2016-07-18 | 09:52:17

Cuando en el año 2000 asumió el PAN la presidencia de la Repúbllica, muchos mexicanos pensaron que se iban a dar cambios en el rumbo del país, que se iba acabar la corrupción, el engaño, la simulación y se iban a iniciar nuevas políticas para fortalecer el “bien común”, ideario del PAN, aminorar la pobreza y acabar con el corporativismo que era una de las premisas para el sostenimiento del régimen priísta.

Nada de esto sucedió. Los principales cargos en el manejo de las finanzas públicas los tuvieron connotados priistas, hubo los primeros intentos de entregar los recursos energéticos al mercado internacional; se acentuó la corrupción en el manejo de los recursos públicos y se despilfarraron miles de millones de dólares en la época dorada del alto precio del petróleo; se mantuvieron y realzaron los rasgos más antidemocráticos y nefastos de la política social, los que tienen que ver con el manejo y control electoral de los sectores más pobres del País.

Ahí donde el PRI utilizaba los programas sociales en su beneficio llegó el PAN y dijo “quítate tú para ponerme yo”.

Desde el PRONASOL de Salinas de Gortari, pasando por el PROGRESA, el OPORTUNIDADES y el PROSPERA, un objetivo básico de esta política ha sido la construcción de una base social electoral que estando en manos de los gobiernos en turno, permite la manipulación y el ofrecimiento de dádivas adicionales en época electoral, ya sea para elecciones locales o federales. El antiguo corporativismo sindical y campesino se sustituyó por un armado nuevo, el de los programas sociales, bajo el control directo del Estado.

El PAN, a partir del año 2000, en Veracruz como en todo el país, aprovechó, y cada vez con mayor eficiencia, la herencia priísta para hacerse de este tipo de base electoral. Conformando una nueva generación de operadores sociales, generalmente mujeres en el ámbito rural, apadrinando liderazgos locales o cooptando las lealtades otrora priísta, fortaleció enclaves en distintos municipios, que se mantuvieron, pese al cambio de poder en 2012, porque siguieron en el control de gobiernos municipales afines o porque muchos operadores sociales no han cambiado sustancialmente y lo mismo operan para el PAN que para el PRI.

En las elecciones pasadas este rango de operadores recibió una orientación final. Ante el empuje de MORENA y la alta posibilidad de que ganara la gubernatura, la operación electoral giró en el último momento hacia la alianza PAN-PRD, ahí donde no se había dado con anticipación, o bien, simplemente el gobierno federal descobijó (no envió recursos) a los operadores priístas.

Por eso el resultado electoral favoreció al PAN. Y por ello la presencia electoral de este partido se presenta sobre todo en municipios con altos niveles de marginación.

Abundando en los datos presentados en la anterior entrega, esta columna encontró lo siguiente: el nivel de analfabetismo en los municipios ganados por el PAN abarca en promedio al 18% de la población y en el caso del PRI al 19%. El promedio estatal es del 11.5%. En los municipios ganados por MORENA este promedio es del 9.4%.

Por otro lado, la población de 15 años o más que no ha concluido ni siquiera la primaria representa en todo el estado el 29%. De nueva cuenta, los municipios ganados por MORENA en promedio están por debajo del estatal, pues este porcentaje es del 25%. En cambio, en donde triunfa el PAN y el PRI este promedio es del 40.9% y 41.2%, respectivamente.

Con relación a los niveles de ingreso resalta la misma tendencia. De por sí Veracruz es un estado con altos niveles de pobreza, en promedio 51% de la población sobrevive con menos de 2 salarios mínimos mensuales. Pues bien, en los municipios en que gana MORENA, la coalición panista y la priísta, en ese orden, los datos duros son: 47%, 68% y 70%. MORENA triunfa donde la pobreza no es tan aguda.

MORENA tiene dos retos: aumentar sustancialmente su votación donde ya tiene presencia y desarrollar una estrategia mejor para enfrentar la manipulación del voto por el control corporativo de los programas sociales. Los lectores tienen la palabra.


marco.a.medinaperez@gmail.com