2016-07-22 | 09:42:59

› ¿Quién gana?

El famoso impuesto del 3 por ciento a la nómina y su uso para pagar deuda pública sigue causando confrontación. Por una parte está el legítimo derecho a la transparencia y a que el ingreso por ese gravamen se utilice con el fin para el cual se creó, que es la infraestructura. Por otra, la confrontación entre el gobierno saliente y el entrante, y los ocho millones de veracruzanos quedan en medio. La propuesta de exentar de multas a los empresarios que se abstengan de pagar ese impuesto en los meses que le quedan al gobierno de Javier Duarte suena atractiva pero en nada les beneficia, porque a partir del 1 de diciembre se les cobrará y tendrán que pagar todo lo acumulado, aunque supuestamente será sin multas ni recargos. O sea, tarde o temprano los empresarios terminarán pagando. Su consuelo pírrico será que no se lo dieron a Duarte. ¿Y eso qué? ¿En qué les habrá beneficiado?

Ayer la Legislatura aprobó por mayoría justamente lo que quería Javier Duarte: que lo captado por el 3 por ciento a la nómina se destine a pagar deuda, para lo cual se crearán dos fideicomisos. De inmediato vino ya no la propuesta sino la reacción. El gobernador electo se dijo dispuesto incluso a desaparecer el gravamen objeto de la disputa a muerte con tal de que el saliente no se salga, pero con la suya. ¿Y en qué beneficiaría a los veracruzanos desaparecer el impuesto? Dejaría de ingresar ese dinero y de todos modos no habría recursos para ejecutar obras. ¿Se fastidiaría a Duarte o a los veracruzanos, incluidos los empresarios arrastrados en ese campo de batalla? Si lo que se quiere es castigar a alguien o a algunos, que no sea a la ciudadanía veracruzana, que en su mayoría es ajena a conflictos económicos pero politizados.

El que anda pregonando por toda esta zona que ya tiene la bendición del senador de la república, Pepe Yunes Zorrilla y del ex candidato a la gubernatura, el también senador Héctor Yunes Landa, para buscar otra vez la alcaldía de Medellín de Bravo es Marcos Isleño Andrade. Según ya se “amarró” con ambos para lo que pudiera venir, tomando en cuenta que ambos Yunes traerán el juego del altiplano ahora que el PRI deje de ser gobierno a partir del 1 de diciembre. Lo que no les comentó el ex edil es que a diferencia del año 2010, ahora trae denuncias abiertas por “desaparecer” combustible, que datan de cuando fue presidente municipal y no aplicó una donación que Petróleos Mexicanos le hizo y posteriormente fue requerido. Por esa razón fue denunciado en el 2014 por su sucesor Omar Cruz Reyes por los delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de un deber legal y otros.

El que no quita el dedo del renglón e insiste en aprovechar su cargo para buscar un nuevo puesto político es el regidor del ayuntamiento de Veracruz, Pablo Zurita García... En el reciente proceso electoral quiso ser candidato a diputado local por alguno de los dos distritos de Veracruz pero no se le hizo. Ahora el ferrocarrilero ya piensa en el 2017, pero si vuelve a irse por la libre, sin el apoyo de su pariente poderoso, volverá a quedarse chiflando en la loma. Moraleja, ser disciplinado.