gerardo Pérez Pérez se habría puesto furioso porque no se logró la extinción en un inicio y hasta se canceló la sesión. Pero dicen que con la rapidez del rayo se logró el voto edilicio para sepultar al organismo.

Otra duda que asalta a los preguntones es por qué los panistas de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río ni por accidente critican al priismo a nivel nacional ni al Ejecutivo federal. O es demasiada civilidad política de los azules o como diría un cómico, no es miedo, es precaución, con eso de que el proceso electoral sigue en el aire porque digan lo que digan, el presidencialismo persiste y Peña Nieto mantiene el acendrado priismo de los años 70 y 80. O sea, quienes ya se ven con un cargo en el próximo gobierno estatal podrían quedarse como novias de rancho si desde Los Pinos se decide la todavía abierta elección de Veracruz.

Al que le urge un tratamiento médico es al -por fortuna- saliente diputado local Adolfo Ramírez Arana. Sigue con su cantaleta de que regresen las fotomultas y para ello, como niño de escuela que repite de memoria una lección, sale con las dichosas cifras para justificarse. El problema es que nadie le cree porque todo lo que huela a recaudar dinero del ciudadano de inmediato genera desconfianza. ¿Qué pretende ese muchacho? ¿Que lo consideren para alguna regiduría en las elecciones municipales de 2017? ¿O quizá que lo hagan candidato a diputado federal para el 2018? Con ese historial del absurdo que ha labrado a pulso mejor que se dedique a otra porque lo suyo, lo suyo, no es legislar.

Inicia el proceso para renovar la presidencia nacional del PRI. ¿Y la estatal de Veracruz cuándo? ¿Y la municipal del puerto jarocho? Ya todos quieren que se vaya Raúl Díaz.