2016-08-01 | 21:34:59

Los dimes y diretes, de la guerra política desatada en Veracruz, son acciones sin precedente alguna en la vida nacional.

Desde el propio CEN del PRI, se han dejado llevar al juego de las ofensas y las amenazas de partidos opositores y caer en ese juego.

La partidocracia se pretende dirigir la agenda del gobierno federal y hasta la del presidente Enrique Peña Nieto, quien es y ha sido promotor del dialogo y la concertación de acuerdos, y no lo quieren entender en su talla de estadista, por los constantes ataques mediáticos auspiciados de la oposición intransigente.

Llega el momento en que hay poner orden a las fuerzas opositoras al régimen que buscan hacer ruido y debilitar la gobernabilidad, así como a quienes buscan a base de bloqueos y violación de la ley ejercer el poder a la fuerza.

Las acciones derivadas de la elección de gobernador en Veracruz del pasado 5 de junio, han servido para que siga una guerra sucia en donde la intimidación, las amenazas y la confrontación son parte del discurso del Partido Acción Nacional, hacia las instituciones estatales, hacia los diputados y diversos sectores de la población en general.

Ahora, el gobernador Javier Duarte, responde con acciones concretas a su contraparte de donde han provenido insultos y todo tipo de acusaciones, sin sustento legal.

Duarte, acude al principio rector de la ley para denunciar posibles hechos constitutivos de delitos.

Esto se convierte en un campo de batalla, hasta en tanto no se dé la decisión final desde los tribunales del veredicto a un resultado aun de la elección, sin conocerse este dramático cierre clásico de telenovela.

Por lo pronto, las interacciones son totalmente mediáticas en redes sociales, principalmente, aunque los sectores productivos se mueven en su cotidiana actividad laboral, sobre todo en pleno periodo vacacional de verano, sin hacer caso a estos temas.

Tal parece, que hasta en tanto no se conozca el real resultado de la elección de gobernador, la calma no se dará hasta esperar que las aguas se calmen o se vuelvan más turbulentas.

Se trata de una batalla sin cuartel y ahora le tocó al gobernador Javier Duarte, salir a dar respuesta a todos los señalamientos que le han imputado desde las fuerzas opositoras del PAN y en terrenos mediáticos.

Al gobernador Duarte, no le encontraron ningún tipo de intromisión en las campañas políticas al mantenerse respetuoso del proceso electoral, y eso es importante para la democracia. Y las criticas le llovieron hasta del candidato de su partido, sin ninguna razón.

La población quiere vivir en paz y en tranquilidad con la visión de seguir con decisión y firmeza en sus actividades productivas y laborales por un lado, por el otro llegó el final de las campañas políticas y hay quienes pretenden seguir montados en la misma como una estrategia.

El final es incierto y nadie sabe en qué van a terminar todos estos supuestos conflictos que nada más se ventilan de forma mediática, lo que significa es que hay quienes no esconden el interés de seguir haciendo ruido, cuando lo mejor sería esperar a que se cumplan los tiempos y los plazos.

Son situaciones y condiciones inéditas de la política en este país, en donde se han dejado pasar muchas cosas desde los partidos opositores que tienen mucha cola y nadie se las ha querido pisar.

Ahora lo que sigue, es esperar hasta en tanto se dirima la elección veracruzana de gobernador en los tribunales, en donde quedo demostrada la incapacidad del Organo Público Electoral (OPLE), para contabilizar los votos al acusar de inexperiencia, ñpero por lo menos, no se otra cosa.

El fantasma de la anulación de la elección de gobernador de Veracruz, aun sigue latente, hay que esperar. Así las cosas.